El director del ballet, Anatol Yanovsky, que fuera para el PP todo un hombre orquesta, recibió la noticia de la disolución del ballet un momento antes de la reunión con los bailarines. Comprendió la decisión y así se lo hizo saber a los consejeros Luz Caballero y Roberto Moreno, a los que pidió estar presente en el momento de comunicárselo a los bailarines. Y así fue. Se sentó en la mesa presidencial con los políticos, y a medida que avanzaba la reunión, su comprensión hacia la decisión de la institución se tornó postura reivindicativa, elevando el tono de su voz y hasta dando manotazos en la mesa. Y eso que nadie le ha comunicado todavía que su academia privada de danza tenga que abandonar las instalaciones del edificio Miller, donde comparte espacio de titularidad pública con el ballet recientemente disuelto. No consta que pague alquiler.