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Verdades y mentiras sobre las carreteras de Tenerife

Tráfico parado en la TF-5, en un tramo que pasa por el municipio de La Victoria

Juan Manuel Bethencourt

Las Palmas de Gran Canaria —

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Las carreteras de Tenerife están colapsadas. Colapsadas de coches y también de ruido, ruido político, sobre su conveniencia o no. En particular, el epicentro del conflicto hay que situarlo en el área metropolitana de la isla; también las soluciones planteadas para abordar el monumental atasco que invade las vías cada mañana y exalta los ánimos de unos conductores, que son al mismo tiempo víctimas y culpables del caos circulatorio. Sobre las carreteras de Tenerife, su impacto en el suelo y las respuestas posibles se han dicho algunas verdades y muchas mentiras. Vamos a intentar despejar, aunque sea poco, el panorama.

Las carreteras están previstas desde hace tiempo. Verdad. Desde hace mucho tiempo. El Plan Territorial del Sistema Viario del Área Metropolitana de Tenerife fue aprobado sin sobresaltos por el pleno del Cabildo en julio de 2006 (presidencia de Ricardo Melchior), con cuatro ejes de actuación prioritarios: la Vía de Cornisa Santa Cruz-La Laguna, La Vía de Ronda Norte de La Laguna, la Vía Exterior y el desdoblamiento de la TF-5. Ninguna de estas obras ha sido ejecutada, ya fuera por insuficiencia financiera, imposibilidad técnica (es el caso de la Vía de Cornisa), desacuerdo político posterior o simple dilación administrativa. Sea como fuere, parece que el desdoblamiento de la autopista será la única carretera de este diseño global que será finalmente ejecutada, si se cumplen los planes anunciados hace una semana por el Gobierno autonómico. Las otras ni están ni se las espera, lo cual nos lleva a plantearnos la siguiente cuestión: ¿por qué mantener vigente un sistema viario que los actuales gobernantes, e incluso la oposición, consideran ya desfasado?

La Vía Exterior está descartada. Mentira. O, siendo generosos, verdad a medias. Sí, manifestaciones en contra de la misma hay cientos, algunas de ellas votadas con entusiasmo en sede institucional. La última fue el jueves pasado en el pleno del Ayuntamiento de La Laguna, que expresó su rechazo a esta controvertida vía que pretende replicar, aunque con mayor ambición, la solución ya adoptada en la TF-2: una conexión entre las autopistas del Norte y el Sur sin pasar por la entrada a Santa Cruz de Tenerife. El pleno lagunero no votó nada distinto a lo ya expresado en dos ocasiones en 2011 y 2014. Pero no basta con manifestaciones políticas más o menos solemnes. Es necesario que el Cabildo de Tenerife, responsable de la ordenación territorial en la isla y su extensa panoplia de instrumentos (Plan Insular, planes especiales, planes territoriales), se dé por aludido y emprenda la modificación o derogación del Plan Territorial. De no ser así, la Vía Exterior seguirá dibujada en toda herramienta de ordenación del área metropolitana, un hecho que no disgusta a los técnicos de carreteras del Gobierno de Canarias y al propio Cabildo, bastante escépticos ante el ruido político y ciudadano que provoca el debate sobre las carreteras en la isla de Tenerife, donde se discute mucho y no se hace nada, ni para eliminar viarios previstos ni para ejecutarlos. El llorado dirigente ganadero Pedro Molina lo definía de un modo tan gráfico como socarrón: “Son esas carreteras que parece que nadie puso, pero que nadie quita”. La pelota ahora está en el tejado del presidente del Cabildo, Pedro Martín, que debe decidir si promueve dicha modificación del Plan Territorial.

La obra anunciada no es una Circunvalación de La Laguna. Verdad. Santiago Pérez, concejal de Urbanismo de La Laguna y martillo de herejes de Coalición Canaria en materia de asuntos territoriales, se ha apresurado a desmentir esta circunstancia, que en medio de la confusión terminológica ha terminado por hacerse un hueco en los titulares y las manifestaciones de los gobernantes (por ejemplo, de Ángel Víctor Torres). La única Circunvalación de La Laguna digna de tal nombre es la actual Vía de Ronda, a cuyo trazado por cierto Pérez se opuso por fiereza, pero que ha resultado ser una solución bastante eficaz para sacar el tráfico de tránsito del casco de La Laguna. Esta carretera tiene programada una extensión hacia el aeropuerto, la Vía de Ronda Norte, que figura en el Plan Territorial pero que no será ejecutada nunca a tenor de las manifestaciones de los políticos de distinto signo, por su elevado impacto en el paisaje de las lomas que rodean la Vega de Aguere y el consumo de suelo rústico en explotación, este sí, de elevado valor agrario y ganadero.

