Un tercio de la basura puede convertirse en abono
Cada canario genera una media de 1,5 kilos de basura al día, y de esta cantidad un tercio son restos orgánicos, residuos que, al igual que el vidrio, el plástico y el cartón, pueden ser reutilizados.
Tras un simple proceso de compostaje, desechos de cocina como restos de fruta y verdura, y despojos de jardín, como ramas y hojas, pueden convertirse en abono para las plantas y cultivos.
Este es el objetivo de un programa gratuito de autocompostaje casero desarrollado por el Cabildo de Tenerife en el municipio de El Rosario en el que participan más de un centenar de familias.
Una experiencia piloto que tiene como finalidad mostrar las ventajas del autocompostaje doméstico y cumplir con uno de los objetivos marcados en el Plan de Tenerife de Ordenación de Residuos, PTEOR, que prevé la distribución de 50.000 composteras en 2015.
Un proyecto que sucede a una experiencia anterior, desarrollada por la corporación insular con 65 de sus trabajadores y que ha tenido como punto de partida un municipio “ya concienciado”, en el que el Ministerio de Medio Ambiente desarrolló una iniciativa similar durante 2007.
La experiencia de El Rosario nos servirá para determinar cómo trasladar este proyecto a otras poblaciones de la isla, comenta en una entrevista a la Agencia Efe Argentina Oliva, técnica de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife.
Los participantes inscritos en el programa, más de 200 desde que se puso en marcha la iniciativa el 13 de agosto de este año, asisten a un curso de formación en el que aprenden qué residuos son compostables: frutas, verduras, cáscaras de huevo, pasta, pan, o restos de poda y de tejidos naturales.
Cuatro paredes de plástico reciclado y reciclable dan forma a un sencillo compostador, una especie de contenedor de 80 centímetros de alto y 320 litros de capacidad desprovisto de base, y con pequeños orificios para mejorar la ventilación de los materiales depositados, que el Cabildo tinerfeño entrega gratuitamente a cada una de las familias en su domicilio.
Posteriormente, alguno de los tres técnicos contratados por el Cabildo visita a los participantes para comprobar que se siguen correctamente las instrucciones de uso y solventar posibles dudas.
La técnica es muy sencilla. Se coloca una base de material leñoso compuesto por ramas gruesas en el fondo del compostador, sobre ella una mezcla de restos orgánicos húmedos y encima otra con los restos secos.
Para obtener un mejor resultado el compostador debe situarse a en una zona de sombra y su contenido debe ser volteado y regado de vez en cuando según la cantidad de restos añadida y la humedad y la temperatura del compost, que debe oscilar los 60 grados centígrados para garantizar el proceso higienización que elimina posibles bacterias nocivas.
Los materiales se van descomponiendo y a partir de los tres meses se puede obtener un compost maduro obtenido a partir de restos de la cocina y del jardín, que sirve como abono natural y evita el uso de fertilizantes comerciales, comenta Eduardo Hernández, técnico del Ayuntamiento de El Rosario que coordina este proyecto.
De los residuos orgánicos generados en su hogar y de los restos del negocio de alimentación de una amiga de la familia, Antonio Baena, uno de los participantes en esta experiencia, obtiene compost que luego emplea en su huerto donde crecen calabazas, coles rojas, pimientos y multitud de árboles frutales cien por cien ecológicos.
“Se cumple con la filosofía de que todo lo que viene de la tierra vuelve a la tierra”, comenta su esposa Ana María Barreta mientras muestra con orgullo sus cultivos.