Espacio de opinión de Canarias Ahora
''Por Dios, por la Patria y el Rey ''
Ejemplo de construcción de España a través de la “fe católica”. Veamos. 12 de diciembre de 1526. El obispo de Palencia se dirige a Carlos V y le transmite sus deseos. Son éstos, conforme puede leerse en el libro de la editorial Espasa Carlos V, el César y el Hombre, publicado en 1999 por el historiador Manuel Fernández Álvarez: “Que los Príncipes cristianos se junten con Vuestra Majestad en amistad y paz verdadera, como monarca y señor que es del mundo para que sean en exterminar y perseguir los paganos e infieles?”
Admirable objetivo
Admirable objetivo, monseñor Cañizares. A los “paganos e infieles” era necesario “exterminar” y “perseguir”. Una gran parte de tan evangélica tarea la había llevado a cabo, unos cuantos años antes, la católica reina Isabel, quien dio la orden de expulsar a los judíos y a los musulmanes de España. Nadie ignora que el brazo represor de los monarcas ?“de Isabel y Fernando el espíritu impera, moriremos besando la sagrada bandera-”era el Tribunal del Santo Oficio o Santa Inquisición. Es decir, la hoguera.
Burdas falsificaciones
A monseñor Cañizares todo esto le parecen burdas falsificaciones de la historia, manipulaciones punto menos que masónicas o, simplemente, bellacos tributos al relativismo. ¿Evoca el todavía cardenal de Toledo -con evidente nostalgia- aquellos tiempos de las cruzadas contra los moros? Sobre todo ahora, cuando vuelven a ser los musulmanes la encarnación del eje del mal.
Encrucijada plural
Borra, sin embargo, Cañizares, los orígenes culturales y, por supuesto, religiosos de lo que es España, encrucijada plural ?como tantos otros países- de tartesos, íberos, celtas, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, visigodos, cristianos, árabes, judíos y otras diversas y singulares formas de entender el viaje de los seres humanos hacia una ignota Itaca: desde su nacimiento hasta su muerte.
Argamasa esencial
El catolicismo como argamasa esencial de España. Finales del siglo XIX. En su novela Gloria, Benito Pérez Galdós narra el discurso de uno de sus personajes para celebrar una victoria electoral de la derecha, durante la Restauración canovista. He aquí algunas de sus frases: “Inmensa, asquerosa, pestilente lepra cubre el cuerpo social. El llamado espíritu moderno, dragón de cien deformes cabezas, lucha por derribar el estandarte de la Cruz. ¿Lo permitiremos? De ninguna manera. ¿Qué valen algunos centenares de inicuos depravados contra la mayoría de una Nación católica? Porque no sólo somos los mejores, sino que somos los más. Alcemos en esta Cruzada el glorioso estandarte, y digamos: 'Atrás, impíos, malvados sectarios de Satanás, que contra el reino de Nuestro Señor Jesucristo no prevalecerán las puertas del infierno`”.
Las teorías de Cañizares
Pero lo más parecido ?más aún- a las teorías de Cañizares están contenidas en este otro párrafo del libro mencionado de Galdós: “No y mil veces no. O España dejará de ser católica, o su suelo se ha de limpiar de esta podredumbre y en su claro cielo volverá a brillar único y esplendoroso el sol de la fe católica”.
El nacionalcatolicismo
Cerca de medio siglo más tarde, el Estado español se inspiró en el nacionalcatolicismo. Duró cuarenta años. España era católica hasta las cachas. No había problemas con asignaturas totalitarias como Formación del Espíritu Nacional. El catolicismo, gracias a una guerra -gracias a las armas- se había impuesto una vez más en España. Nada de laicismo, nada de librepensamiento, nada de agnosticismo. “Por Dios, por la Patria y el Rey, lucharon nuestros padres. Por Dios, por la Patria y el Rey, lucharemos nosotros también”.
Los sectores más integristas
Durante siglos, la Iglesia católica ha venido controlando férreamente a los españoles. Con el retorno a la democracia, y a pesar de la presión constante de los sectores católicos más integristas, España ha dejado de ser felizmente una dictadura. Ha recuperado las libertades secuestradas. Por eso, jerarcas de la Iglesia, como Cañizares ?partidarios en el fondo de la unificación de la espada y el altar-, están que trinan. Ocurre que son mayoritariamente conservadores y no soportan un Gobierno progresista, como el que preside Zapatero. Peor para ellos. Tendrán que aguantarse.
(*) Enric Sopena es director de El Plural
Enric Sopena (*)
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