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La cancelación de los vuelos comerciales deja a una docena de canarios bloqueados en Argentina

Pasillos vacíos en la terminal de salida del Aeropuerto Internacional de Ezeiza (Buenos Aires) poco antes del despegue del último vuelo especial con destino a España. Cedida

José J. Jiménez

Buenos Aires —

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La suspensión de los vuelos comerciales en Argentina ha dejado en la estacada a una docena de canarios que no pueden volver a casa pese a tener billete para cruzar el charco. Lo que hace unos días era un rumor que corría por grupos de Vhatsapp y Facebook se convirtió este domingo en realidad. El Gobierno argentino decidió prohibir todos los vuelos comerciales internos y externos hasta el próximo primero de septiembre, lo que dificulta la conexión aérea con el país austral por los próximos cuatro meses. Algo más de tres centenares de españoles –la lista crece casi minuto a minuto- se han visto perjudicados por esta medida extrema y los deja a expensas de posibles vuelos especiales de repatriación; entre ellos hay, hasta el momento, una docena de isleños y residentes de Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura. Una grancanaria logró tomar el último avión este mismo lunes desde Asunción (Paraguay).

Desde el inicio de la cuarentena obligatoria, que en el país sudamericano se decretó el pasado 20 de marzo, la compañía Iberia programó varios vuelos extraordinarios que no han podido dar respuesta a la enorme demanda de pasajes: este mismo 27 de abril partió el último desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza –Buenos Aires- con escala en Asunción hacia la capital de España. Se da la curiosa circunstancia de que los vuelos programados por Iberia llegan a Argentina vacíos y que los aviones fletados por Aerolíneas Argentinas, que hacen lo propio desde España, también hacen el trayecto hasta Barajas sin pasajeros: los españoles varados no entienden como no se han coordinado esfuerzos para evitar esta situación que, a primera vista, parece incomprensible. A última hora de este lunes, por ejemplo, la línea de bandera argentina anunciaba la programación especial de un vuelo entre Barcelona y Buenos Aires que viajará hasta la ciudad condal sin un solo pasajero.

“Estamos tratando de hacer todo el ruido posible para que nos hagan caso”, señala una de las coordinadoras del grupo de Whatsapp llamado Queremos volver a casa que prefiere no dar su nombre “para evitar problemas”. Los españoles urgen a las autoridades a poner soluciones sobre la mesa y denuncian “los malos manejos de Iberia y los consulados”. “Cada uno echaba la responsabilidad al tejado del otro y nos han tenido varias semanas corriendo en círculos; ahora nos hemos organizado y nos han respondido por fin”, afirma la portavoz de ‘queremos volver a casa’. “La gente se ha cansado de ver como no hay manera de acomodar a todo el mundo en los vuelos reprogramados; no podemos estar fuera de casa dos, tres o cuatro meses sin saber cuándo vamos a volver”.

Por lo pronto, esta presión ha conseguido que desde el Consulado General de España en Buenos Aires se reabra un listado de españoles y residentes que quieren volver al país; esta lista se había cerrado el pasado 31 de marzo. “Muchos de los afectados nos quedamos fuera porque, simplemente, no nos enteramos. Algunos vivimos en ciudades del interior y también hay mucha gente mayor que no sabe usar las redes sociales; y la información se ha manejado desde Twitter”, nos comenta Javier Castilla desde la ciudad de Bariloche. Este salmantino tenía plaza confirmada para el pasado 25 de marzo desde Santiago de Chile. “Cancelaron el vuelo y no he podido encontrar lugar en los viajes especiales de Iberia que se llenan en cuestión de minutos. Por el momento me han acogido unos amigos en su casa y mi familia me mandó dinero para poder mantenerme aquí”; la intención de Javier, cocinero de profesión, es mudarse a Tenerife para probar suerte en la isla.

Norma Tumini y su marido viven en el sur Tenerife desde hace 20 años; son argentinos, pero Santiago del Teide es su “lugar en el mundo”. Volaron hasta Argentina en febrero para visitar a sus familiares y hasta el momento ya han sufrido “tres cancelaciones” de su viaje de vuelta. El de esta pareja es un caso especial: los dos tienen más de 70 años y están dentro del llamado grupo de riesgo. “Nosotros nos apuntamos al listado del Consulado y conseguimos plaza en dos de los vuelos especiales que iban hasta Madrid justo durante el pico de la pandemia; y la verdad es que no nos hacía ninguna gracias quedar varados o hacer cuarentena justo en el centro de la enfermedad”, comenta Norma. Los pasajes para los vuelos posteriores “se agotaron en menos de una hora y cada vez se nos hace más difícil el volver”. Una espera que, más allá del desgaste físico y psicológico, también tiene graves consecuencias económicas. “Ahora mismo estamos pagando un alquiler acá en Argentina y el alquiler de nuestra casa en Tenerife y lo peor es que no podemos hacer nada; no sabemos ni cómo ni cuándo se va a solucionar este problema”.

Un regreso maratónico

El caso de Minerva Vallez sirve para ilustrar la odisea que viven los canarios y canarias que se encuentran varados en el exterior del país. Esta grancanaria logró plaza en el último de los vuelos especiales de Iberia para españoles atrapados en Argentina y Paraguay después de varias semanas “dando la lata en la embajada española en Asunción”. Un viaje que incluye un vuelo de casi 12 horas desde la capital paraguaya hasta Madrid (dónde deberá permanecer casi dos días), otro salto hasta Tenerife Norte y posterior conexión marítima con Gran Canaria. “Pero por lo menos ya estoy yéndome a casa”. Minerva viajaba de vuelta a España el pasado 13 de marzo con Air Europa y tuvo que ver como su vuelo “era cancelado y reprogramado una y otra vez”. “Primero lo reprogramaron para primeros de mayo y, después, para junio”, recuerda. “Lo que no puede ser es que le digan a la gente que tienen que quedarse en un país extranjero sin saber cuándo va a volver”, señala.

Lo peor, recuerda, fue la falta de respuesta por parte de la Embajada de España en Asunción: “No nos decían nada; fue todo tan frustrante que entre en un estado de depresión”. En su caso, la gota que colmó el vaso fue no lograr venir en un vuelo organizado por la Embajada de Alemania el pasado 30 de marzo: “pese a que yo estaba anotada en los listados desde mediados de marzo, sólo entraron siete españoles”. Y entonces decidió pasar a la acción: llamaba a todas horas al teléfono de emergencia. Si yo no puedo dormir, pues que ellos tampoco. Yo creo que conseguí volver a casa por pesada“, se ríe. Es de las pocas afortunadas que vuelan rumbo a Europa desde el otro lado del Atlántico.

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