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Educación y desarrollo en África

José Segura Clavell

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Corría el año 1992 y en plena campaña norteamericana, Bill Clinton no acababa de superar en previsión de voto a George Bush, dado que éste era muy popular por lo que sus votantes consideraban grandes éxitos en la gestión de su politica exterior: el fin de la Guerra Fría y la Guerra del Golfo, que dejó en los norteamericanos la sensación todopoderosa de haber respondido rápidamente a la Invasión de Kuwait y aplastado a Saddam Hussein. 

Para centrar la contienda electoral en lo que más convenía a Bill Clinton, uno de sus principales estrategas, un hombre llamado James Carville, acuñó la frase que habrán oído tantas veces y en tantos contextos diferentes:

¡Es la economía, estúpido!