Han llegado cultivadas
mediante jardinería,
por su farmacología
aún no son apreciadas.
Viven naturalizadas
en cunetas y bancales
de caseríos rurales,
donde brillan los colores
amarillos de sus flores
sobre los tallos anuales.
Jócamo, 15.VIII.2025
Nota: En general son plantas herbáceas que por lo común suelen durar dos años: durante el primero desarrollan una roseta de hojas basales de la cual, al año siguiente, crecen tallos erectos o ascendentes, con hojas esparcidas, rematados por un penacho ralo de flores axilares con cuatro pétalos amarillos, que a veces viran débilmente al naranja. El fruto es una cápsula alargada que se abre por el ápice en cuatro valvas para liberar las semillas.
La onagra común (O. biennis) o hierba de asno (oeno en griego significa burro), como también se le conoce en España, es nativa de Norteamérica desde donde se ha extendido globalmente en jardinería. Además de ornamental, la especie goza de reconocido predicamento en la medicina tradicional, que la emplea para el tratamiento de numerosas afecciones. Especialmente valioso se considera el aceite obtenido de sus semillas, rico en ácidos grasos esenciales, necesarios para la salud y equilibrio metabólico de nuestro organismo. Al aceite de onagra se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y dermatológicas y como tal se ha utilizado para aliviar síntomas premenstruales y menopáusicos; en procesos reumáticos y cutáneos; como tónico capilar y regular los niveles de colesterol en sangre; etc.
En muchos países se han naturalizado y son consideradas especies exóticas invasoras, que escapan de los jardines e invaden márgenes de carreteras y bancales degradados en ambientes rurales. En Canarias, las onagras son todavía poco conocidas y carecen de la popularidad que gozan en otros países o culturas. Para las Islas, además de la comentada, se han citado más recientemente otras dos especies parecidas (O. jamesii y O. glazioviana). En ninguna de ellas el nombre de “yerbavino” debe ser considerado popular o común.