Sobre este blog

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia,  Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.

El canarión y sus siete ratitas

Según estadísticas, por cada canario hay 7 ratas.

Jorge Batista Prats

Las Palmas de Gran Canaria —
  • La rata, al convivir con nosotros - juntos pero no revueltos - se inserta por derecho propio en la sociedad y la convivencia. Tenemos siete cada uno en régimen de guarda y custodia compartida

Susanita tiene un ratón

Un ratón chiquitín

Que come chocolate y turrón

Y bolitas de anís

Duerme cerca del radiador

Con la almohada en los pies

Y sueña que es un gran campeón

Jugando al ajedrez

Le gusta el fútbol

El cine y el teatro

Baila tangos y rock'n roll

Y si llegamos y nota que observamos

Siempre nos canta esta canción

Susanita tiene un ratón

Un ratón chiquitín

Que come chocolate y turrón

Y bolitas de anís

Duerme cerca del radiador

Con la almohada en los pies

Y sueña que es un gran campeón

Jugando al ajedrez

Le gusta el fútbol

El cine y el teatro

Baila tangos y rock'n roll

Y si llegamos y nota que observamos

Siempre nos canta esta canción

Todo el mundo que lo sabe, sabe que los hermanos Grimm eran unos cuentistas de tomo y lomo, nacidos y fenecidos en Hanau, ciudad atravesada por el río Meno en la actual Alemania. Vivieron entre finales del XVIII y mediados del XIX. Lejos de ser lo que ahora se denomina unos pringaos, Jacob, que no tuvo doce hijos, y Wilhelm, que tampoco los tuvo y no tenía por qué tenerlos, eran filólogos y folcloristas. Así que les dio un pronto y se dedicaron a recopilar cuentos, leyendas y tradiciones que forman parte de lo que somos. Lo que seremos aún está por ver. Abordado de ese modo nuestro desarrollo cultural, puedo afirmar y afirmo que la tradición oral germánica llega a nuestras mentes bastante antes que, por ejemplo, El Quijote, la novela picaresca o Góngora y Quevedo. Estos últimos estaban siempre como el perro y el gato. No importa que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones, dijo Felipe Dios Isidoro González, ahora en tareas de las que luego hablaremos de pasada, sin advertir al personal que la frase no era suya sino de Mao. Que no es lo mismo que miau.

Estos Grimm escribieron o adaptaron numerosos cuentos que allá quedaron en las estanterías de nuestra infancia. Hasta de fuentes luteranas bebieron nuestros amigos calvinistas, que llevaban el cabello al estilo de Joe Cocker cuando Joe with a little help from my friends, que en paz descanse, disponía de él. Blancanieves, La Cenicienta, Pulgarcito, Juan con suerte, La leyenda de los duendecillos, La hija del molinero, Caperucita Roja, Rabanita, En busca del miedo, Los músicos de Bremen o Barba Azul, fueron algunas de las narraciones que nos legaron estos hermanos, cuentos que lograron llegar a Hollywood para encontrarse con Disney, de cara a ayudar intensamente a convertir la industria del cine norteamericano no sólo en una gran potencia económica sino en un canal vehiculador del american way of life y sus daños colaterales. Incluida la comida basura y el terrible efecto de la obesidad mórbida. Y, en ocasiones, morbosa. Es en este punto donde me conecto con las lúcidas mentes de los productores de cine porno, quienes, bajo el título de Blancanieves y los siete enanitos viciosos, aprovecharon la inteligencia de los Grimm para trasladarla a la contemplación de genitales en imparable acción conjuntiva.

Blancanieves y los siete enanitos. Y los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria y sus siete ratas per capita. No cabe otra que señalar que, por lo que respecta a nuestros índices socioeconómicos, es en las ratas per capita donde únicamente estamos bien situados. Superamos la media que establece la Organización Mundial de la Salud: “Tres ratas por habitante es una cifra aceptable”. Y no estoy desvariando, porque la rata, al convivir con nosotros - juntos pero no revueltos - se inserta por derecho propio en la sociedad y la convivencia. Tenemos siete ratas cada uno en régimen de guarda y custodia compartida y, a posteriori, también podemos hacernos con un minino, un yorkshire, un westy, un pastor alemán, un caniche, un chihuahua y hasta un pitbull o un presa canario. Eso sí, es preciso recoger las cacas y lanzar sobre los pipís un chorrito de agua con lejía o zotal. De las deposiciones de las ratas se encarga el Ayuntamiento, el cual, según un reportaje reciente firmado por Ana Sharife, durante 2016 ha lanzado 658 ofensivas contra los roedores. Muchísimas más que la aviación norteamericana y francesa sobre el ISIS. Es cierto que en Nueva York la cosa está más cruda y, según parece, aunque la cifra es muy difícil de establecer con exactitud, cada ciudadano dispone de 14 ratas. Lo que me mosquea, y mucho, es la presencia en la gran urbe de un importantísimo barrio que se llama Chinatown, nombre que adoptó el genial director Roman Polansky para una de las mejores películas de cine negro que se han rodado. 

