Desde el pasado jueves nos hacíamos eco aquí del regreso de Gabriel Mato a la política de Canarias en ejecución de un encargo de la dirección nacional del PP de preparar un presumible relevo de José Manuel Soria. Lo que no significa, claro, que ese relevo vaya a ser mañana mismo, que no lo queremos tan mal. Este domingo pudimos leer la misma reflexión en otro diario y escuchar de boca de Román Rodríguez, en el muy mentado acto del auditorio, que al delegado del PP en Canarias “le han enviado un sustituto desde Madrid”. Nos llegan, además, nuevos datos, como el momento procesal en que se quebraron las buenas relaciones entre Mato y Soria. Dicen que fue allá por el congreso regional, cuando el presidente del PP canario, siguiendo con su práctica habitual, no consultó con Mato la elección de cuatro representantes de La Palma para los órganos de dirección del partido. Ya se sabe que Mato es hombre fuerte en la isla bonita y no soportó con buena cara que, encima, le metieran a Manuel Lorenzo, que no es de su misma cuerda. Así se van tejiendo las tempestades.