¿Quién dijo vida de perros?
El glamour canino comienza a hacerse un hueco en el mercado canario. Ya no sólo las personas buscamos sentirnos guapas para salir a la calle, sino que ahora, también nuestros perros combinan su vestuario, eligen el collar adecuado para cada ocasión e, incluso, llevan un perfume que es capaz de levantar las pasiones de todo aquel de su especie que se cruza en su camino. Que tiemblen los gatos, porque viene... el señor perro.
Lo original y creativo triunfa. Si a esto le sumamos el amor por los animales, nace Mister Dog, la primera empresa canaria especializada en artículos exclusivos para perros que ya cuenta con tres tiendas en Santa Cruz de Tenerife, además de servicio de peluquería, consultorio y clínica veterinaria.
Son tres socios los que gestionan la empresa: Julio Pineiro, Richard Liria y Antonio García. Según ha explicado éste último, el 80% de la mercancía que se ofrece en sus establecimientos sólo se vende en estos centros. Dentro de sus productos estrellas está el perfume Oh my dog -elaborado por unos químicos que trabajaron en una famosa marca francesa-, al precio de 20 euros el frasco de 100 mililitros. Otra curiosidad: viene con pulverizador.
Resulta también llamativa una línea de collares anchos con cinco hileras de cristales y perlas. “Una famosa salió en la tele con su perro, que llevaba uno de estos collares, y enseguida la gente vino a buscarlo”. Los sillones con los escudos del Real Madrid o el Fútbol Club Barcelona, que nada tienen que envidiar a los sofás sobre los que nos tumbamos los humanos a ver la tele, es otro de los productos más confortables de Mister Dog.
La 'Cibeles' pero en perro
Además, la tienda cuenta con una línea de ropa francesa y diseños españoles que, como reflejo del vestuario de las personas, se rige por temporadas. Así, si en el próximo otoño se ponen de moda los lunares, los perros irán vestidos de lunares, y lo mismo sucede con los bolsos para llevar al perro. “A partir de septiembre habrá una presentación de la moda canina en la Península y el secretismo que hay alrededor es el mismo que el de la Pasarela Cibeles”, destaca Antonio.
Las tallas en la ropa oscilan entre la XS, que sería la de un chihuahua de un kilo, hasta la XXL, la propia de un gran danés o un pastor alemán. Sin embargo, debido al tipo de producto tan exclusivo que se comercializa en este establecimiento, el cliente estándar es el que tiene un alto poder adquisitivo, aunque se intenta dar respuesta a toda la demanda que surge.
En estos momentos, el producto más caro en Mister Dog es un bolso de la marca El toro amarillo, fabricado en piel y con materiales de primera calidad. Su precio: 189 euros, aunque hay otros complementos más económicos, como collares desde 3 euros (y hasta 90 euros dependiendo de su calidad y tamaño). Los hay incluso de piel montados con cristales de Swarovski fabricados en Milán.
Una boutique humanizada
Existe ya en la Isla un tipo de clientela que está a la espera de las novedades que llegan cada quince o veinte días, aunque es más la gente que pasa por el escaparate y no reconoce el comercio como una tienda de animales debido a la calidad y novedad de los productos. Antonio García lo describe como “una boutique humanizada”, pero aún hay quien pregunta si puede entrar al establecimiento con el perro.
“Ésta es la tienda de su perro, no la suya”, les responde, a pesar de que en la próxima temporada se empezarán a comercializar camisetas para perros con diseños y estampados idénticos a las que podrá adquirir su dueño para vestir igual que su mascota. En ambos casos, se trata de prendas de muy buena calidad, como sucede con los bolsos de este otoño, a los que volverán los dorados, los leopardos y los plateados.
Menos abandonos
Mister Dog vende también cachorros de perros, bien por encargo o en exposición. Todos pasan una revisión médica antes de ser puestos a la venta y, a continuación, se realiza un estudio del cliente, a quien se le asesora sobre el perro que le conviene. “Intentamos no vender por vender, sino que el cliente sepa lo que está comprando para que sea un disfrute de, como mínimo, quince años”. Además, no ofrecen perros catalogados como peligrosos.
Antonio García asegura que la gente gasta cada vez más dinero en este tipo de establecimientos, lo que refleja que la cultura de tener un animal está cambiando. A los perros se les cuida cada vez más, afirma, con lo que los abandonos, más frecuentes en periodos vacacionales como el de ahora, van a menos. Sin embargo, los albergues y las asociaciones protectoras de animales continúan en su lucha y hacen hincapié en que la solución no es echar a un perro a la calle, sino educarlo, “porque no se puede convertir en un problema lo que es una grata compañía”.