Una llamada puso en guardia a los vecinos y vecinas de Arucas (Gran Canaria) la semana pasada. Era de Adama (nombre ficticio), un joven maliense de 17 años solicitante de asilo que, junto a otros tres menores, ha sido trasladado al centro Canarias 50, situado en la capital de la isla, para evaluar su posible traslado a la Península. Todos ellos llevan haciendo vida en el municipio desde 2021, cuando llegaron al Archipiélago en un cayuco. ''Los han sacado de su casa, de su lugar seguro. Los han separado de sus educadores y de sus compañeros. Su día a día, sus clases… se los han roto“, explica a este periódico Lidia Ruiz, trabajadora social. La suya es una de las tantas familias que se han convertido en este tiempo en la red de apoyo de estos cuatro chicos, conocidos en el pueblo como ''los niños de Arucas''.
Los menores llegaron a Canarias hace cuatro años, cuando empezaron a vivir en el hogar Cardones, gestionado por la Fundación Diagrama. Al llegar a Gran Canaria, todos ellos se apuntaron al equipo de fútbol del pueblo, y aunque no podían participar en los partidos por la falta de documentación, iban a los entrenamientos para compartir con los demás niños del municipio. Fue en las gradas donde conocieron a David Marrero, profesor de matemáticas y uno de los vecinos que se ha movilizado para evitar el traslado a la Península de los jóvenes. El docente pide que, al menos, puedan esperar en su centro de acogida hasta que se les realice la entrevista que determinará su futuro.
''Yo les doy clases de lengua y matemáticas durante la semana, incluso me los he llevado de vacaciones a Fuerteventura. Tienen más vida social aquí que mi propio hijo'', detalla Marrero. Tanto él como Lidia y el entrenador de los chicos han redactado unos escritos en los que se justifica el arraigo de los menores en Canarias. Uno de ellos, Adama, cumplirá en abril los 18 años y está cursando un grado medio de Electricidad y Electrónica. “Ha conseguido integrarse plenamente en la sociedad canaria, encontrando muchísimas familias que lo han acogido y le ofrecen a diario cariño, amistad, ayuda y apoyo”, reza una de estas cartas.
Adama es miembro de una asociación cultural que promueve la cultura canaria e incluso ha sido pregonero de las fiestas de su barrio. “Sería muy negativo y contraproducente a nivel afectivo, emocional, personal y académico que, atendiendo a la situación particular de Adama*, se procediera precisamente en estos momentos a su traslado a otra comunidad autónoma, ''arrancando de esta tierra sus raíces'' y actuando tanto en contra de su desarrollo personal como profesional'', concluye el escrito.
El equipo de fútbol también ha redactado una carta en apoyo a sus jugadores. ''Estos chicos llegaron a nuestro club siendo aún niños'', arranca el texto. '''Durante todo este tiempo, no solo se han formado como deportistas, sino también como personas, compartiendo valores, esfuerzo, compañerismo y una ilusión que ha contagiado a todos quienes formamos parte del Cardones'', continúa.
El club valora que trasladar a los menores fuera de Canarias puede suponer ''un daño irreparable'' no solo para ellos, sino también para sus compañeros y amigos: ''Pedimos sensibilidad, empatía y sentido común a quienes deben decidir sobre su futuro''.
En la carta, el equipo recuerda que la historia de estos cuatro jóvenes es ''la prueba viva'' de que el deporte puede ser una buena herramienta de integración y esperanza. ''Arrancarles ahora de este entorno sería romper con todo ese esfuerzo compartido, con una convivencia ejemplar que demuestra que la verdadera inclusión se construye en comunidad. Son parte de nosotros'', terminan.
Los traslados a Canarias 50
Los vecinos y vecinas de Arucas aseguran que han movido cielo y tierra para que los menores puedan volver al centro. Incluso el hogar en el que vivían, dependiente del Cabildo insular, se ha ofrecido a mantener sus plazas disponibles para que puedan regresar, pero no ha sido posible. ''Había mucha prisa por parte de Gobierno de Canarias por sacarlos de allí. El tema político y sus peleas internas han pasado como una apisonadora por encima de los niños'', critica Lidia Ruiz, que recuerda que niños de otros municipios están pasando por la misma odisea y que algunos han tenido que marcharse a otras regiones sin poder siquiera despedirse de sus amigos.
“El viernes a las cuatro de la tarde me llamó Adama porque no sabían con quién hablar, dónde iban a dormir. Estaban desorientados, angustiadísimos, en una carpa con un montón de gente”, detalla la trabajadora social. Este fin de semana, las familias de Arucas decidieron que los niños pasaran el día con ellos para que pudieran ducharse, descansar y estudiar.
David Marrero insiste en que los jóvenes han tenido que marcharse “casi sin previo aviso, con una mochila y dejando atrás sus cosas”, con el consecuente impacto emocional y también educativo. “¿Cómo va a ir cada uno a su centro escolar? Tampoco tienen un espacio para estudiar”, critican. Este lunes Adama tenía un examen a primera hora y hasta poco tiempo antes no sabía si tenía permiso para salir del centro, aseguran. “Ellos tenían su hábito: me levanto, voy a clase, entreno… Están aquí súper integrados, haciendo una vida súper normal, y ahora han trastornado la vida de estos niños”, apostilla Marrero.
Los traslados de menores refugiados al centro Canarias 50 corresponden al acuerdo alcanzado entre el Estado y el Gobierno autonómico para cumplir con la orden del Supremo. El Alto Tribunal requirió al Ejecutivo central hacerse cargo de los niños solicitantes de asilo atendidos hasta ahora en centros de las islas. El último auto del Supremo data del 23 de octubre y atiende una petición del Ejecutivo regional. En él, da un plazo “improrrogable” de 15 días al Gobierno central para que los menores entren en el sistema nacional de protección.
El recurso Canarias 50, localizado en La Isleta y gestionado por el Ministerio de Migraciones, atendía hasta este verano solo a migrantes adultos. En julio se habilitó un módulo dentro del centro para alojar a menores. Allí, la ONG Engloba realiza valoraciones individualizadas a los menores para que los traslados se hagan ''con plenas garantías''.
Desde la Consejería de Bienestar Social del Gobierno canario, que mantiene la tutela sobre estos menores, subrayan que, ''desde el principio'', Canarias ha pedido al Estado que las entrevistas a los menores se hagan en sus centros sin tener que pasar al Canarias 50. ''Es el Estado quien toma la determinación de hacernos caso o no, y los últimos movimientos han sido todos al Canarias 50'', sostienen, en referencia a las derivaciones de menores refugiados a otras comunidades autónomas.
En esta línea, fuentes del Ministerio de Migraciones aclaran que las entrevistas se hacen en los centros de acogida cuando se trata de menores de 14 años y de niñas, así como también en aquellos casos en los que los menores tienen dudas de seguir o no con su trámite de asilo ante la posibilidad de tener que salir del Archipiélago.
Desde el Ministerio insisten en que es el Gobierno de Canarias quien envía al Estado los nombres de los menores que deben pasar al sistema nacional de protección. Este listado se contrasta con los registros del Ministerio del Interior para garantizar que los datos son correctos y que se trata de menores solicitantes de asilo. Migraciones insiste en que a los menores siempre se les escucha y que se está dando cumplimiento al auto del Supremo.