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Ganas pocas de escribir

José A. Alemán / José A.Alemán

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Por un lado, el Gobierno de Zapatero anda metido de fijo en un donde dije digo, digo Diego. Pasó de garantizar todo lo habido y por haber en materia de gastos sociales a meterle unos recortes de aquí te espero por imposición de la UE, con alguna que otra reculada y aplazamiento, como en el asunto del endeudamiento futuro de los municipios. Mientras, el PP, que exigía los tales recortes, ahora se opone a ellos en plan de defensor de los oprimidos. Habrá quien se crea que de llegar Rajoy a La Moncloa anulará congelaciones y subirá pensiones, además de apretarle a los ricos y perseguir el fraude fiscal y la economía subterránea. Hay gente para todo, ya saben.

Me extrañaría que tal hiciera pero, quién sabe. Al fin y al cabo, ahí tienen a Soria aportando su parte alícuota de demagogia con esa reducción que propone de las consejerías del Gobierno, de los altos cargos, de asesores, subvenciones, sus pompas y sus obras. Paulino lo ha descalificado sin darle esa mayor importancia a la ocurrencia. Sabe no predica con el ejemplo: ¿sabían ustedes que desde 2007 hasta la fecha los gastos corrientes del Gobierno han seguido incrementándose a buen ritmo mientras caían los de los Ayuntamientos y quedaban reducidos a la cuasi nada los de los Cabildos que, al paso que los llevan, acabarán cerrando?

Los datos son de la FECAI y la pregunta se impone: si tan partidario es Soria de la reducción de gastos, ¿por qué no empieza con los que tiene más a mano? ¿Por qué no comienza a recortar los suyos propios, los de sus escoltas, cuadros del PP que no paga el PP, cochitos, entenados y demás familia?

No es un sujeto creíble, Soria. Hay más posibilidades de que Rajoy se ponga al frente de los desheredados de la tierra y se baje la Internacional al móvil. Dice no estar dispuesto a pagarle a Zapatero el guateque, que eso son para él los gastos sociales. Sin llegar todavía al nivel de ese energúmeno de mujer que es Rita Barberá. Dijo la alcaldesa de Valencia que Zapatero es un “inmoral y un miserable”. Si se me ocurre a mí decir tal, se me querellan hasta los leones de las Cortes, así que diré sólo que es de bobilines ese empeño zapateril de hacerse perdonar la osadía de ocupar un poder que pertenece a la derechona por Dios, España y su revolución nacionalsindicalista. Para esta gente intentar el diálogo y el consenso es síntoma de debilidad.

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