Sobre este blog

Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

TRES ACTORES Y UN DESTINO

Estos mismos principios se pueden aplicar a la trayectoria profesional de tres actores; George Reeves, Clayton Moore y Larry “Buster” Crabbe Crabbe, tachados, injustamente, como de segunda, pero que han dejado una enorme impronta dentro de la cultura contemporánea del pasado siglo XX y del presente siglo XXI.

Cada uno ellos, dio su rostro y su mejor hacer, a personajes tan importantes como Buck Rogers, Flash Gordon, Tarzan, The Lone Ranger o el mismísimo hombre de acero –Superman-. Su trabajo marcó profundamente la vida de varias generaciones de niños, los cuales crecieron viendo las aventuras de sus héroes, en carne y hueso, y en las pantallas de los cines y las televisiones de medio mundo.

Sin su impronta, se me antoja difícil creer que dichos personajes, a excepción del noble criado entre los primates –Lord Greystoke- y Superman, hubieran continuado ocupando un lugar de honor en el imaginario contemporáneo actual, tan saturado de mil y un mensajes contradictorios.

Aun hoy, a nadie se le ocurre hablar de un abogado novato, luego reclutado por su hermano –éste, un veterano Ranger de Texas- quien, tras ser dado por muerto, empeñó su vida en pos de la justicia y la verdad, sin nombrar a Clayton Moore. Y mucho antes de Luke Skywalker, el espacio y sus amenazas eran terrenos prácticamente exclusivos de Buster Crabbe, ya fuera en la piel de Buck Rogers o en la del no menos intrépido Flash Gordon.

¿Y qué me dicen del hombre de acero? Es cierto que antes que George Reeves, Kirk Alyn dio la réplica en los dos seriales estrenados entre 1948 y 1950. No obstante, cuando George Reeves (nacido George Keefer Brewer, el 5 de enero de 1914, para luego cambiar su apellido por Bessolo, tras ser adoptado por su padrastro en 1927) aceptó enfundarse el traje de Kal-el, el último superviviente del planeta Krypton, el personaje sobrepasó los límites de la serie gráfica, más allá de los que sus creadores, Jerry Siegel y Jerome Shuster, hubieran podido llegar a pensar mientras lo imaginaban.

Con Reeves y el resto de actores participantes en las serie de televisión, no sólo pudimos empezar a creer que un hombre podía volar –aun nos quedaba por ver a Christopher Reeves en la versión cinematográfica de 1978- sino que pudimos conocer a Clark Kent, el alter ego siempre a la sombra el mito y a quien el actor humanizó de una forma que aun hoy sorprende. Reeves, antes que Superman fue Clark Kent, con todas sus virtudes y con los defectos propios del cualquier ser humano.

Es más, los tres capítulos que dirigió durante la última temporada de la serie, considerados de los mejores de entre todos los que se llegaron a rodar, reflejaban la realidad vital de un persona normal, condicionada por vivir tras la estela de un mito, algo que se podía aplicar tanto a Clark kent como al propio George Reeves. El diálogo final del episodio All that glitters, (Adventures of Superman: Episodio 13 de la sexta temporada) entre Clark Kent y Jimmy Olsen era un fiel reflejo de lo que le ocurría, tanto al reportero inventado por Siegel y Shuster como al actor americano. “Cielos, Señor Kent, nunca sabrá lo maravilloso que tiene que ser el ser Superman,” “No, Jimmy, creo que nunca lo sabré.”

Thomas Carr, director de 32 de los 104 episodios que se llegaron a rodar, llegó a decir del actor “Realmente trabajaba muy en serio. Puso todo de si por hacer que los niños se creyesen que él era Superman. Nunca pude, ni siquiera hoy en día, imaginarme a otra persona haciendo el papel de Superman mejor que él. ” (1)

En 1959, un año después del final de la serie, George Reeves apareció muerto, en el suelo de su dormitorio, tras una de tantas veladas en su domicilio californiano. Su muerte, rodeada de muchas incógnitas y pocas respuestas solventes, ha estado siempre ligada a la sombra de Superman, obviando detalles tales como su tortuosa relación con Toni Mannix, su amante durante una década y que, además, era la mujer de Edward j. “Eddie” Mannix, subirector de los Estudios Cinematográficos Metro Coast.

