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El “anclaje” constitucional del REF

Contenedores de mercancía apilados en un puerto

José A. Alemán

Hace un par de semanas arremetí contra la utilidad de la protección constitucional del REF. No era mi intención negarla, pero se esfumaron las líneas en que explicaba mi desconfianza no en la Constitución sino en quienes la aplican y lo mismo se sirven de ella para un fregado que para un barrido. Misterios de la brujería cibernética. Quería expresar, en definitiva, mi convencimiento de que el Gobierno respetará la garantía constitucional para lo que va quedando del régimen histórico canario. Si repasamos los cumplimientos/incumplimientos de Madrid con Canarias en una escala del 0 al 10, el 0 marcaría las circunstancias que obligan al Gobierno central a pedir agua por señas y hacer las concesiones que sean a cambio de los apoyos parlamentarios que necesite para salir del apuro, que ya luego se verá. A partir de ese punto 0, el ascenso paulatino indicaría mejoras en sus posiciones de poder; hasta el 10 que representa la mayoría absoluta que hace a los aliados innecesarios o por lo menos prescindibles.

Quería, en fin, destacar que ya estamos saturados de compromisos del Gobierno español con las islas, bien sea para salir del paso en una comparecencia en los medios informativos, bien para conseguir los votos parlamentarios que necesita, como ocurre ahora mismo de cara a los Presupuestos Generales del Estado con el solitario voto de Ana Oramas. Si no se ve obligado el Gobierno a una nueva prórroga y acaba todo en unas elecciones más que anticipadas, apresuradas. No estaba yo muy pendiente de lo que Rajoy decía por la tele el otro día, en Uruguay, creo, pero para mi gusto dejó caer, muy en tópica clave gallega, como quien no quiere la cosa, la posibilidad de convocarlas dando a entender que volvería a ganarlas. Cosa que no dudo ante la penosa oposición a la que se enfrenta. Por ejemplo, la última gracieta del cada vez menos creíble Pablo Iglesias y su propuesta de moción de censura a Rajoy, una pirueta que PSOE y Ciudadanos se apresuraron a rechazar como si fuera algo serio con el recordatorio socialista de que gracias a Iglesias sigue Rajoy de presidente. La cantinela de la impotencia.

Volvamos a lo nuestro. No hace falta insistir en que periódicamente, según les vaya, los partidos estatales buscan el apoyo de los nacionalistas canarios, especialmente de CC ya decantada por el PP en el actual trecho de su camino hacia la nada. De momento mantiene el voto de Ana Oramas a favor del proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Lo que no evitará a las islas seguir en la cola. Hay quienes dicen que sólo nos permiten mantener la famosa hora de menos por joder, con perdón.

Pero no carguemos todas las culpas a Madrid. Después de todo, allí hacen lo que interesa a la metrópoli y no van a señalarnos lo que más nos conviene. Allá están del lado de los intereses centralistas y definir los de las islas corresponde a la parte canaria, que para eso elige unas autoridades, unos diputados y los correspondientes senadores. A los que poco apremian sus electores de modo que no se sienten obligados a batirse el cobre y si alguien les cae arriba para que se muevan, lo acusan de populismo y a otra cosa; lo que sea para ocultar que carecen de un modelo político, económico y administrativo, en ocasiones de un mínimo conocimiento de lo que se traen entre manos aunque eso sí, se muestran eficaces en el abuso partitocrático de impedir prosperar a movimientos que puedan ponerles los puntos sobre las íes.

Me explico. El “nacionalerismo” canario ya lo definió en su día Xavier Arzallus, ex presidente del PNV. Se discutía no recuerdo qué iniciativa del Gobierno en el Congreso y al preguntársele al líder vasco qué opinaba de la posición de CC, respondió despreciativamente que “a esos se les contenta con cuatro cuartos para carreteras”.

