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Detenido por asesinato cuando cumplía condena por otro cometido en el mismo lugar, la habitación 306 de un hostal de Santa Cruz

Barranco de Santos, en Santa Cruz de Tenerife

EFE

Santa Cruz de Tenerife —

Un varón de 44 años ha sido acusado del asesinato de una mujer cometido en 2009, y que cuando se investigaba este suceso cumplía condena por otro crimen cometido en 2010 y en el mismo lugar que el anterior, la habitación 306 de una pensión de la capital tinerfeña, informó hoy la Policía Nacional.

El detenido, identificado con las iniciales J.A.L.A., tiene numerosos antecedentes policiales y la Policía Nacional explica en un comunicado que en julio de 2016, en la zona del Barranco de Santos de Santa Cruz de Tenerife, dos jóvenes encontraron dos petates que contenían restos óseos.

En esos momentos el grupo de homicidios de la Policía Nacional de Santa Cruz de Tenerife investigaba la desaparición de una mujer, que había sido denunciada tres años antes por una de sus hijas.

Al contrastar los restos biológicos (ADN) de los huesos encontrados en los petates con los obtenidos durante la investigación del asesinato cometido en 2010 en la habitación 306 (sangre) y que no habían podido contrastarse con otros indubitados, se comprobó que correspondían a la misma persona.

Por ello la investigación se centró en el individuo que cumplía condena como autor del asesinato cometido en esa habitación en 2010, y, señala la Policía Nacional, todas las pruebas obtenidas y diligencias practicadas dieron como resultado la identificación del presunto autor del hecho y su imputación por un delito de asesinato., procediendo a la posterior detención de J.A.L.A.

Relata la Policía Nacional que en junio de 2009 el ahora detenido y la víctima residían en la citada habitación, y a finales de ese año, por causas que se desconocen, la mujer, que ocupaba habitación individual, pasa a compartir habitación con su “verdugo”.

Las investigadores concluyen que en esa habitación el ahora detenido golpeó de forma violenta a la víctima haciéndola sangrar, cuyos restos se han recogido para analizar.

Tras los golpes, según la Policía Nacional, la mujer fue estrangulada hasta la muerte, y tres días después, con la intención de evitar el “rigor mortis” y así poder manipular el cadáver, el presunto asesino metió el cadáver en un petate y éste en otro, y fueron abandonados en una cueva.

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