Y si bien es cierto que Reeves nunca llegó a lograr lo que se había propuesto como actor, sí que había descubierto un nuevo campo en el que desarrollar sus habilidades, la dirección, razón por la cual había decidido comprar varios guiones para luego desarrollarlos en su doble papel de productor y realizador.

Todo esto lo contó, durante una de las pocas entrevistas que llegó a conceder durante su carrera profesional, publicadas en el periódico Reading Eagle –sábado, 14 de junio de 1958- una entrevista que mostraba a un George Reeves optimista y con ganas de afrontar nuevos retos profesionales, muy lejos de actor deprimido y alcohólico que, llegado el momento, decidió quitarse la vida en el dormitorio de su casa.

En el extremo contrario, sobre todo a la hora de asumir un encasillamiento que, de una u otra forma si que debió soportar George Reeves, está la vida de Clayton Moore. Nacido Jack Carlton Moore un 14 de septiembre de 1914 -hasta que Eddie Small, productor de cine, decidió cambiarle el nombre por Clayton, dado que éste sonaba más proveniente del sur de los Estados Unidos de América- fue trapecista, acróbata y actor -principalmente de seriales- al igual que Larry “Buster” Crabbe, y no sólo no renegó ni huyó del personaje al que siempre estará ligado, The Lone Ranger, sino que acabó por hacer suyo el mismo código de conducta del que hizo gala el enmascarado aventurero desde que su voz se dejara oír en el serial de radio del mismo nombre, emitido por la cadena WXYZ, a partir de 1933.

Tras comenzar su carrera de actor dentro del estudio Warner Bros, en 1938, y en papeles secundarios y sin mucho protagonismo, Moore luego pasó por MGM, con igual fortuna y, de ahí, terminó en Republic Pictures, uno de los estudios que se hizo un nombre rodando algunos de los seriales cinematográficos más importantes de aquella época. En 1942, Clayton Moore protagonizaba The Perils of Nyoka, una aventura cinematográfica que luego marcaría a toda una generación de nuevos cineastas, incluyendo al director de la saga protagonizada por Indiana Jones, Steven Spielberg.

A finales de ese mismo año, 1942, Clayton Moore fue llamado a filas, al igual que le ocurriera a George Reeves pero, al contrario que al segundo, su carrera continuó dentro del organigrama de Republic Pictures, una vez reincorporado a la vida civil. The Crimson Ghost (1946) supuso el regreso de Moore a la pantalla y la primera vez que interpretaba un papel de villano, faceta que luego bordaría en Radar Men from the moon, una década después.

En 1949, George W. Trendle, creador de El Llanero Solitario, junto con Fran Striker –quien desarrolló las ideas originales de Trendle- y el productor Jack Chertok, estaban buscando un actor que interpretara al enmascarado personaje en la pequeña pantalla. En una de aquellas sesiones de búsqueda, una agente llamado Antrim Short les sugirió el nombre de Clayton Moore como el mejor candidato para el papel “En cuanto a mí respecta, tan solo hay un hombre que puede hacer del Llanero Solitario, y yo no soy su agente.” Tredle preguntó “¿Y quién és? Short respondió ”Clayton Moore. Ya ha trabajado en varias películas de Republic. Échale un ojo a un serial que hizo llamado El espectro del Zorro. Ese hombre es perfecto para el papel. “ (2)

Teniendo en cuenta que George W. Trendle se basó en Zorro, personaje creado por Johnston McCulley en 1919, como punto de partida para crear la figura de The Lone Ranger, Moore resultaba una elección más que juiciosa, aunque durante el serial cinematográfico El espectro del Zorro (1949), el actor llevara una máscara que, a duras penas dejaba ver el color de sus ojos y poco más. Sin embargo, tras la entrevista celebrada entre los responsables del proyecto y el actor, quedó claro que las palabras de Antrim Short eran del todo correctas.

Luego sólo quedó encontrar al actor que diera la réplica a Tonto, el infatigable y leal compañero de aventuras del Ranger justiciero –papel que recayó en el actor canadiense Harold J. Smith, quien luego cambiara su nombre por Jay Silverheels en 1971- y el equipo se puso manos a la obra para que el primer episodio de la serie, se emitiera el quince de septiembre de 1949.