Yo, personalmente, no pierdo la calma. El Ayuntamiento dice que “todo está controlado” y su credibilidad lo avala: controlado como la economía, el desempleo, la deuda, la miseria, el analfabetismo, la comprensión lectora, el crecimiento del PIB, la corrupción política, el narcotráfico, las listas de espera de la Sanidad … Eso sí: exijo que, en caso de que en una de esas operaciones de asesinatos selectivos liquiden a mis siete mures, se me comunique de inmediato para guardar el luto que debe acompañar a cualquier muerte. Y punto.

Cuando te sientas y descansas el cuerpo en un banco, entonces es cuando adviertes que no eres más que un nómada

Punto, sí. Pero punto y seguido. Que no me pareció ninguna exageración que ya se hable en el extrarradio de la ciudad, en los arrabales donde no canta Gardel, de que las ratas se han convertido en bichos escaladores. De modo que trepan sin ningún fundamento, haya picudos o no. Ellas se gobiernan solas. Ascienden por la palmeras para comerse las tambaras en banquetes de verdadero escándalo. Estoy seguro que en nuestra ciudad hay ratas que comen mejor que personas. Absolutamente seguro. Por ello, a simple vista y sin sostén científico ninguno, aventuro que ese roedor está evolucionando hacia la capibara, pasando por el conejo. Aunque no todo van a ser malas noticias: el dátil se empleaba antiguamente para combatir la gonorrea, de modo que es más que posible que nuestros millones de esos bichos no presenten enfermedades venéreas, aunque se reproduzcan de manera compulsiva. Al respecto, espero el pronunciamiento de la Alcaldía.

Estaba en el banco del parque con Bob echado a mi lado. De repente, se incorpora y levanta las orejas, sigo la dirección de su mirada y allí estaba ella. Una rata del tamaño de veinte ratas ensambladas que, a ritmo del Séptimo de Caballería, atravesaba una planicie rumbo a quién sabe dónde. Como Bob no hizo amago de atacar y el bicho no me saludó, de inmediato inferí que no pertenecía a las siete que me pertenecen y seguí disfrutando de la noche, mientras le contaba historias a mi compañero y él me respondía de vez en cuando con gruñidos que interpreté en general como asertivos. Dicen que el Ayuntamiento va a colocar anillos en las palmeras – desconozco su funcionamiento – para que las ratas no escalen. No sé si serán similares, aunque obviamente de diámetro superior, a esos círculos vibradores que se expenden en los baños de algunos bares y pub de cara a, supuestamente, hacer del fornicio express una experiencia más gratificante. No sé.

Miré el banco de madera y hierro colado y recordé que en varias ocasiones me interesé – al igual que por la horizontal – por esas construcciones donde nos sentamos, y en ocasiones asentamos, para huir de la rutina y el tedio y que no nos venga el tóxico/la tóxica de turno a descargar su furgoneta mental en nuestro cerebro. El banco, aunque parezca algo nimio, tiene una historia muy bella y ligada fuertemente al desarrollo cultural de la Humanidad. Los egipcios y, posteriormente, los griegos y los romanos, ya dieron mucha importancia a los lugares donde se sentaban y en ello empleaban los materiales más nobles y la joyería más lujosa. No soy ni carpintero ni ebanista, pero sí sé que los griegos crearon la famosísima silla Klismos, que ha sido construida y mundialmente repetida hasta nuestros días. Y también crearon el Kline, una cama de reposo con cuatro patas verticales que, sin duda alguna, es el antecedente de la celebérrima chaise longue francesa. Por cierto, no hace mucho acudí a una tienda de muebles para ver unas cosas y, al poco tiempo, entró una pareja que quería comprar un sofá. Él dijo: “Mira, están por allí”. Y ella contestó: “Sí, pero yo quiero que tenga cheslón”. Esa frase lanzada al viento y con ese acento, en Versailles hubiera bastado por sí sola para que el palacio se derrumbara, sin necesidad del impacto de aviones ni demoliciones controladas.

