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Crispación en la Policía de Mogán con su sargento jefe

La Policía Local de Mogán vuelve a estar revuelta. Y todo a cuenta de los modos de su sargento jefe, el subinspector Eustaquio Ramos. Fuentes consultadas por esta redacción aseguran que los agentes están padeciendo “una serie de tensiones internas que provocan un estado de crispación constante”, ante la organización del trabajo impuesta desde arriba, sin consenso y contra el Acuerdo de Personal Funcionario vigente, “que en nada favorecen las condiciones laborales en las que cualquier empleado debe desarrollar su cometido”.

En el seno del cuerpo armado moganero “se está procediendo a una campaña de limitación y obstaculización a los subordinados en el ejercicio de los derechos que estos tienen reconocidos en el Acuerdo de Funcionarios, así como los medios materiales que el Ayuntamiento de Mogán pone a disposición de los policías para cumplir con el desempeño de las funciones de un cuerpo de seguridad y emergencias como es la Policía Local”.

Según las fuentes consultadas, en la Policía moganera ha cundido “el desánimo y la desmoralización que afecta incluso a la salud de los agentes por el estrés, la ansiedad y otras patologías propias de las presiones a las que están sometidos, al encontrarse a diario un ambiente de trabajo crispado y desmotivado”. Las fuentes achacan esta situación a que “el concejal de Seguridad -el primer teniente de alcalde, Silverio Hernández-, tiene en el jefe actual el mejor aliado para hacer el trabajo sucio que ningún jefe de policía se había prestado hasta el momento con la plantilla de la Policía Local, y encima hace alarde de eso, de su falta de honradez y responsabilidad”.

Los agentes, además, sufren “el bochorno ante los ciudadanos por la mala gestión en las condiciones de trabajo y la falta de previsión y coordinación en los servicios para poder prestarlos de forma satisfactoria”.

La situación se prolonga ya casi un año. Según ha podido saber este periódico, el sargento jefe, Eustaquio Ramos, ha llegado a crear un servicio especial de playas y atestados con una serie de prerrogativas diferentes a las del resto de la plantilla, saltándose los canales legales para la puesta en marcha de este cuerpo, que debe pasar por la Junta de Personal y la Mesa General de Negociación del Ayuntamiento de Mogán.

De la crisis abierta en la Policía Local tiene conocimiento el alcalde del municipio, Francisco González, “e interés en que se resuelva”, aseguran las fuentes, pero tras una reunión con varios representantes sindicales en verano pasado, justo cuando había dimitido por sólo 48 horas el concejal responsable de Seguridad, Silverio Hernández, “Eustaquio Ramos mantiene su postura caprichosa, autoritaria e irrespetuosa con los integrantes de la plantilla, llegando a mantener guardado bajo llave material de trabajo necesario para el día a día”.

Silverio Hernández también tiene conocimiento de los conflictos e irregularidades que se cometen en la Jefatura de Policía Local, “haciendo oídos sordos al problema”, ya que Eustaquio Ramos “sigue aplicando el Acuerdo de Personal Funcionario a su antojo y no respeta los derechos de los policías”. Estos, incluso, “son objeto de desprestigio por parte del jefe debido a la falta de preparación, bagaje profesional y de empatía de Ramos con los problemas de sus subordinados, estando siempre dispuesto a buscar la confrontación y el malestar y creando un clima cada vez más insoportable en el centro de trabajo”.

Las fuentes consultadas aseguran que los policías afectados pretenden que se cumpla la legalidad, se respete el Acuerdo de Personal Funcionario, y que a la hora de crear servicios especiales los elegidos no sean a dedo, sino en función de la capacidad y el mérito de cada aspirante.

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