La serie de televisión protagonizada por El Llanero Solitario fue, no solo fue unas de las series más emblemáticas y de mayor audiencia, durante los años en los que emitió (1949-1957) sino que, aún hoy día, continúa siendo emitida por cadena de todo el mundo, mientras se multiplican las ediciones en DVD de cada una de sus temporadas. A lo largo de sus 221 capítulos, además de sus dos películas para la gran pantalla –y media docena de apariciones estelares en otras series de televisión- la filosofía del personaje, basada en la igualdad, la justicia y la defensa de los más débiles, educó y ayudó a la formación de varias generaciones de jóvenes telespectadores.

Hoy en día, puede resultar exagerado lo que digo pero en aquellos momentos, la televisión era un medio de comunicación muchísimos más influente de lo que pudiera ser hoy, en plena siglo de las comunicaciones. Por ello, fueron muchos los niños que convirtieron al personaje en un héroe digno de imitar en la vida real, sin importar que dichos niños provinieran de familias normales o desestructuradas. Y la mejor prueba de ello, son los cientos de testimonios recogidos dentro de la web http://claytonmoore.tripod.com/claymem.html, para darse cuenta de la enorme impronta que el personaje y el actor que lo interpretó, causó en las vidas de todos aquellos niños, que, semana tras semana, acudían fieles a reencontrarse con su héroe.

Dicha impronta acabó por no ser del agrado de todo el mundo, sobre todo una vez que la serie dejó de emitirse pero Moore continuó apareciendo por los Estados Unidos como el enmascarado justiciero. En 1975, los propietarios del copyright de The Lone Ranger –The Wrather Corporation- decidieron que Clayton Moore estaba infligiendo la ley al aparecer vestido y llevando la máscara el justiciero personaje. Según ellos, Moore era demasiado viejo y estaba demasiado gordo para representar al personaje, algo que, en palabras del actor “No solo era insultante, sino que, en parte, falso. En esos momentos pesaba casi siete kilos menos que cuando era el protagonista de la serie en televisión. Y estaba en una forma física excelente, dado que practicaba ejercicio todos los días. ¿Era demasiado viejo? Eso ya es cuestionable, pero me sentía más capaz que nunca de interpretar el papel”. (2)

La otra razón, argumentadas por los abogados de la empresa demandante tenía que ver con el estreno de una nueva película protagonizada por el personaje, The Legend of the Lone Ranger, y la confusión que podía generar que dos actores representan el mismo papel, al mismo tiempo. “Consideraron (The Wrather Corporation) que si yo me vestía como El Llanero Solitario y hacía apariciones públicas, esto podría confundir al público que fuera a ver la película. Cosa más ridícula, pues el público tiene suficiente seso como para diferenciar al hombre que ha interpretado el papel desde 1949 y a un chico joven que nunca se ha puesto la máscara en su vida”.

Sea como fuere y tras cuatro años de litigio, durante el verano del año 1979, el 30 de agosto, The Wrather Coportation logró que un juez fallara en su favor y, a partir de ese momento, Clayton Moore se vio obligado a dejar de llevar la máscara durante cualquier aparición pública a la que asistiera. Para el actor, la sentencia fue un jarro de agua fría, además de perder su amistad con Jack Wrather, dueño de la corporación que lo había denunciado.

Cuatro años después de la decisión judicial y, tras la muerte de Jack Wrather, el agente de Clayton Moore, Art Dorn, recibió una nota, enviada por la mujer del magnate, la también actriz Bonita Granville Wrather –actriz que trabajó con Moore en sus comienzos- en la que decía lo siguiente: “Estimado Arthur, queda avisado que, por la presente, The Wrather Corporation, legitima que Clayton Moore use la máscara del Llanero Solitario.” (2)

Aquella carta ponía fin a uno de los más absurdos litigios de cuantos han llenado las páginas del mundo del espectáculo y le daba a la oportunidad al actor de continuar recorriendo el país como el único y verdadero Llanero Solitario, un papel que asumió hasta su muerte, el 28 de diciembre del año 1999.