Y cambio una vocal: la o por la a

De modo que el banco donde me siento se transforma en Banca. Aunque estemos ante el terrorismo de género y se pueda hablar de banca y banqueta como elementos donde colocar posaderas - no mesoneras, posaderas – en este caso, Banca se refiere a ese lugar sofisticado y ceremonioso donde uno es desplumado entre sonrisas con el beneplácito del Estado y la aplicación de total impunidad. Yo nunca he tenido una tarjeta negra sino de otros colores. Y algo parecido le ha pasado a Roberto Carlos. Una vez me dijo que él nunca tuvo un gato triste y azul. Bueno, el tema viene a cuento porque es seguro que mucha gente que ahora se sienta en la Banca pase a acomodarse pronto en los bancos de nuestras zonas ajardinadas o incluso en las chaise longue de ladrillo de los centros penitenciarios donde tanto le gustaba cantar a Johnny Cash. “When I was just a baby my mama told me. Son, always be a good boy, don't ever play with guns. But I shot a man in Reno just to watch him die. When I hear that whistle blowing, I hang my head and cry”.

En dos años, 2017 y 2018, previsiblemente, se cerrarán unas 3.000 oficinas bancarias en España y casi 15.000 de sus trabajadores perderán el empleo a través de distintas fórmulas. Aquella Banca de las prejubilaciones con todo el sueldo se ha terminado. Porque en el escenario de un régimen corrupto de partidos, también ha jugado su papel una actividad que, como consecuencia de la crisis y de las determinaciones del Banco Central Europeo y la Reserva Federal norteamericana, se encuentra con que bajan sus disparatados beneficios de cuando las vacas gordas y tiene que alimentarse con el cobro de comisiones, al estar los tipos de interés bajo cero. Así, mientras que no hemos llegado a ninguna civilización del ocio, sino a la del desempleo y la pobreza – se acentuarán con la llegada de la revolución robótica – si ha aparecido el dinero ocioso, un capital que nadie quiere porque el BCE cobra a las entidades los depósitos y las entidades cobran a sus clientes hasta por respirar dentro de las oficinas. Observen cuanto les manga el banco por envío de documentación, mantenimiento de cuenta, ingresos, transferencias, cajero automático, mantenimiento de tarjetas, etc. Meter dinero en el banco en estos momentos no significa ganar sino perder. Lo único bueno: los créditos. Al haber bajado el interbancario, salen mucho más baratos que antes, si bien han descendido las solicitudes porque el empleo, el poder adquisitivo y los salarios se han ido literalmente al carajo. Si llegara a sumarse una caída de las pensiones, la cosa aún se tornaría peor. Es gracioso acercarse a una sucursal y ver que hay dos personas: una es el director/directora y la otra hace todo lo demás. Pareja de hecho.

Dios mío … ¡Qué cruz! ¡La cólera de Dios!

Escribo el 12 de Octubre, Día de la Hispanidad hasta que la autoridad lo permita. Y veo enzarzados a unos y otros – la gran mayoría sin tener ni puñetera idea – discutiendo y peleando acerca de la leyenda negra, los exterminios y los genocidios. 

A mí, personalmente, lo que más me gustó de la conquista fue la película que sobre una etapa de ella, una vez desaparecido el imperio Inca, hizo en 1972 el director alemán Werner Herzog: Aguirre, der Zorn Gottes, en España, Aguirre, la cólera de Dios. Un film imprescindible con el inquietante Klaus Kinski como protagonista principal en busca de El Dorado. 

Por lo demás, aunque la frase me revienta, más de lo mismo: la socialdemocracia pudriéndose, la sociedad esperando a ver si hay terceras Elecciones Generales – en la UE no gustaría nada, aunque a AP/PP le vienen de maravilla porque PSOE y Podemos caerían al precipicio – algunos luchando para llegar a fin de mes y otros, desgraciadamente, buscando el sustento en contenedores de basura. También están los miserables que venden alcohol a menores de edad – el delito se ha generalizado -, tema del que trataré en otra ocasión.

Y termino comentándoles, según el historiador Eckhard Sander, quien empleó 17 años para llegar a esta conclusión: la Blancanieves transfigurada por los hermanos Grimm no era otra que María Sophia Margaretha Catharina von Erthal, nacida el 15 de junio de 1729, hija del príncipe Philipp Christoph von Erthal y de Maria Eva von Bettendorf. El castillo de los Erthal es hoy un museo, cuya principal atracción es justamente el espejo parlante (foto izquierda). En efecto, se trata de un refinado juguete acústico muy en boga en la época, fabricado allí mismo, en Lohr, célebre entonces por la manufactura de hermosos cristales. El espejo tiene la curiosa particularidad de repetir cada palabra pronunciada por quien se pare delante.

Hasta luego. Voy a echarle comida a mis siete ratas. Por cierto, 7, un número cabalístico.

Sobre este blog

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia,  Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.

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