Todo lo que siempre quiso saber de ‘Eolo’

Lo que sí les podemos garantizar sin ningún tipo de adivinanza es que en el juicio del caso eólico ni son ni estarán todos los que deberían. Los hermanos Soria, por ejemplo, vuelven a ver pasar rozando la mano de la Justicia por sus repeinadas testas por haber confluido en el caso el miedo que entonces despertaba el mayor de los dos y las influencias en un sector muy determinado de la Policía. Luis Soria tenía que saber lo que se cocía en el despacho de su director general y, de no saberlo, al menos sí estamos en condiciones de afirmar que no actuó con la debida diligencia para evitarlo. Este portento de la política, enfundado en un albornoz blanco, hablaba por los codos del concurso eólico aquel aciago 2004 en el Spa del hotel Santa Catalina ante el asombro de los empresarios a los que aquel asunto importaba exactamente un maní. Si hablara con la misma fluidez ante el jurado, lo mismo terminamos por saber la verdad de aquel viaje a Magdeburgo con los Esquivel. O quien tenía las bases del concurso antes de que las repartiera Perdomo. O quién es ese buen señor ex directivo de Anfi del Mar que tiene tanta suerte con el viento.