La lucha de los barrios de Canarias contra el estigma, el histórico olvido de las instituciones y el mito del ascensor social

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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En los libros del escritor canario Alexis Ravelo se perfilan personajes cuya historia transcurre en los barrios más populares de Las Palmas de Gran Canaria. Haber nacido y crecido en uno de ellos le ha curtido para conocer ese contexto que marca el futuro de sus habitantes. El reconocido escritor de novela negra también se introduce en su ficción en los barrios más adinerados, en esas casas donde nunca se han sufrido penurias económicas. Si algo tiene claro es que los delincuentes de barrio que dibuja en sus novelas quieren “subsistir” y a los de “cuello blanco” les empuja la ambición de “ser más ricos”. “Cuando creo a un personaje, pienso dónde está la casa de este señor”, explica en el programa Informe Trópico, de Televisión Canaria, mientras desmonta el cuento de la meritocracia: “El capitalismo te intenta vender que aquí por tus propios medios puedes sobresalir, y no es cierto, para sobresalir en un barrio tienes que ser excelente, si no, te va a costar mucho porque no partes de la misma casilla de salida”. 

La realidad que describe Ravelo se sostiene con datos e historias. El código postal marca las dificultades de movilidad o acceso a la cultura, pero también genera una brecha entre pobres y ricos. El último informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social de Canarias (EAPN) alertó de que es la comunidad con mayor pobreza severa del país. A muy poca distancia en una misma ciudad podemos encontrar el barrio más rico y el más pobre de esta comunidad. Sandra Planells, portavoz de la EAPN Canarias, señala que son varias las cuestiones que explican esos datos; desde dificultades para pagar la vivienda, para acceder a un empleo o una población joven que experimenta una aumento de pobreza. 

“No podemos achacar ser de barrio al paralelismo con ser de tal manera, el barrio influye porque normalizas lo que te envuelve”, apunta Planells. Así mismo, destaca que las personas que no tienen muchos medios económicos habitan viviendas más económicas, espacios inclinados, con difícil acceso, con comunicación deficiente, con falta de parques… Y sobre el llamado “ascensor social” considera que “cuando hay inversión pública y se hacen medidas urbanísticas, eso tiene impacto y se puede lograr, pero por si solo el ascensor social sin intervención no es suficiente”, resume. Alexis Ravelo añade que los libros le cambiaron la vida ya que su familia no se podía permitir que estudiara en la universidad. “Yo de entrada no estaba destinado a estudiar una carrera”, resume. Por ello, apunta a esa importancia de contar con espacios culturales, parques y entornos donde poder hablar y donde la comunidad pueda hacer cosas. 

Ejemplo de esos proyectos de transformación social es Barrios Orquestados. El joven Gabriel Meneses descubrió esta iniciativa gracias a una charla que vinieron a impartirle en el instituto. Ahí, supo que podría acudir a clases de música muy cerca de su casa y que no tendría que pagar por ellas ni por el violín. Fue esa oportunidad y su constancia la que le ha permitido ese acercamiento a la cultura que su familia no habría podrido proporcionarle. Ahora, cuenta con una beca y estudia en el Conservatorio de Música. 

Más que un barrio es otra de esas iniciativas que han permitido crear comunidad en Lomo Apolinario y Casablanca III, participando en actividades solidarias, en las fiestas patronales o en la propia economía circular. Cristelle Lorio, directora del CEIP Pintor Néstor destaca la colaboración con la parroquia, otros centros educativos de la zona o las asociaciones vecinales. “El empuje de este proyecto vecinal surge por la inquietud de uno de los vecinos que quiere mantener la identidad del barrio”, aclara la docente, que añade que los dirigentes políticos muchas veces están alejados de la realidad de los barrios. “Nos empoderamos y defendemos lo que para nosotras es importante” para llegar a donde las instituciones no lo hacen. 

Otro ejemplo surgió en Santa Cruz de Tenerife. Goretti Rodríguez, portavoz coordinadora de recursos de Añaza, explica la importancia de acercar la formación al barrio y las ayudas sociales para que sus habitantes no tengan que desplazarse. “Añaza es un barrio trabajador donde la gente pone interés para mejorar la situación”, defiende. Para romper con el estigma que muchas veces atraviesa el hecho de ser de barrio remarca iniciativas que se han impulsado como el huerto urbano, la colaboración con el centro de salud, el centro de mayores para atender la soledad… 

Por más participación ciudadana en los barrios

La psicóloga Antonia Medina Alemán ahonda en la influencia de la planificación que tenga un barrio con la psicología de sus habitantes. De hecho, “construimos nuestra propia vida y forma de ser con respecto a donde hemos habitado” y esa experiencia no será la misma en un barrio con zonas ajardinadas que sin ellas. La experta indica que los jóvenes que han vivido en barrios de periferia en zonas con pocos recursos condiciona su nivel económico durante varias décadas e incluso cuando han cambiado de hábitat. 

La filósofa Cristina Suárez resalta que la pandemia puso en valor estos espacios, la importancia de la ayuda mutua para paliar situaciones como la soledad no deseada. Subraya que tradicionalmente a los barrios se destinaban partidas muy concretas, pero en muy pocas ocasiones se ha implicado a las personas afectadas. Recuerda que nunca van a llegar recursos para todo pero si a las personas se les explica pueden ser partícipes de cuáles deben ser las prioridades. 

El caso de Las Palmas de Gran Canaria

El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo, coincide en que en una democracia la ciudadanía tiene que ser más participativa y señala el ejemplo de movilidad vertical de los Riscos de la ciudad. Destaca también que hace unos años se seguía en la filosofía del “ghetto” o de apartar los barrios de la ciudad creando una concentración de población con pocos recursos, una mentalidad que cree que ha ido cambiando y destaca el caso de Tamaraceite, donde se ha repartido a la población de las viviendas que se han derribado en zonas tradicionalmente de “clase media”.

Sobre los problemas que menciona el Foro La Isleta, en cuestiones como la movilidad o la falta de zonas verdes y de espacios culturales, Hidalgo apunta que conoce esas reivindicaciones y destaca que se trata de un barrio con una personalidad y fisionomía propia y aclara que “hay que debatirlo barrio por barrio y calle a calle” ya que si en La Isleta se quieren poner árboles tienen que desaparecer coches. Además, defiende que la Metroguagua sí que beneficiará también a las personas que viven en la zona alta. 

Hacia barrios del futuro

El arquitecto y experto en planificación urbanística ​, Juan Palop-Casado señala que los barrios fueron diseñados en otro momento histórico y económico. Son pues la xpresión espacial de lo que ocurrió en su momento, donde lo que no es vivienda son aparcamientos al aire libre. Subraya que el reto es hablar de ecobarrios, es decir, que estas mismas zonas producirán parte de su propia energía, fomentarán su propia economía de cercanía, con lo cual van a tener trabajo… “En Canarias se dan las condiciones sociales para montar un ecobarrio, socialmente tenemos la genética de la colaboración , lo que falta es que nos organicemos”, concluye.