Tampoco debe estar muy contento con la decisión de Cardona, que pronto se hará pública, el presidente de la patronal Cecapyme, Prudencio Lorenzo, al que le supo a cuerno quemado enterarse de que Mesa y López y todos sus acorazados se incorporaban a la apertura dominical que ya disfrutan Puerto-Canteras y Triana, donde tiene su comercio. El consenso que Cardona dijo querer encontrar para enfrentarse al Gobierno no lo vemos por ninguna parte, porque esta solución que ha pactado con Valentín Parejo ni satisface a las grandes superficies (se quedan fuera siete de las ocho que hay en la ciudad), ni al presidente de las pymes, que sabe con la apertura dominical de El Corte Inglés existen serias posibilidades de que el polo de atracción comercial de la ciudad se centre principalmente en Mesa y López. Total, una cantinflada comercial de difícil resolución que encima se conoce el día en que el Tribunal Constitucional ha informado urbi et orbi que admite a trámite el recurso del Gobierno de Canarias contra la modificación de la Ley de Comercio nacional en julio pasado. Canarias opina que hay serias intromisiones en sus competencias, recogidas en el Estatuto de Autonomía, como el listado de ciudades susceptibles de tener zonas de gran afluencia turística, la traslación a los ayuntamientos de las propuestas que antes estaban residenciadas en las asociaciones comerciales y otras regulaciones introducidas manu militari. Sólo falta, para terminarle de liar, que ante esa admisión a trámite, el Gobierno de Canarias pida una suspensión cautelar de la aplicación de esa Ley de Comercio en lo que se substancia el recurso, porque sería bastante pintoresco, a la par que absurdo, ejecutar preceptos de esa ley como la delimitación de zonas de gran afluencia turística cuando la norma corre peligro cierto de quedar derogada. Mientras eso ocurre, el alcalde Cardona se mete en otro jardín tropical marca de la casa.