Espacio de opinión de Canarias Ahora
Ganaron los nuestros
No hay que ser demasiado listo para saber quién ganó las elecciones del pasado domingo. No fue el PP aunque sí fue la lista más votada, eso es una obviedad. Igual que el PSOE de Canarias en las elecciones de hace dos meses pero los que gobiernan son Coalición Canaria y el Partido Popular.
En una democracia parlamentaria como la nuestra no gana el que más votos obtiene sino el que consigue más apoyos para conformar un gobierno. Eso lo sabe no sólo cualquier estudiante de Ciencias Políticas sino hasta mi nieto Matías, que tiene dos años y medio.
Para saber quién ganó el domingo basta con ver y escuchar a los dirigentes de los dos principales partidos en sus comparecencias públicas en televisión esa misma noche. Incluso quitándole el sonido al televisor, solo por sus caras y sus gestos, cualquier marciano que llegara ese día por primera vez a la Tierra entendería que el ganador fue el PSOE y el perdedor el PP. O lo que es lo mismo: ganó el bloque progresista y perdió el conservador.
Esta vez Feijóo no brincó en el balcón de la sede de su partido en Génova como antaño torpemente hacía Rajoy. Los que saltaban de alegría y satisfacción eran los dirigentes, militantes y simpatizantes del PSOE en la calle Ferraz, especialmente la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del Partido Socialista, María Jesús Montero, que estaba que se salía del encuadre de las cámaras con tanto movimiento eufórico. Pedro Sánchez ha vuelto a lograr el más difícil todavía.
La campaña electoral del PP fue nefasta, sobre todo en los últimos días. Casi dos semanas antes de las elecciones se creían ganadores porque al parecer Feijóo salió mejor parado que Sánchez en el cara a cara televisivo. Feijóo se comportó como la liebre del cuento que creía que tenía una ventaja inalcanzable para la tortuga Sánchez pero el presidente del Gobierno, siendo más que nunca él mismo, ganó a todos los pronósticos fatalistas de las encuestas encargadas por los medios afines a la oposición.
En la sede del PP habían puesto a enfriar el champán pero finalmente tuvieron que devolverlo a las estanterías del Mercadona. Les pasó lo mismo que les ocurre a los futbolistas que se hacen serigrafiar sus camisetas antes de ganar el partido y solo las sacan cuando vencen pero las tiran a la basura cuando pierden antes de ser expuestas a la vergüenza pública.
El PP quiere justificar su amarga victoria contando al que le quiere oír que han subido cuarenta y siete escaños pero no cuenta que partía de una cifra ridícula para un partido de Estado que quiere gobernar: 89 diputados. Tampoco dice que se ha tragado al potencial votante del desaparecido Ciudadanos y se ha apoderado de muchos votos de Vox, que es una hijuela del PP y que ha hecho adelgazar sensiblemente a la ultraderecha española, un caso único en Europa y cuyo mérito hay que buscarlo más en el PSOE de Sánchez que en el PP de Feijóo.
La prensa internacional enfatiza que el presidente del Gobierno de España es el primero en frenar el neofascismo europeo. La oposición ultraconservadora que pedía derogar el sanchismo se ha derogado a sí misma y los que instaban repugnantemente a Txapote para que votara a Sánchez han conseguido el efecto contrario: que el PSOE tuviese un millón de votos más que hace cuatro años y subiera en número de escaños y de porcentaje de votos.
Evidentemente el tiro le ha salido por la culata a la oposición. Eso le pasa por indecente al comparar al presidente del Gobierno con un asesino terrorista y a la izquierda con la anti España, como si la única España que valiera fuera la casposa y reaccionaria que ellos representan.
Les han pagado con su misma moneda: probando su misma medicina. ¿No querían caldo?, pues tomen dos tazas, y cuidado con la digestión. Ah, y que sigan utilizando el lema electoral inmundo y obsceno de 'que te vote Txapote', que lo único que ha logrado es resucitar el fantasma del terrorismo. Disfruten de lo votado.
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