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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

De la Biblioteca y los tuits del PP de Canarias

Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas de Gran Canaria (ALEJANDRO RAMOS)

Carlos Sosa

15 de octubre de 2015, a poco más de un mes de las elecciones generales. Reunión de alto nivel en el Ministerio de Cultura del Gobierno de España. Alrededor de la mesa se sentaron, entre otros, el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle (PP), y el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo (PSOE), que anunciaron al mundo al término del encuentro que la Biblioteca Pública del Estado en esa ciudad no iba a ser demolida en ejecución de las sentencias del Supremo y del Constitucional que ordenaban la demolición de un edificio construido en zona verde en lo que constituyó, junto a las torres del Canódromo, la infracción urbanística más flagrante del mandato de José Manuel Soria durante su alcaldía. Todo parecía resuelto y a la salida ofrecida por el Ministerio de Cultura se adhería eufórico el alcalde de la ciudad. “Solución indemnizatoria por justiprecio a través de los Presupuestos Generales del Estado”. Es decir, habrían de incluirse en las cuentas públicas para 2016 (o años sucesivos, deberíamos entender) la pasta a pagar a los vecinos que habían ganado reiteradamente en los tribunales al Ayuntamiento. Pero han pasado las elecciones, se han aprobado los Presupuestos Generales del Estado para 2016 y nadie dice ni mú. No lo dice el Ayuntamiento; no lo dice el ministro de Cultura en funciones, ni su secretario de Estado; no se pronuncia el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, ni rechistan los vecinos. Nada aparece en el BOE (salvo error u omisión). Estamos, al parecer, ante una fantasmada más de cuantas han plagado el universo de la despedida del PP de las instituciones del Estado. Pasa con la Biblioteca de Las Palmas de Gran Canaria, con el IGTE, con la reforma del Régimen Económico y Fiscal, con los convenios de carreteras, de obras hidráulicas y de costas; con el Plan Integral de Empleo, con la subvención al transporte… Purititos fuegos artificiales que enciende el alcalde-presidente de Canarias para dar brillo y esplendor al PP con el que sueña todas las noches volver a gobernar. Pero que pique el anzuelo el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria es bastante más triste.

PP de Canarias, a cagada por tuit

Se está apreciando cierto nerviosismo en ciertos sectores del Partido Popular de Canarias, particularmente en aquellos donde se palpa un grave problema de reinserción social. Nos explicamos con algunos ejemplos prácticos: si los de Mariano y José Manuel perdieran el Gobierno de España, como en 2011 perdieron el de Canarias, la traducción de ausencia de poder no sólo se evidenciaría en los respectivos boletines oficiales sino en una amplia y abultada ristra de colocados (con perdón) que, de improviso, se quedarían sin teta. En el caso concreto de Canarias, imagínense esa Delegación del Gobierno sin los Bento y sus ventoleras. Y ese ministerio de Industria despidiendo a todos los que Soria ha venido enchufando estos últimos cuatro años. Son sueldos golosos, no vayan a creer que no, y uno de ellos repercutiría directamente en el gabinete de prensa del PP canario, del que se ocupa la misma persona que cobra de Industria como asesor de comunicación del señor ministro. Nuestro hombre se llama Juan Santana, una especie de marciano que se desenvuelve con inaudita autoridad entre tanto pijo meón de colonia que solo en la intimidad te reconoce que es un cacho carne con ojos que tiene la plena confianza del gran timonel exclusivamente por su ciega lealtad rayana en la esclavitud. A Juan Santana se le atribuye últimamente la autoría barriobajera (llamarla intelectual sería un desatino) de la gestión de las cuentas en las redes sociales del PP de Las Palmas de Gran Canaria y del PP de Canarias. La primera de ellas tuvo un patinazo morrocutudo cuando trató de sacar petróleo de la contratación por parte del Carnaval de la ciudad del humorista Dani Calero, hijo de la concejala socialista Inmaculada Medina, y profesional que lleva años y años siendo contratado para actuar en diversos actos relacionados con las fiestas, incluidos los periodos en los que ha gobernado el Partido Popular, tanto con Pepa Luzardo como, más recientemente, con Juan José Cardona.

