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Carlos Bosch Millares y la Universidad por Manuel Herrera Hernández
Carlos Bosch comenzó la larga lucha reivindicativa en pro de la Universidad con un artículo que escribió el 11 de noviembre de 1967 con el título Las Palmas y la Universidad. Fue redactado por la constatación de la injusticia del tremendo desequilibrio universitario existente. Carlos Bosch repetía que la instauración de facultades aquí era fortalecer la Universidad dándole la necesaria dimensión regional. Estos argumentos, y otros relativos a la demografía y al empobrecimiento cultural, no fueron escuchados. Se recordaba que la Universidad de La Laguna fue una de las compensaciones ofrecidas a Tenerife por la división de la provincia, por lo que se hizo imperativa la creación de centros universitarios independientes, consideración que no se alcanzó de inmediato sino que fue el fruto ulterior de numerosos intentos frustrados.
En 1967, ante la posibilidad de crear en Las Palmas una Facultad de Ciencias Biológicas, Antonio González González amenazó con su dimisión como rector de la Universidad de La Laguna. Pero, paradójicamente, en esa Universidad se crean la Facultad de Medicina, de Biológicas, Matemáticas y Farmacia consolidándose como un gran centro universitario.
Gracias al movimiento ciudadano, impulsado por la comisión dirigida por Carlos Bosch, y por las gestiones del Cabildo de Gran Canaria, el B. O. E. del 30 de marzo de 1968 publicaba la implantación de la enseñanza superior reglada en Las Palmas. Y en el curso 1968-69, en la nueva sede de la Escuela de Peritos Industriales en la Plaza de la Constitución, comenzaron los primeros estudios superiores universitarios en Las Palmas dirigido por tres catedráticos. El 25 de agosto de 1972 Manuel Bermejo Pérez, Carlos Bosch Millares, Nicolás Díaz-Saavedra Morales y Luis Jorge Ramírez, apoyados por Juan Pulido Castro, presidente del Cabildo de Gran Canaria, celebraron una asamblea en el Gabinete Literario con el lema “No queremos que Las Palmas de Gran Canaria sea la única ciudad europea con más de 300.000 habitantes sin Universidad”. De aquí salió la consigna “Queremos una Universidad”, y no nos conformamos solamente con los Colegios Universitarios. También la encuesta “Una Universidad para Las Palmas” enardeció aun más a la provincia de Las Palmas.
Finalmente en 1973 se crea el Colegio Universitario de Las Palmas con la División de Medicina y, a continuación, se aprueba la creación de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Estos dos Centros, como desde 1974 la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, se incorporan a la Escuela Universitaria Politécnica, la Escuela de Estudios Empresariales y la Escuela de Magisterio. Pronto la inquietud de los promotores crea la Asociación de Amigos de la Universidad de Las Palmas, que cuajaría en la Fundación Universitaria y, en la reunión celebrada en el Cabildo de Gran Canaria con la participación del Comité de Iniciativa Popular y del profesor Antonio Marrero Hernández, se acentuó la lucha por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
La asamblea convocada por la Comisión Promotora de la Universidad acabó en la manifestación del 7 de Julio de 1982 reclamando una Universidad completa en Las Palmas. Más de 200.000 personas se manifestaron exigiendo “Universidad en Las Palmas, Ya”. Seis años después quedó marcado en el calendario el año 1988 como aquel en el que los grancanarios salieron a la calle para gritar «Universidad, Ahora sí», para reclamar una Universidad para Las Palmas. El 26 de abril de 1989 el Parlamento de Canarias aprueba por una mayoría de dos tercios la nueva ley universitaria que significa el nacimiento de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Nace al fin la ULPGC tras una larga batalla.
Carlos Bosch promovió esta aspiración universitaria porque, además de la carencia de centros universitarios, para él la Universidad era sinónimo de libertad. Libertad de pensar, libertad de contagiar y, finalmente, de ser contagiado. Su decisivo papel en la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria nos recuerda palabras de Berthold Brecht: muchos son necesarios pero algunos resultan imprescindibles. Carlos Bosch era de estos últimos.
* De la Asociación Española de Médicos Escritores
Manuel Herrera Hernández
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