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Cinemaissi 2012: universos en minúsculas

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Todos los seres humanos vivimos en un pequeño universo, del que cada uno es su dueño y señor. En algunos casos, dejamos que los demás entren y compartan nuestras vivencias, anhelos y deseos. En otros casos, nuestro universo es un lugar privado, cerrado y vetado a las miradas ajenas, como si de un monasterio del medievo se tratara.

Ejemplos de cada uno de ellos los hay a millares, tantos como los habitantes de nuestro cacareado planeta, aunque yo me voy a detener en dos; es decir, en los pequeños universos de Aina y Roberto. La primera es una joven española que, tras vivir sus primeros días en México, se mudó a Barcelona, ciudad en la que creció y en la que reside. El segundo es un hombre reservado, a veces cascarrabias y muy solitario, siempre detrás del mostrador de la ferretería que regentara su padre, tiempo atrás. En ambos casos, sus universos están bien definidos y, a los dos, les queda por encontrar aquello que un día dejaron atrás.

En el caso de Aina, todo su empeño se centra en buscar a su padre y la casa en la que nació y vivió cuando era una niña, tarea digna de un ser mitológico al tratarse de una búsqueda que tiene como escenario la enorme capital de los Estados Unidos Mexicanos, México D.F.

Para Roberto, su empeño es mucho más simple y casi mundano. Se trata de sobrevivir y no permitir que nada, ni nadie altere su rutinario y metódico estilo de vida. Su existencia está reglada por un calendario totalmente espartano, en el que cada momento encaja con el siguiente y así día tras día.

Tal y como no podía ser de otra forma, ambos verán sus planes alterados, ya sea por sucesos externos ?un robo, en el caso de Aina, y un encuentro con un ciudadano chino, en el caso de Roberto- circunstancias que les harán cambiar el rumbo previamente trazado, aunque, no por ello, dejarán de encontrar aquello que estaban buscando. Cierto es que, al principio, los contratiempos sufridos a punto están de acabar con su empeño inicial, sobre todo en el caso de la joven catalana. Para Roberto, encontrarse con Jun le supondrá el tener que enfrentarse con sus demonios interiores y, de paso, volver a pelear por aquellas cosas que siempre ha querido, pero que, un día, decidió dejar de lado.

Una vez aceptada su nueva condición, Aina descubrirá junto a Josefina, la mujer que le abrirá las puertas de su casa y la ayudará en su búsqueda, otra forma de entender la vida y las relaciones humanas, a pesar de los vaivenes propios que supone estar vivo. Jun, el chino, despertará a Roberto de un largo letargo y, sobre todo, le ayudará a aceptar no sólo la pérdida de su padre, sino las secuelas de una guerra estúpida y oportunista como fue la contienda de las islas Malvinas, orquestada por la junta militar argentina.

Sin darse cuenta, tanto Aina como Roberto encontrarán lo que estaban buscando y sus universos, tan pequeños ellos hasta ese momento, crecerán y evolucionarán hacia un estadio superior, el cual les ayudará a ser mejores personas.

Mi universo en minúsculas y Un cuento chino son dos magníficos ejemplos de cómo el cine realizado en la América hispano parlante pueden dar la réplica a cualquier producto cocinado en otras partes del mundo. Sus reflexiones, sus vivencias y sus personajes no son exclusivos de aquellos países, sino que se pueden extrapolar a otras partes del mundo, sin riesgo a que el discurso pierda un ápice de validez.

A su vez, las dos películas son un muy buen ejemplo de cómo puede funcionar un festival de cine como Cinemaissi, en un país donde las costumbres y el idioma castellano no tienen la misma impronta, por ejemplo, que el inglés o el finlandés, al desarrollarse en la ciudad de Helsinki.

No obstante, la fuerza de Cinemaissi es la misma que la de las dos películas antes comentada, pues tanto para lo bueno como para lo malo, vivimos en el siglo XXI y en un mundo globalizado y, cada día, los problemas de los seres humanos, como los pequeños universos de cada uno, son igualmente globales y no propiedad de un lugar, una etnia, un idioma o una ideología.

Y si no me crean, vean ambas películas y saquen sus propias conclusiones.

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