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Así fueron las primeras elecciones municipales en Gran Canaria

Fotos de Francisco González Concepción recogidas en el libro '40 Años de Libertad'

Francisco González Concepción

Las Palmas de Gran Canaria —

Era un martes diferente, la gente comenzaba a preguntarse interiormente si no era acaso un espejismo que, por tercera vez en poco más de tres años, volviéramos a las urnas para elegir a nuestros representantes de las corporaciones locales. Pero así era. En realidad comenzaba a gestarse la democracia y esta vez elegíamos a los representantes más cercanos, a nuestros alcaldes y al presidente del Cabildo. Las autonomías aún tardarían unos cuantos años más en arrancar.

Tras las elecciones generales de 1977, algunos partidos políticos iban recomponiéndose. Mientras la Unión de Centro Democrático (UCD) del presidente del Gobierno Adolfo Suárez seguía siendo el favorito y el PSOE avanzaba, los comunistas del PCE de Santiago Carrillo parecían estar a la expectativa mientras en las diversas regiones, en las que aún no existían las autonomías, comenzaban a surgir las diversas fuerzas nacionalistas que propugnaban unos candidatos más próximos fuera de todo centralismo.

Canarias no iba a ser menos y, tras un primer intento con Pueblo Canario Unido, que había alcanzado un gran éxito en 1977, diversas fuerzas comenzaron los contactos y fueron sumándose otras organizaciones, como el Partido de Unificación Comunista Canario. Este partido se había presentado en coalición con otras fuerzas menores en la provincia de Santa Cruz de Tenerife sin obtener el respaldo electoral que PCU obtuvo en Las Palmas y algunas organizaciones socialistas autonomistas. De este modo se forma la Unión del Pueblo Canario (UPC), bajo cuyas siglas acuden a los comicios municipales.

Por la defensa de “lo nuestro”

Esta nueva formación aglutinaba desde los comunistas más radicales a formaciones cristianos de base: Partido Comunista Canario –provisional (PCC-p). Más tarde pasaría a llamarse Partido de la Revolución Canaria (PRC), Células Comunistas, Partido de Unificación Comunista de Canarias (PUCC). Después se le bautizó como Movimiento de Izquierda Revolucionaria del Archipiélago Canario (MIRAC), Asamblea Canaria, Partido Socialista de Canarias (escisión del Partido Socialista Popular cuando este se integra en el PSOE) y Confederación Autónoma Nacionalista Canaria (CANC). Cristianos de base y socialistas autogestionarios. Radicales de base de Pueblo Canario Unido formado por Células Comunistas y el Partido Comunista Canario-provisional (PCC[p]), que concurrieron en la generales de 1977 bajo el nombre de Pueblo Canario Unido (PCU). Era un conglomerado amplio y difícil de explicar dado las tendencias políticas tan dispares, pero a quienes pese a todo les unía un fin común: ir contra el centralismo de Madrid y tomar las decisiones en Canarias. Luego cada partido individualmente tendría otro propósito, pero el fin oficial de la unidad era aquel.

Imaginación frente a recursos

La campaña se presentaba muy complicada, sobre todo porque era muy difícil combatir frente a los recursos económicos de la Unión de Centro Democrático apoyado por el propio Gobierno central; Alianza Popular, por los empresarios más a la derecha, o por el PSOE, apoyado fundamentalmente por la socialdemocracia de Willy Brand en Alemania y un Partido Comunista de España, con Santiago Carrillo al frente y con José Carlos Mauricio en Las Palmas, apoyado por los comunistas de otros países europeos.

Unión del Pueblo Canario contaba en Gran Canaria con gente muy joven, pero sobre todo muy vinculada a los movimientos vecinales y a diversos despachos laboralistas. Uno de ellos era Fernando Sagaseta, que llevaba años defendiendo a los sectores laborales más deprimidos frente a los “caciques” de turno.

Era la época de la pegada de carteles en las calles. No existían ni internet ni las redes sociales y el boca a boca o los coches con megafonía en los techos recorrían la ciudad anunciando los mítines en los diversos barrios.

Frente al derroche de cartelería de PSOE, UCD y AP surge la imaginación para poner en marcha la campaña y, a los pocos días, grandes pintadas pidiendo el voto para UPC inundan las calles, sobre todo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria; pintadas en algunos casos que se podían ver desde grandes distancias o desde los aviones cuando se acercaban al aeropuerto, en aquel entonces llamado de Gando.

Comenzó entonces la llegada de los líderes nacionales a Canarias y allí acudíamos los representantes de los diversos medios informativos: los tres periódicos existentes, La Provincia, Diario de Las Palmas y Eco de Canarias, la delegación del periódico El Día de Tenerife, las cuatro emisoras RNE, Radio Atlántico, la COPE y la SER, las agencias EFE, Europa Press, Colpisa y Pyresa, y los corresponsales de los periódicos nacionales más destacados, como Diario 16 y El País, que mostraban mucho interés en los temas canarios tanto por el conflicto del Sáhara como por el despertar del auge nacionalista y la aparición de algunas fuerzas independentistas.

Mientras las partidos nacionales convocan sus actos mayoritarios en salas cerradas de cines, la UPC decide lanzarse y solicita la grada curva del estadio Insular. Contra todo pronóstico, no solo la llena sino que además ocupa también parte de la tribuna y de la grada Sur; un éxito que hace que la campaña se vuelva más agria y tanto el PSOE como el PCE deciden hacer lo mismo con Felipe González y Santiago Carrillo.

La UCD, mientras tanto, recorre las islas con Adolfo Suárez como protagonista y Alianza Popular, con Manuel Fraga, pero ninguno de ellos se arriesga más allá de llenar el Cine Capitol o el Rialto.

Las cuadrillas nocturnas estaban especialmente distribuidas y cada una de ellas recorría la ciudad intentando que a la mañana siguiente estuviesen sus carteles en los lugares más destacados, sobre todo para que en la víspera de las elecciones las proximidades de los colegios electorales estuviesen presididos por la cara de su líder.

Votaciones

El día 3 de abril, un martes, se produjeron las votaciones. Los interventores de mesa, atentos al más mínimo detalle de que no faltasen sus papeletas y otras irregularidades y hubo quien escribió, en su nostalgia, su voto particular dándoselo a Franco.

Tras el recuento, la Unión del Pueblo Canario consigue la mayoría relativa en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, pero teniendo que pactar con otra fuerza política para gobernar. Esos votos necesarios los consigue, días más tarde, cuando se constituyen los ayuntamientos, del PSOE; un mandato en el que Manuel Bermejo, el candidato de UPC, dura solo un año por las guerras internas entre los propios integrantes de la UPC, las fuertes discrepancias con el PSOE y las presiones que a nivel nacional se extienden sobre todo por el temor al independentismo de algunos integrantes de la propia UPC.

En el Cabildo las cosas estaban más claras y la UCD obtenía la mayoría, siendo designado Fernando Giménez Navarro como presidente de la Corporación insular.

El nacionalismo comenzaba su auge, pero con un tiempo de caducidad. Luego surgiría otro proyecto de nacionalismo, Coalición Canaria, pero que nada tiene que ver con aquel.

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