GUIA DE GRAN CANARIA Las Medianías: la Villa de Teror y Valleseco

Casas tradicionales en la Calle Real de Teror. Al fondo la Basílica del Pino.

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TEROR.- La villa mariana de Teror tiene un valor simbólico muy importante para la isla de Gran Canaria. Más allá de las creencias de cada uno, este pequeño municipio de poco más de 12.000 habitantes ocupa un lugar de centralidad en el imaginario popular. La responsable de esta devoción que va mucho más allá de lo estrictamente religioso es la Virgen del Pino, una pequeña talla de madera del siglo XVI (es una de las más antiguas de las islas) que conmemora la aparición de la virgen que, según la tradición, se produjo en 1481 (esto es, tres años antes de la finalización de la conquista de la isla) en lo alto de un pino canario de grandes dimensiones. Dicen que en este lugar había una fuente de aguas ferruginosas medicinales cuyas propiedades conocían los antiguos pobladores de la isla. Es probable que tras la colonización de la isla se cristianizara (a través de la figura de la Virgen María) un lugar con significado religioso para los antiguos canarios (que relacionaban los nacientes de agua con los cultos a la fertilidad). La primera ermita se construyó poco después de la conquista junto al enorme pino (que sucumbió tras un enorme vendaval a finales del siglo XVII) y en torno a ella el pueblo.

La Basílica de Nuestra Señora del Pino es el epicentro de toda esa devoción. Más allá de su significado religioso, el edificio es muy interesante desde el punto de vista artístico y arquitectónico. Alterna partes góticas (las más antiguas) y neoclásicas con los típicos artesonados mudéjares de los edificios religiosos canarios (techos de madera muy elaborados). Los elementos más antiguos que se conservan (la torre del campanario hecha con sillería amarilla y algunos muros externos) son de finales del XVI; el resto de la construcción se levantó en el XVIII aunque respetando la sobriedad de la arquitectura religiosa isleña a la que sólo se añadió la cúpula.

El mayor tesoro del interior es la propia imagen de la virgen, que se atribuye al escultor sevillano Jorge Fernández Alemán (primer tercio del siglo XVI) y es especial por varios motivos: el más importante es que es una de las pocas imágenes que representa la transición de la escultura española desde los rigores de la escuela flamenca (norte de Europa) a la tradición hispana que desembocará en el barroco. En el interior del templo hay varios tesoros artísticos como su imponente retablo barroco y numerosas imágenes religiosas. Varias de ellas (El Crucificado, El Cristo atado a la columna, San Juan Evangelista y La Dolorosa) son obra del imaginero canario José Luján Pérez , uno de los últimos grandes maestros del barroco español y el escultor más importante de Canarias en toda su historia. Otro elemento a señalar son las gárgolas de inspiración gótica que adornan los muros.

El entorno de la Basílica es una lección de arquitectura tradicional canaria. En la Plaza de la Basílica y a lo largo de la Calle Real se pueden ver excelentes ejemplos de arquitectura tradicional que vas desde las casas más sencillas a los ´palacetes’ solariegos como el que ocupa la Casa Museo de los Patronos de la Virgen (Calle Real, 1; Tel: (+34) 928 630 239), un caserón que ejemplifica a la perfección el modo de vida de las élites rurales de las élites rurales de la isla hasta hace sólo algunas décadas. Esta impresionante casa, organizada en torno a un enorme patio central, se ha dedicado a espacio museístico (hay objetos relacionados con la familia propietaria, un espacio dedicado a la Virgen del Pino y una pequeña muestra artística dedicada al pintor alemán Georg Hedrich, que vivió más de 50 años en Gran Canaria y tuvo una relación de amor con Teror. Un paseo por el casco urbano debe incluir otros tres espacios fundamentales: el Palacio Episcopal (situado en la trasera de la Basílica), una casona que aúna elementos de la arquitectura tradicional y el neoclásico con espectaculares patios –hoy Casa de Cultura-; el bonito Parque de Teresa Bolívar (Calle de la Escuela, 2) y la escalinata de la Calle de La Diputación para ver, desde las alturas, los tejados de la villa, la impresionante cúpula de la Basílica y el verde de las montañas que encierran al pueblo.

La Finca de Osorio (Acceso por GC-43; Tel: (+34) 928 Horario: LD 9.00 – 18.00; Solicitud de permiso ). Es una antigua finca propiedad de una de las familias más importantes de la isla. Tiene más de 200 hectáreas y comprende grandes áreas de cultivo (cereal), castañeros e importantes manchas de bosque de Laurisilva, el antiguo ecosistema que cubría la práctica totalidad de la fachada norte de Gran Canaria. La casa solariega es uno de los mejores ejemplos de hacienda de la isla. Hoy la finca es propiedad del Cabildo de Gran Canaria y cumple la función de área recreativa, aula de naturaleza y vivero en las tareas de repoblación forestal de la isla.

