Los electores de izquierdas no ganan para disgustos en Tenerife. Se habían ilusionado con la aparición de movimientos alternativos alimentados por la frustración provocada por partidos tradicionalmente progresistas, como el PSOE, que han entregado sus ideales a los poderes tradicionales de la isla a cambio de una butaquita en la mesa de los poderosos. Por eso fructificaron iniciativas como Asamblea Sí Se Puede, que tuvo como bandera todos estos años su negativa a la construcción del puerto de Granadilla. De la calle, de las movilizaciones ciudadanas, de la ilusión colectiva, Sí Se Puede saltó a las urnas y hasta consiguió un concejal en Granadilla con el que arrebató la mayoría absoluta a los socialistas. Todo hacía pensar en un pacto con éstos para obligarles a cambiar su postura con el puerto, pero los asamblearios han preferido sumarse al poder tradicional de la derecha y dar su voto a un pacto con el PP y ATI.