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Corazones incompatibles
Los poetas hablan de los sentimientos del corazón. Le dedican versos. Los enamorados pintan un corazón en el tronco de un árbol, ponen sus nombres dentro de él para exhibir el amor que los conmueve. Cupido dispara sus flechas a un corazón para que comiencen los grandes amores. Los futuros papas lloran frente a la ecografía cuando ven moverse el corazón del feto, después de ver ese movimiento comienzan miles de sueños.
Ahora los científicos están sacando el corazón a los ratones muertos, los limpian con lejía y los reconstruyen con células nuevas para trasplantarlo a otros ratones enfermos. La idea es que en el futuro puedas vivir con el corazón de otro. La iglesia no ha dicho nada, pero están tardando. ¿Cómo vamos a permitir que a un obispo enfermo le pongan el corazón de un ateo?¿Qué haría el corazón rojo en el cuerpo de monseñor, un cuerpo que se arrodilla ante dios padre, un cuerpo que venera a nuestro señor Jesucristo con el corazón de uno que lo negaba?
Peor aún, si hay una prostituta grave ¿se le podría poner acaso el corazón de una monja? ¿Qué pasaría después, cómo reaccionaría en el cuerpo de una mujer de la vida ese corazón que viene de un cuerpo virgen, que entendió el sexo como pecado, que huyó de los hombres y se entregó a nuestro señor? ¿Si la prostituta vuelve a su trabajo latirá su corazón a la misma velocidad que antes cuando se entregue al cliente?¿Se atrevería el putañero a acostarse con la prostituta si sabe que tiene un corazón de monja?
Cuántas cosas podemos imaginar simplemente cambiando los corazones de los cuerpos. Me imagino al corazón de un trabajador despedido de forma ilegal, con la excusa de la crisis. Después de un mes de angustia, de vivir un laberinto sin salida, sube en el ascensor las 25 plantas de un céntrico hotel de la ciudad. Se dirige a la terraza del bar y se tira al vacío. Justo cuando la jueza ordena el levantamiento del cadáver del obrero ell director del Fondo Monetario Internacional ingresa grave en el hospital. Le descubren una patología en las células de su corazón. Necesita ser trasplantado de forma urgente.
Su enorme influencia sirve para que localicen de forma inmediata el cadáver del obrero. Saben que había dejado escrito la donación de todos sus órganos. Localizan a la hija del obrero, le cuentan que un paciente está muy grave. Que sólo se salvará si le trasplantan el corazón. La hija dice que sí, por supuesto, y firma el papel. Pero de repente, cuando se lo va a entregar al gerente del hospital hace una pregunta: ¿quién es ese paciente? El gerente se queda pensativo. Duda. Al final le dice: “Es un señor muy importante. Es el director del Fondo Monetario Internacional. Seguramente podrán recompensarle económicamente a su familia”. La hija del obrero rompe el papel en mil pedazos. “ Lo siento. El corazón de mi padre es incompatible con ese señor”.
Juan GarcÃa Luján
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