Y no iba desencaminado. Por esa época tuvo lugar el Congreso de CC que proclamó la necesidad de que el Gobierno canario esté siempre a bien (sometido o al menos complaciente) con quien gobierne en Madrid para conseguir dinero. Todo era cuestión de vestir al mono para presentarlo en Canarias como un éxito sin precedentes. El mismo vestido una y otra vez confiando en la desmemoria de la gente. Como quien tiene un disfraz que ponerse cada año en el Entierro de la Sardina. Tan asumida tiene CC esta subordinación que todavía hoy siguen criticando a Paulino Rivero por ponerse flamenco con Madrid; los mismos que elogian a Clavijo que otra cosa no, pero obediente sí que es. No conviene llevarle la contraria a Madrid, es la consigna nacionalera; la que defienden, cómo no, los representantes empresariales, los mismos que ya con demasiada frecuencia han dejado traslucir su falta de solidaridad con la sociedad canaria. La descanarización del empresariado es evidente, al menos en lo que trasciende de las actitudes y planteamientos de sus representaciones patronales.

En ese marco, la sensación de que el REF está en la cuerda floja y que acabará por caer es fuerte. Hace ya mucho tiempo se borró de la memoria isleña la virtualidad permanente de las circunstancias y condiciones que dieron origen, hace más de 600 años, a los “derechos históricos canarios”; lo que acaba de recordarnos el jurista Norberto Moreno en un reciente libro. Moreno señala las sentencias del Tribunal Constitucional que avalan el “blindaje constitucional” de los regímenes fiscales vasco y navarro, mientras da a entender el mismo Tribunal, en su sentencia 62/2003, que el REF canario puede llegar a desaparecer cuando el nivel de riqueza de las islas alcance a los otros territorios. Señala Moreno, en fin, que al Constitucional le resulta irrelevante el reconocimiento en el Estatuto de Autonomía (artículo 46.2) de que la motivación del REF es “paliar las características estructurales (de Canarias) que dificultan su desarrollo”.

Una frase que, de tanto usarla, se ha convertido en tópico desgajado de la realidad que, paradójicamente, describe al aludir a las “características estructurales” que muy bien pudieran ser la lejanía, la fragmentación del territorio, la escasez o falta de recursos naturales, como el agua o los energéticos, si bien, en este último caso, resulta muy significativo de que estando las islas espléndidamente dotadas para el aprovechamiento de la energía eólica y solar, no la hayan defendido sus políticos con uñas y dientes y encima fueran las trapisondas de un político grancanario, Soria sin ir más lejos, quien más perjudicó su desarrollo.

Sin embargo, lo que el Tribunal Constitucional pone de manifiesto no es su ignorancia del archipiélago, la que se le supone, sino la ausencia de una explicación suficiente de Canarias por parte de sus representantes. Una explicación política que incluya el acopio de los antecedentes fijados por los historiadores canarios a los que mucho hemos de agradecerles.

De las causas posibles de esta situación les entretendré con la más política, por así decir. O sea, con el hecho de que la democracia española haya derivado, por no decir “degenerado”, hacia una partitocracia. Recuerdo que durante la Transición, cuando el movimiento vecinal, ya visible bajo Franco, comenzó a extenderse por Las Palmas, ciudad, se puso muy de moda el eslogan de “Sin el partido, nada; con el partido, todo”. Solían decirlo comunistas y socialistas aunque los primeros eran más “tolerantes” con los líderes vecinales (los de su cuerda, se entiende) mientras los socialistas batallaban lo suyo para acabar con las asociaciones por las bravas y la UCD creaba las suyas en abierta competencia con las ya existentes; para liberarlas de extremismos, decían y se quedaban tan frescos. De una o de otra manera, todos buscaban los votos vecinales y no eran pocos los que aspiraban a iniciar en alguna de estas asociaciones la “carrera” que lo mantuviera de fijo en las listas electorales. La profesionalización política en su peor acepción al hacerla compatible con la más perfecta de las ignorancias. Conozco gente que inició su especialidad de 19 o 20 años y a la que veo ahora de señor mayor sin que haya realizado en su vida más tarea que la de partido. Más o menos, la cosa fue así y en la medida en que se organizaban los partidos, se profesionalizaban sus dirigentes y demás se fue desdibujando el asociacionismo que ha alcanzado incluso a las organizaciones sindicales que ya no son lo que fueron. Por otras razones añadidas, desde luego.

