En círculos restringidos, donde otros hablan catalán, anda quejoso José Manuel Soria por nuestro empeño en mostrar esta casita que aparece en la imagen, que evoluciona muy favorablemente en Tafira Alta. No tenemos nada que objetar a que cualquier hijo de vecino progrese y se haga una buena casa, lo que nos conmueve es que ese hijo de vecino tenga más prerrogativas que los restantes hijos de vecinos. Por ejemplo, ha de colocar el cartelito de obras por fuera, y en el caso de ser político en ejercicio, ha de ofrecer una explicación. Porque no es de recibo que alguien entre en política con una casa normal y, diez años después, se disponga a abandonar la actividad con una mansión de 1.200.000 euros. Existen las declaraciones patrimoniales y sus electores se merecen una explicación. Y luego se la ofreceremos nosotros a nuestros lectores, sin duda, que también se la merecen.