Espacio de opinión de Canarias Ahora
La destrucción de la memoria o el viaje a ninguna parte por Ernesto Martín Rodríguez
Se tienen los medios necesarios para proteger estos recursos pero no existe voluntad política para desarrollarlos. Se han aprobado leyes para gestionar y proteger estos bienes, pero rara vez se aplican. Un buen ejemplo es el intento por la Consejería de Cultura de actualizar la actual ley de Patrimonio Histórico de Canarias sin ni siquiera estrenarla. Si esto resulta paradójico, más aún lo es comprobar que en el borrador de la nueva propuesta no había ninguna novedad, sino que todo quedaba en un mero cambio de orden de los epígrafes. Gran Canaria es la envidia de otras islas por la actividad arqueológica que desarrolla, pero esto es engañoso. Los proyectos de investigación en marcha se pueden contar con los dedos de una mano, lo que hay en realidad son muchas intervenciones de empresas privadas que tratan de hacer un trabajo digno pese a las presiones (directas o indirectas), los regateos en el presupuesto y la falta de apoyo de las administraciones competentes, aunque en ocasiones éste se limite a un traslado de restos donde no molesten, en espera de que lleguen días mejores y puedan ser estudiados. Un trabajo que no es apreciado por igual y que en ocasiones parece regirse más por criterios de oportunidad política, dirigido a allanar el camino de multinacionales y organismos públicos, que transforman el territorio a una velocidad que da vértigo, que a rescatar y documentar el patrimonio arqueológico. Tampoco ha habido inversión para la mejora de los sitios declarados Bien de Interés Cultural (BIC) o de los recursos técnicos y humanos del servicio de patrimonio histórico del Cabildo Insular, antes al contrario, el Sr. Soria lo descabezó en su momento al destituir a la persona que lo coordinaba y que más tarde una sentencia judicial abligaría a readmitir. La única inversión en estos años ha si la del proyecto Parqueologica, en el cual la Cueva Pintada es la niña bonita. Pero estos proyectos estrella se llevaron todo el dinero dejando desasistidos al resto de bienes culturales. También la política de BIC acusó este efecto -algo que cualquiera puede comprobar acudiendo al BOC- pues en los últimos ocho años es cuando más bienes religiosos, civiles o, sobre todo, intangibles se han declarado como tales, mientras que bienes tan frágiles como los rupestres no figuraban en los listados a pesar de estar protegidos por ministerio de ley. Algo que algún ex-responsable -gracias a Dios- de muchas cosas repetía continuamente sin percatarse que esa misma ley exigía para realizar el trámite la delimitación previa del bien. Sintomático de esta situación es el cambio de nombre de la Dirección General 1 Profesor Titular de Prehistoria. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Responsable del proyecto de investigación La Memoria en la Piedra. Análisis de la evolución diacrónica y pautas de interpretación de la manifestaciones rupestres del Valle de Balos (Agüimes).
Ernesto Martín Rodríguez
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