La Guanchía (Acceso por Camino de Los Silos –desde GC-43-). Este barrio situado en las paredes verticales del Valle de El Palmar es una de los pocos ejemplos de hábitat troglodita que aún siguen habitados en la isla. Las casas cueva han sido reutilizadas a lo largo de los siglos desde tiempos anteriores a la conquista europea. Aquí se han encontrado instrumentos de la cultura prehispánica grancanaria, lo que demuestra su poblamiento ininterrumpido desde los tiempos más remotos. Las vistas sobre el Valle del Palmar son impresionantes.

El Camino de la Hoya de San Lázaro . La calle de la Hoya de San Lázaro parte del casco histórico de Teror (Calle San Juan Bosco) y recorre el precioso valle de la Hoya de san Lázaro hasta encontrarse con la GC-219. Es una zona que alterna manchas de bosque, casas de campo y huertas. Otro de los hitos del lugar es la Fuente Agria (Calle Fuente Agria), uno de los manantiales de aguas minerales más famosos de la isla.

VALLESECO .- El nombre del municipio es una auténtica paradoja, ya que estamos en la parte más húmeda y verde de la isla. El chascarrillo popular asegura que el nombre viene por los dos vallecillos que circundan al pueblo (Barranco de la Virgen y Madredelagua) que llevan mucha más agua que dónde se construyó el pequeño casco urbano. El punto fuerte del municipio es su exuberante naturaleza y las casas de campo que salpican un paisaje dominado por los huertos siempre verdes y las cada vez más grandes manchas de Monteverde, nombre con el que los locales denominan a la Laurisilva. La Laguna (Acceso por C-21) es un buen ejemplo de este ecosistema único. Esta caldera volcánica anegada por las frecuentes lluvias y nieblas de la zona está cubierta por una densa capa de vegetación que se repite en la práctica totalidad de la superficie de la localidad (un 80% del territorio está protegido).

El Casco Urbano .- Las ocho calles que forman Valleseco se articulan en torno a la Iglesia de San Vicente Ferrer, un sencillo edificio de finales del siglo XIX que sigue los esquemas típicos de la arquitectura religiosa rural de la isla (fachadas de mortero y cantería); el gran tesoro del templo es un órgano alemán del siglo XVIII que fue trasladado desde Teror y que ha sido recientemente restaurado. Las casas más antiguas se encuentran a la vera de la GC-21, que a su paso por la población recibe el nombre de Calle León y Castillo. Otras visitas interesantes son el Molino de Gofio (León y Castillo, 13; Tel: (+34) 928 618 434) que funciona desde hace casi un siglo y el pequeño Museo Etnográfico (Párroco José Hernández Acosta, 11; Tel: (+34) 928 618 022; E-mail: turismo@valleseco.es), centrado en la cultura agrícola de la comarca y el legado del gofio. En el casco urbano se celebra un mercado agrícola ecológico los viernes, sábados y domingos en el que se pueden comprar los excelentes productos locales.

Bosques, huertas y rastros del pasado .- Como decíamos con anterioridad, el 80% de la superficie de Valleseco es área natural protegida. La simbiosis entre agricultura tradicional y la naturaleza salvaje se pone de manifiesto en logares como elBarranco de La Virgen (GC-305) y el Barranco Oscuro (GC-75) en los que las últimas hojas de los cultivos se confunden con las primeras del bosque. Esta zona está siendo objeto de una intensa campaña de repoblación forestal por parte de las autoridades insulares que intentan recuperar parte del esplendor de la antigua Selva de Doramas, el bosque que cubría hasta hace apenas dos siglos toda la fachada norte de la isla. Tanto en el Barranco de la Virgen como en el Barranco Oscuro hay lugares en los que se puede dejar el coche para internarse a pie entre los árboles y las antiguas casas de los labradores; en los paredones del Barranco de La Virgen se encuentran las Cuevas de Los Andenes, que datan de tiempos prehispánicos aunque han sido utilizadas a lo largo de los siglos como viviendas, graneros y establos para animales. A pocos kilómetros de Valleseco (siguiendo la GC-21) llegamos al Caserío de Lanzarote, un auténtico vergel de huertas entre casas tradicionales; una de las mejores fotos de la isla.

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