No paran de llegarnos estimulantes informaciones acerca del nuevo modo de ver la vida que se ha instalado en el Servicio Canario de Empleo, antes Icfem, desde que aterrizara por allí nuestra admirada Juliana García. El cambio, desde luego, es radical, el tercero si las cuentas no nos fallan. Primero hubo gran despelote con la gestión de los fondos; se hacía de todo con tal de que hubiera cursos y ayudas; luego se pasó a la fase de perseguir al acreedor y a controlar los machos. Y ahora todo parece revestirse de un rigor contable más cercano a la banca (con perdón) que a un organismo que ha de cubrir una decisiva función social. A ese rigor contable debe responder el último gran nombramiento de la directora general, Juliana García, que ha designado subdirector de Formación al hasta ahora jefe del servicio de contabilidad de la Intervención General de la Comunidad Autónoma. Es decir, ha puesto a un experto en contabilidad a gestionar algo tan sensible como los cursos que necesitan el parado y el trabajador canario para que mejore la competitividad.