Si la grúa se lleva su coche al potrero de El Rincón, tiene dos opciones de urgencia, o sale echando leches para allá a retirarlo o encarga una novena a la Virgen de Fátima para encontrarlo entero. Un lector amigo de esta casa está todavía subiéndose por las paredes por lo que le ocurrió cuando le robaron el coche y le comunicaron que debía ir hasta allí a retirarlo: el informe policial decía que los chorizos sólo le habían hecho el puente para arrancarlo. Por lo tanto, el faro que le faltaba había desaparecido en El Rincón, bien porque alguien lo vio y le hacía falta (es un viejo GTI del 86) o bien porque los chorizos tienen fácil acceso al recinto donde se supone que se custodian estos vehículos. El ciudadano en cuestión se dirigió al veterano y a todas luces insuficiente guardián del potrero, que le aseguró que el coche le era entregado tal cual había entrado. Entonces, ¿por qué aparecían en el parte policial los viejos y nuevos desperfectos y no se describía la llamativa ausencia del faro? Se lo tuvo que comer con papas el automovilista, que encima se arriesgó a que a policía le parara por circular tuerto.