Sin duda, son muchas las causas que influyeron en este proceso. Y no creo que fueran gratuitas. Obedecen a una lógica de cambio social, de época, con resultados que no siempre queridos y que de una u otra manera se manifiestan, de acuerdo con las características de cada lugar. En España las movilizaciones que de forma directa o indirecta propiciaron la aparición de Podemos o de Ciudadanos, las que han medio liquidado el bipartidismo… a base de convertirse en partidos. O lo que está ocurriendo en Francia, por ejemplo, donde zonas obreras se han virado a favor de Marine Le Pen contra la misma derecha o centro derecha que pretendieron combatir cuando el voto mayoritario lo daban a la izquierda. Algo está pasando y aunque hasta las islas llegó el suspiro de alivio ante la victoria de Macron en la primera vuelta, que hace previsible su triunfo en la segunda, también percibimos que no se descarta del todo el triunfo de Le Pen. A lo que parece, que Macron tendrá que movilizar a amplios sectores del electorado para ganar: todo indica que no le bastará con el llamamiento a su favor de los candidatos descabalgados en la primera vuelta, que quieren cerrarle el paso como sea al Frente Nacional, que va a más.

De vuelta en las islas una vez sentado que el problema no es sólo que Madrid no cumpla bien con las islas sino que el Tribunal Constitucional, que debería salvaguardar los referidos derechos históricos, tampoco los tiene claro. Por si fuera poco del lado canario no hay un conocimiento suficiente para mover a la sociedad civil ni ganas que tienen de movilizarla para no tener problemas con sus correspondientes cúpulas. Más allá, claro, de las presiones pongamos de los empresarios para que les rebajen algún impuestillo y les permitan el abuso manifiesto de dejarles llevarse fuera los dineros de la reserva para inversiones, la RIC famosa que no pertenece al REF ni es un derecho histórico.

En el conjunto de tiras y aflojas que cabe suponer en lo que llevo esbozado, juega la partitocracia. De entrada, no está bien visto por los dirigentes nacionales que les vayan de aquí con conduermas. Eso lo sabe CC que para permanecer en el machito, pacta con el partido de turno en el Gobierno. Necesita, eso sí, alguna concesión o promesa que vender en las islas aunque ya ni por esas consigue ganar unas elecciones. Ni lo necesita pues gracias a la ley electoral, CC sigue impávida presidiendo el Gobierno a pesar de ser el tercer partido en número de votos. Dirán que exagero, pero lo cierto es que CC lleva veintitantos años presidiendo, bien con el PSOE bien con el PP. Su próximo aliado es el PP como lo fue hasta hace unos meses el PSOE. Aquí también hay listas de esperas.

Así es, si así les parece.

Viva el vino y las mujeres

España tiene, sin duda, un problema de calidad democrática. Al margen de otras consideraciones produce escalofríos saber que, como poco, se atribuye a Ignacio González la volatilización de unos 23 millones de euros que igual parecen poca cosa pero que vienen a ser casi cuatro mil millones de las antiguas pesetas; si no me he equivocado en algún cero (a la derecha, por supuesto) pues a mi incompetencia matemática añado una notable incapacidad para imaginar lo que abulta semejante pastón. Soy de los que sólo han oído hablar de los billetes de 500 euros. A ver si alguien, a lo que voy, echa la raya y diga cuanto dinero se ha esfumado con la corrupción pepera que, por lo visto, son cosa de emprendedores individuales y no el rendimiento de una organización ad hoc con olvido de aquello que suele decirme mi isleño de tierra adentro: -No me dé dinero sino póngame donde lo “haiga”.

Ya a estas alturas de la película, no vale sólo con echar la raya y sumar. La cuestión es si podremos entre todos pagar a plazos asuntejos como las autopistas de peaje, las locuras valencianas, la Ciudad de la Justicia madrileña, los aeropuertos para los nietos, las compras de palacetes, las evasiones de capital, las amnistías fiscales, los rescates bancarios y demás. No sé si alguien habrá calculado lo que se pudo hacer con ese dinero para paliar los efectos de la crisis en la gente de a pie.

