Uno ya está bastante harto del juego que se traen. Nos pone en la tesitura de a quien creer o en la más fácil de mandarlos a hacer puñetas. Que es lo que me pide el cuerpo, aunque no pueda darle ese gusto porque un día me dio por el periodismo en lugar de dedicarme a hacer dinero. En el pecado llevo la penitencia y encima escribir es tan adictivo como el tabaco. Tengo sobre la mesa los recortes de cuanto se ha dicho o escrito acerca de López Aguilar y los desmentidos de medios judiciales a las presiones sobre jueces y fiscales que le atribuyen al ministro sus enemigos. Todo revuelto con los improperios áticos en defensa de Zerolo contra los malvados canariones, a los que ayuda el ministro a conseguir el diabólico sueño de destruir la isla más grande, más bella, etcétera, de cuyo nombre no quiero acordarme no vaya mancillarla sin querer. Sacaron en procesión al beato Hermoso y han visto el fantasma de Matías Vega Guerra apalancado en Anaga. El esfuerzo para preservar uno el sentido común que pueda quedarle es tremendo. Dejo los barrenillos genéticos áticos por imposibles no sin subrayar que a ningún grancanario se le ocurre ver detrás de sus escándalos a cualquier sanedrín santacrucero. Que haberlos, háylos, supongo. Pero, a lo que iba: visto el material, aún reconociendo cuanto beneficia a los psocialistas la que está cayendo y dando por descontado que la aprovecharán a tope, creo a López Aguilar y a los medios judiciales que niegan las presiones. Y esto por varios motivos, de los que excluiré la muy subjetiva de saber que el ministro es un tipo honesto.En primer lugar, si diera esas órdenes a jueces y fiscales cometería un delito y arruinaría su prometedora carrera; que en el fondo es lo que jode a sus enemigos. En segundo lugar, el país hierve en escándalos, de modo que lo de Canarias no es excepcional ni consecuencia de manipulaciones electoreras sino de que hay mucho golfo. En tercer lugar, quienes lo acusan son sujetos que, además de no ofrecer pruebas, han agotado su cupo de credibilidad. Por esa razones creo a López Aguilar. Si debe o no seguir de ministro, nada digo dado que no es ilegal. Allá él si se equivoca. Lo que no entiendo es que no anuncien también la dimisión de sus cargos, para dar ejemplo, cuantos de sus acusadores sean o vayan a ser candidatos en mayo de 2007. Salvo que nos aseguren que no se valdrán de ellos, qué va, de cara a las elecciones. No hay por donde cogerlos, de verdad.