Protestas en el exilio educativo

La educación es tan cara en Chile que sale más barato abandonar el país y estudiar en Argentina. Alrededor de 5.000 jóvenes chilenos sufren un exilio educativo en el país vecino y, por tanto, secundan en la distancia las protestas estudiantiles mantenidas al otro lado de los Andes durante el último trimestre a favor, entre otros objetivos, de una formación gratuita, aunque las reivindicaciones ya se extendieron al conjunto de la sociedad con una huelga general de 48 horas contra del sistema económico y el Gobierno presidido por el conservador Sebastián Piñera.

En paralelo a las masivas manifestaciones celebradas en Santiago de Chile y resto de ciudades transandinas durante la segunda jornada de huelga general, centenares de estudiantes chilenos se concentraron este jueves en el centro porteño con el apoyo de diversas organizaciones sociales argentinas como la Federación Universitaria de Buenos Aires y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Al grito de “va a caer, va a caer la educación de Pinochet” o “cómo es la huevada que acá estudiamos gratis y en Chile hay que pagar” y tras una pancarta con el lema “Estudiantes chilenos exiliados contra la educación de mercado”, la protesta arrancó a los pies del Obelisco, interrumpió parcialmente el tráfico de la avenida 9 de julio y culminó ante el Consulado General de Chile, muy cerca de la plaza de Mayo.

“Acá me gastó unos 1.500 pesos al mes (250 euros) y allá tendría que pagar el doble”, relató, megáfono en mano, Daniela Poblete, 30 años y estudiante de Dirección Escénica en el Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA). Más allá de la “motivación financiera”, la revuelta estudiantil aspira, según recordó el manifiesto final, a una “educación pública, laica y gratuita al servicio de los intereses del pueblo chileno para construir una sociedad más justa e igualitaria”, unos objetivos tan compartidos por la mayoría de sus compatriotas que ya hundieron la inicial popularidad cosechada por el primer gabinete electo de derechas tras la dictadura de Augusto Pinochet gracias al sentimiento de unidad nacional surgido contra los daños del terremoto y a favor del rescate de los mineros.

“Somos exiliados y cualquier exilio evidencia los conflictos de una sociedad en decadencia”, argumenta Alfredo Urra, licenciado en Filosofía de 28 años y estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Por ello, Urra considera que las protestas ya superaron el ámbito estudiantil para propugnar un “cambio del modelo neoliberal en toda Latinoamérica con la idea de que el pueblo decida las cosas”, en sintonía también con el objetivo de las revueltas de la primavera árabe o las movilizaciones ciudadanas del 15M en España.

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