Internos de la Casa Cuna con hepatitis B

Seis personas que estuvieron internadas en la Casa Cuna, en Santa Cruz de Tenerife, fueron infectadas con el virus de la Hepatitis B entre los años 73 y 77. Esto podría suponer una nueva denuncia ante fiscalía, esta vez por negligencia, que se sumaría a las ya presentadas por robo de menores y adopciones ilegales

Las seis personas que fueron infectadas, ya adultas, acudieron por separado al despacho de Natalia Domínguez Castilla, la abogada del Colectivo Sin Identidad, que impulsa las denuncias. Nunca fueron informadas. Las seis supieron con los años que portaban el virus de la Hepatitis B y las seis coincidieron en tiempo y espacio.

“Cuando tuvieron que abandonar la Casa Cuna les entregaron unos expedientes, unos historiales de su vida, en los que se afirmaba que todos estaban sanos y no habían padecido enfermedad infecciosa alguna. Y no era cierto. Nosotros hemos conocido seis casos, pero pueden ser muchos más. Son personas que han crecido sin tener ninguna constancia de ser portadores del virus. Se han casado, han tenido hijos? esa información debían conocerla”, afirma la letrada de Sin Identidad.

Por esto motivo, presentará una denuncia por negligencia para pedir una responsabilidad civil por haberles ocultado la enfermedad.

Una de esas personas es un hombre de 56 años que a los 16, en 1977, tuvo que dejar la Casa Cuna. Su expediente decía que había sufrido una hepatitis sin especificar a causa de la patada de otro niño en 1973, por lo que estuvo hospitalizado varios días. Unos análisis en 2007 revelaron que contrajo Hepatitis B.

Aparte de este caso, han aparecido el de otro varón más y los de cuatro hermanas. Son pocos en relación a las decenas de presuntos malos tratos, abusos sexuales y adopciones fuera de la ley que el Colectivo ha conocido en los últimos meses, “pero lo cierto es que puede haber personas infectadas que no sepan que lo están”, resalta la abogada.

La causa de la transmisión la determinará un especialista en genética forense. Domínguez Castilla sospecha que la fuente podría estar en jeringuillas no esterilizadas para vacunar.

“Lo que no es tolerable es que se diga que esta persona contrajo hepatitis por la patada de otro niño, porque así no se contrae esa enfermedad, que solo se transmite con el intercambio de fluidos, el contacto de sangre con sangre, de la madre al hijo, o con el intercambio de jeringuillas”, indica.

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