Dos tontos muy tontos

Dicen en los foros periodísticos que la cuenta del PP de Las Palmas de Gran Canaria la lleva la que fuera jefa del Gabinete de Comunicación de Cardona, la indomable Cristina Rodríguez, famosa por su especialidad en la confección de salsas con reducción al absurdo, con mucho de sectarismo y casi nada de profesionalidad. Su venganza por la pérdida del poder municipal la paga todo el mundo, particularmente el propio partido al verse reflejado en un espejo que proyecta una imagen grotesca contraria a lo que debe ser una formación seria y con vocación de volver a gobernar. No se sabe con precisión, sin embargo, quién lleva las cuentas en redes sociales del PP de Canarias, aunque todo el mundo da por sentado que por la confluencia de patadas al diccionario y exaltación de los cantos regionales la cosa debe andar en manos del ínclito Juan Santana, experto en llevarle el neceser a José Manuel Soria sin necesidad ningunita de detenerse en cualquier otra consideración. La última semana de Juan Santana al frente de la cuenta en Twitter del PP canario se ha saldado con dos ataques directos a otros tantos periodistas, Teresa Cárdenes, responsable de ATC Press, web especializada en turismo y aviación, ex directora de La Provincia, y Francisco Pomares, comentarista y colaborador habitual de la Cadena Ser en Canarias y ex director de La Opinión de Tenerife, además de editor literario e inquieto analista de la actualidad canaria. A la primera, Santana y sus mariachis dedicaron unos cuantos tuits por haberse atrevido a criticar la performance que protagonizaron José Manuel Soria y Fernando Clavijo a cuenta de no se sabe muy bien qué desarrollo del REF económico y un informe de la Abogacía del Estado a ver si en el momento en que lo decidían estaban haciendo el canelo. Y a Pomares por haber osado perturbar los tics del señor ministro en el programa de TVE en Canarias El Debate, donde se empeñó en volver a colocar sus falacias en el olimpo de las memeces sin percatarse de que los mismos delitos que atribuye a los demás fueron los que (presuntamente) cometió él: cohecho impropio, y dos piedras.

“Hasta dónde eres capaz de llegar”

Juan Santana no ha aprendido nada, ni siquiera se le ha pegado algo del refinamiento que aparente su amo. En Madrid todavía hay periodistas escarranchados de la risa cuando recuerdan su respuesta en una de las primeras ruedas de prensa que celebró el ministro Soria al llegar al Gobierno. Cuando a Santana le preguntaron si allí no había wi-fi contestó con toda naturalidad “¿eso qué es?” Verídico. Por eso no debe sorprender a nadie que en la escueta biografía que él mismo publica en Twitter cometa tres faltas de ortografía en tan solo trece palabras, sin contar el punto final que parece no ser del todo exigible. “No importa de donde vengas, si no hasta donde eres capaz de llegar”, dice a modo de declaración de intenciones su presentación en la red social. Efectivamente, de técnico de sonido de una emisora de radio a asesor de comunicación de ministro del Reino va un amplio trecho que demuestra que el PP también es tierra de oportunidades. Ante que él, un amplio abanico de profesionales con abultados currículos desistieron ante las exigencias de un líder político insoportable, hasta que el hambre de gol de quien aguanta estoicamente de todo demuestra en su desempeño “hasta dónde es capaz de llegar”. Y Santana ha rebasado todos los límites, incluso los del Código Penal, cuando atacó a una periodista a través de su cuenta de correo electrónico, y los principios básicos del buen responsable de prensa en los que se recoge que lo último es atacar a los profesionales de la comunicación con rastreras acusaciones como las que este individuo utiliza con demasiada frecuencia. Por suerte para el gremio y para el Partido Popular, sus días de excesos y extravagancias junto al ministro Soria parecen estar tocando a su fin.

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