Es evidente que nada de eso importa a quienes están en el machito. Ahora sabemos, por ejemplo, que los máximos dirigentes del PP estaban al corriente de lo que había. Lo que no podía ser de otra manera porque a ver quien se cree que se enteraron por los periódicos de lo que ocurría en el despacho de al lado. Aún así, tardó tiempo en convertirse el saqueo en motivo de preocupación para los partidos de la oposición que lo condenaban más que nada en voz baja y no empezaron el tomárselo en serio, aunque no demasiado, hasta que el asunto comenzó a inquietar a la opinión pública por la insistencia de la opinión publicada que tanto detestaba Felipe González. Son muchos los que reprochan a los medios que se ocuparan de tan feos asuntos para vender más periódicos o incrementar audiencias. Y dicen verdad, aunque olviden que justamente para eso, para denunciar estas cosas están los medios informativos en democracia. Lo que no quita que haya unos más honestos que otros.

Pero a lo que iba, que siempre me desvío de lo que pretendía decir en principio. En este caso, quizá fuera por la dificultad para escribir de corrido el terrible nombre de Jeroen (y René y Víctor y Antón) Dijsselbloem que, me cuentan, ya ha provocado algún esguince de lengua entre los presentadores de las telenoticias. El hombre es ministro de Hacienda en Holanda y presidente del Eurogrupo y como saben se la armaron porque reprochó a los políticos del sur europeo que, según él, se gastan el dinero en vino y mujeres y luego van a pedir ayuda a las instituciones europeas. Está visto que, al menos en lo que a España se refiere, los cuartos que sobran después de la juerga van a acumularse en paraísos fiscales o sirven para comprar áticos de lujo, palacetes, obras de arte que poner en el baño donde quedan muy propias y demás ocurrencias del mester de cutrería, entre las que destacan las cacerías que llenan la casa del afortunado de pieles y cabezas de animales y de olor a productos de taxidermia y muchos cuernos. Demasiado para un sujeto mayormente septentrional como Dijsselbloem que no entiende el bullicio y las horteradas del Mediodía hispano.

Los políticos del sur se cabrearon, faltaría más. Como si quisieran saber quien le fue con el cuento. Pero ni plantearse, oye, que semejante incomprensión de Jeroen René etcétera no hace sino poner de manifiesto ciertas contradicciones básicas en la UE que tienen que ver, sin duda, con las diferencias culturales entre los países del norte y los del sur. Diferencias que sí tienen que ver con el calvinismo en que educaron al mentado cuasi impronunciable que se agarró a eso, a su educación calvinista, para excusarse.

Esta educación no es un pretexto. A Calvino suele considerársele, en materia económica, entre los principales inspiradores e impulsores del capitalismo debido a su aceptación de la validez y rectitud de las actividades terrenas y nada más terrenal que ganar dinero. Calvino aceptó incluso el interés, al que Lutero condenó, siempre y cuando no se aplicara a los pobres. Aunque, quizá, se agarrara Dijsselbloem para justificarse a la concepción de la vida ascética que predicara el reformador, la que determinó la frugalidad que conducía, a su vez, al resultado de una acumulación convertida rápidamente en signo visible de virtud. Con esas concepciones, o sea, con esa formación calvinista que alegó en su descargo, no puede menos que asombrarle el contraste entre los estilos de vida del sur y del norte. Dos maneras de entender las cosas difíciles de conciliar en términos económicos, en el norte no se conciben los déficits públicos ni los endeudamientos privados, el ahorro es virtud per se y los dispendios irritante abuso que en el caso de la UE acaban pagando los laboriosos habitantes del norte.

Da la sensación de que la UE no ha tenido en cuenta estas diferencias que, entre otras cosas, dan de qué hablar y qué decir a los grupos ultraderechistas que proliferan por esas latitudes predicando contra los extranjeros que viven tan ricamente a costa de los nacionales. Se apagó el espíritu de los padres fundadores de la organización europea que sin duda le hubieran evitado caer en la ciega órbita neoliberal. Fíjense ustedes si será ciega que Rajoy se ha convertido en el gobernante más envidiado debido a la estabilidad política y dos piedras de que ¿disfruta? Yo no sé qué pasa en Galicia pero a cada rato nos obsequia con un Centinela de Occidente.

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