Y es que, como muy bien contaba el actor en su biografía “He interpretado muchos roles, como actor que he sido, que me han influido. Sin embargo, si tuviera que resumir mi vida y lo que ha significado para mí, tan solo puedo repetir Yo era ese hombre enmascarado.” (2)

En medio de ambos, bien se podría situar a Larry “Buster” Crabbe. “Me pusieron el nombre Clarence Linden Crabbe, en honor a mi abuelo que aún vivía en las islas Hawaii, y a mi hermano, Edward Clinton Simmons Crabbe, Jr. en honor a mi padre. Con esas formalidades ya resueltas, mi padre nos empezó a llamar a mí Buster y a mi hermano, Buddy, los nombretes con los que todos nos conocerían en nuestras vidas.” (3)

Su carrera como actor se forjó después de sus éxitos como nadador profesional, algo que también le sucedió al gran Johnny Weissmuller, el rostro por antonomasia de Tarzan. En el caso particular de Larry Crabbe, su carrera deportiva le llevó hasta el oro en la prueba de 400 metros estilo libre, batiendo al nadador francés Jean Taris, quien obtuviera el récord mundial en 1932.

Tras su victoria, los planes del joven atleta eran terminar la carrera de derecho y ejercer pero, en medio de sus estudios –y de los severos entrenamientos diarios- el cine había ya había logrado hacerse un hueco y así, tras pequeños papeles sin importancia, Paramount Pictures lo contrató para dar la réplica a Lord Greystoke, más conocido por el gran público como Tarzán. Éste fue el primero de los nueve seriales cinematográficos que el actor protagonizó entre 1933 y 1952, aunque su rostro e impronta siempre permanecerán ligados a la imagen de los dos héroes galácticos de tira de prensa por antonomasia, Flash Gordon y Buck Rogers. “Alguien, en la Universidad de Maryland, hizo una encuesta en 1974 y descubrió que Flash Gordon era el tercer icono nostálgico más popular, tras W.C. Fields y los Hermanos Marx.” (3)

Sin embargo, fue en otro serial, Red Barry (1938) –igualmente basado en un personaje gráfico, donde Crabbe sí pudo demostrar algunas de sus mejores dotes interpretativas, un hecho que se suele pasar por alto cuando se habla de la carrera profesional del actor.

Junto a los seriales, casi un centenar de películas, en especial westerns de escaso presupuesto e incluso su propio programa de televisión The Buster Crabbe Show y una serie, Captain Gallant of the Foreign Legion -donde compartió protagonismo con su hijo Cullen “Cuffy” Crabbe- forman la larga carrera de un actor que quiso aspirar a más dentro de su profesión, pero que, llegado el momento, supo retirarse y dedicarse a otros menesteres.

De ahí que, ya en los años cincuenta del pasado siglo, Crabbe alternara su carrera como actor con la de en un empresario de éxito que llegó a ser el propietario un espectáculo acuático -Aqua Parade- el cual recorrió no sólo los Estados Unidos de América, sino varios países europeos. En la década siguiente, una vez colgado el hábito de actor definitivamente, su imagen sirvió para promocionar desde una igualmente exitosa línea de piscinas -junto a su amigo y rival Johnny Weissmuller-, hasta uno de los primeros programas de entrenamiento acuático pensados para combatir los problemas de artrosis en las personas de edad avanzada, área en la que Crabbe fue todo un visionario.

Durante los años setenta, su imagen volvió a estar de actualidad, merced al estreno de la primera de las películas de la saga Star Wars, la cual homenajea a los seriales protagonizados por Crabbe y, sobre todo, por aparecer en un memorable capítulo de la serie de televisión Buck Rogers in the 25 Century (Planet of the Slave Girls, 27 de septiembre de 1979) compartiendo secuencia y protagonismo con Gil Gerard, el actor que encarnó al aventurero en dicha serie de televisión.

Los diálogos y la interacción entre ambos actores durante aquel episodio son un magnífico resumen de la impronta y la forma en la que Buster Crabbe afrontó los retos que jalonaron su carrera y cómo su imagen continúa estando ligada a los personajes que un día interpretó, semana tras semana, para desasosiego de los millones de espectadores que acudían a los cines de todo el mundo.

Citas

(1) Fifty who made DC Great. DC Comics. 1985

(2) I Was That Masked Man. By Clayton Moore. Lanham, MD: Taylor Trade Publishing, 1998. Print.

(3) A Self-Portrait. By Buster Crabbe. First ed. Lewiston, Idaho: Steely Print & Binding, 1997. Print

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Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

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