TOMA DE TIERRA

Por qué la paralización del desahucio de Ingenio es más importante de lo que parece

Desde Derecho al Techo, plataforma que no ha dejado sola a la familia de Moisés, Raquel y sus seis niños desde que tuvieron conocimiento de que pesaba sobre ellos la amenaza de un desahucio después de que Caixabank vendiera al fondo Yellowstone su propiedad con ellos dentro, este martes se mostraban modestos con la victoria lograda: el Juzgado tras tres amenazas de desahucio sobre la familia, da a Visocan el tiempo que necesite para encontrar una alternativa habitacional para las ocho personas en Ingenio. “Otra vez se gana un poquito”, decía uno de los activistas, con esa terrible tradición que pesa sobre ellos de no creerse del todo las buenas noticias. Pero es muy importante analizar esta victoria de la sociedad civil desde el punto de vista, si les parece, un tanto estoico, de que vale el doble teniendo en cuenta de que el poder no tenía ninguna intención de claudicar. Ni el judicial ni el económico si de su propia inercia hubiera dependido.

Que lo legal no es siempre justo, nos lo enseñó la acción directa no violenta de Rosa Parks, negándose a ceder su asiento a una persona blanca como dictaban las leyes de Montgomery. Y es muy difícil operar este cambio en las mentalidades cuando todo juega en contra, incluido en muchos casos, el relato mediático. Por eso, en cierto modo, la tarea del activista es ingrata porque está remando a la contra para salvarte a ti.

Lo que ha hecho al Juzgado número 6 de Telde emitir hoy el auto de paralización del lanzamiento tiene más que ver con la actuación de la defensa de la familia, Isabel Saavedra, que presentó más escritos en ese juzgado que cartas de Hogwarts le llegaron a Harry Potter, con la difusión y visibilización de la plataforma Derecho al Techo y el consiguiente eco mediático de algunos, pero necesarios medios de comunicación, cada día más convencidos de que no se puede ser ecuánime si, de entrada, la balanza está trucada siempre en contra del lado de los mismos, las mayorías sin voz, que como Raquel y Moisés, ahora necesitan tiempo para que el ánima les vuelva al cuerpo, y se recuperen de estos tres intentos del uso de la violencia del Estado sobre su familia.

Quizá hoy no sea un buen día para muchas cosas, quizá nadie tiene que congratularse de vivir en un país donde se ejecutan desahucios sin alternativa habitacional, pero si es un buen día para recordar que es la lucha, entre iguales, contra los privilegios, insistente, irreverente, el único camino.

Para terminar este texto y continuar con todo lo demás, una frase de Antonio Orihuela: “Si los anuncian en la televisión, si conducen a algún sitio, si no ayudan a nadie, si no nos liberan de nada... Esos no pueden ser nuestros sueños”.