La Vía Exterior destruiría el mejor suelo agrario de Tenerife. Mentira. Uno ha perdido ya la cuenta de cuántos enclaves de la isla merecen dicha consideración. La ejecución de la Vía Exterior conllevaría un elevado consumo de suelo rústico, cercano al millón de metros cuadrados. Desde el punto de vista cuantitativo, su impacto es indudable, pero dicha afección aludiría sobre todo a suelo rústico escasamente utilizado por los agricultores, por la menor fertilidad del suelo y el viento que con frecuencia golpea el lugar. Sí tendría una incidencia relevante para algunos enclaves poblados del municipio lagunero, sobre todo el barrio del Centenero, cuyos vecinos son viejos enemigos del proyecto. Los mejores suelos agrarios de La Laguna se encuentran en la comarca nordeste (Valle de Guerra, Tejina), la propia Vega de Aguere (gravemente dañada por la tolerancia del pasado, pero aún viva) y la franja de Guamasa-Los Rodeos adyacente al aeropuerto, que se vería afectada por el desdoblamiento de la TF-5. Es esta última circunstancia la que recomienda una ejecución soterrada de buena parte de esta vía anunciada hace días. Eso y que no convirtamos el suelo rústico en una munición política permanente, que llega a confundir al ciudadano porque ya no se sabe quién defiende qué. Lo hizo Santiago Pérez durante años, Sí Se Puede-Podemos desde su nacimiento, el PSOE con menor énfasis y ahora Coalición Canaria en un contraataque algo sobreactuado. Mientras, los agricultores callan. Ya tienen bastantes problemas.

El nuevo gobierno lagunero defiende aquello que atacó. Depende. Puede ser verdad o mentira atendiendo a qué socio de la actual mayoría progresista nos refiramos. Todos han sido detractores de la Vía Exterior (y desde 2011, también CC), pero sobre el desdoblamiento de la autopista TF-5 para combatir los atascos en la zona del Padre Anchieta se han producido manifestaciones diversas. Por ejemplo, CC y PSOE defendieron tímidamente la solución del soterramiento de la TF-5 en su actual trazado, una obra tan ambiciosa como inviable sin una solución alternativa (que sería precisamente el desdoblamiento ahora anunciado) mientras se ejecutara el citado túnel. Sobre el tan traído y llevado desdoblamiento, la posición mayoritaria ha sido un apoyo sin entusiasmo, acaso en la certeza de que estamos ante una solución insuficiente pero inevitable. Con una excepción: la alianza Sí Se Puede- Podemos, que sí se opuso siempre al desdoblamiento y ahora, ya instalado en el gobierno lagunero, lo admite como lo que es, la respuesta imperfecta (y cara, 130 millones de euros para 6 kilómetros) a un problema de difícil solución.

El desdoblamiento y la Vía Exterior son lo mismo. Mentira. Es la denuncia de Coalición Canaria en los últimos días, pero es una denuncia que se cae con una simple mirada a los planos del Plan Territorial. El desdoblamiento y la Vía Exterior son piezas complementarias de un diseño común, el recogido en ese Plan Territorial que precisamente CC impulsó desde el Cabildo, que todos aceptaron hace casi década y media y que ahora todos atacan pero nadie se atreve a derogar. Pero no son lo mismo, eso es una obviedad como una autopista de grande. Es fácil de explicar. Una vía, la obra anunciada por el Gobierno, el desdoblamiento, rodea el aeropuerto y conecta de nuevo con la TF-5 pasado el pulpo del Padre Anchieta y cerca de Guajara. La otra, la Vía Exterior, la que nunca se hará, parte del citado desdoblamiento para atravesar los Genetos y El Centenero hasta alcanzar la autopista TF-1 a la altura de Radazul, ya en el término municipal de El Rosario. Los nacionalistas, ahora en la oposición, han alcanzado la siguiente conclusión: acusemos a los actuales gobernantes de lo mismo que nos acusaron a nosotros, de destruir el valioso suelo rústico lagunero, y a ver si el truco funciona de alguna manera o al menos desacredita a los nuevos ocupantes de despachos con poder ejecutivo, léase alcaldía de La Laguna, Consejería de Obras Públicas, Concejalía de Urbanismo, etcétera. ¿Funcionará el ardid, sí o no? Demasiado burdo, ¿no?

La Vía Exterior es producto de oscuros intereses. Mentira. Es una solución defendida por los ingenieros de carreteras del Cabildo y del Gobierno. El concejal Santiago Pérez ha afirmado con énfasis que su trazado responde a intereses “sabrosones” vinculados obviamente a CC. Pero utilicemos un poco la lógica. La Vía Exterior es un proyecto de 2006, cuya ejecución nunca ha sido abordada en serio, y mira que CC ha acumulado poder en Canarias desde entonces. Luego hay otra evidencia: es el planeamiento, y no las infraestructuras, lo que define la expansión urbana, y ninguna herramienta de ordenación municipal, ni en La Laguna ni en Santa Cruz, ha previsto crecimientos anormales directamente asociados a una eventual construcción de la Vía Exterior. Además, el manual de la corrupción exige monetizar toda componenda en plazos de tiempo cortos, porque hasta los aprovechados (y quizá, nadie mejor que ellos) saben que la vida es corta. Nadie planea un pelotazo urbanístico para dentro de treinta años, esa es la pura verdad. Valga el ejemplo de Las Teresitas, precisamente denunciado por Santiago Pérez, como ejemplo de la praxis al respecto: decisiones de contenido económico ejecutadas a toda velocidad en beneficio de unos pocos. Ningún interés espurio, sabrosón o no, está esperando el milagro de la Vía Exterior, que en todo caso quedará como ejemplo de la incoherencia planificadora y la levedad del debate sobre las cuestiones importantes que afectan a la isla de Tenerife.

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