Espacio de opinión de Canarias Ahora
El Gobierno y 'El Día'
Es inútil entrar en debate. No lo merece la ignorancia de los responsables del periódico. No saben que durante años se usó indistintamente “Gran Canaria” y “Canaria”; como no quieren saber que Le Canarien y Torriani, por no citar otras fuentes, nombran a la isla por su denominación actual y me cuesta creer que los cronistas de Bethencourt y el ingeniero cremonés siguieran las órdenes del “Sanedrín de Vegueta”. Aunque todo pudiera ser. Hasta que ande de por medio la mano de López Aguilar, ya puestos a buscar fantasmas.
Tampoco les vale lo escrito por Abreu y Galindo sobre el origen del “Gran”. Replican que no existió el fraile historiador y tan panchos. Desde luego, la identidad de Abreu es un misterio; pero su obra está ahí, se puede tocar e incluso leer. Existió porque alguien debió sentarse a componerla. Pero ocurre que los editorialistas de El Día oyeron las campanas de que la falta de noticias sobre el fraile escurridizo podía deberse a que su nombre es un seudónimo y se tiraron a las mortales; a falta de inmortales, supongo. No se enteraron, los editorialistas, de que hay quienes aventuran la hipótesis de que Abreu y Galindo era realmente Gonzalo Argote de Molina. No faltan referencias de coetáneos y amigos de Argote que lo ponen escribiendo una historia de Canarias de la que no hay noticia, lo que induce a sospechar que podría ser la de Abreu. Incluso se asegura que el poeta sevillano ayudó o asesoró al supuesto Abreu en el entorno de la tertulia de Cairasco. Por ahí andaba, pues.
Otrosí, la Casa de Colón. Estaban tardando en sacarla. Según El Día, los grancanarios vendemos que en ella se alojó Colón. Primera noticia, qué quieren que les diga; la habrán sacado de alguna guía de cualquier indocumentado; que haberlos, háylos bien capaces de ponerlo a desayunar leche con gofio. No entraré en los motivos de la denominación de este magnífico centro cultural porque me extendería demasiado. Los que saben, saben.
En una ocasión hablé del escrito de varios historiadores canarios, entre ellos el tinerfeño Rumeu de Armas, que ponía en su sitio el huevo de Colón con motivo del debate en el Ayuntamiento de Santa Cruz sobre si pasó por Las Palmas en su primer viaje. Y cito expresamente a Rumeu porque los editorialistas de El Día afirman que él siempre negó esa estancia del descubridor; cuando es todo lo contrario: precisamente Rumeu fue de los convencidos de que las tres carabelas (con el Almirante dentro, que si no, no vale) fondearon en La Isleta.
No dispongo de espacio para exponer los argumentos de Rumeu. Pero anotaré que basó su convicción en el sentido común y en un documento recogido en los Pleitos colombinos. En él, un tal Juan Bivas declara, en la isla de Santo Domingo allá por 1513, que estando en el Real de Las Palmas vio “venir al dicho almirante don Cristóbal Colón la primera vez que descubrió”. Esta noticia sería, seguramente, la que hizo que Alejandro Cioranescu pasara de sus reticencias al paso de Colón por Las Palmas a considerarlo altamente probable.
Con todo, insisto, lo grave no es esto. Cada cual es dueño de sus ignorancias y obsesiones. Ni siquiera es importante el aval del Gobierno a esas “tesis” pues no cabía esperar de él otra cosa, como dije. Algo más importa que El Día incite a la pelea y ayude al fracaso autonómico ya indisimulable para desviar la atención de ciertos asuntos feos y de la incapacidad del Gobierno para esbozar una política realista ante la crisis.
Lo inadmisible, a eso voy, es que el Gobierno aliente e incluso comparta una línea editorial que golpea un día sí y otro también las bases económicas de Gran Canaria. Niega sus atractivos turísticos, a los que califica de estafa a los visitantes; descalifica sus productos; se entromete continuamente en tono despectivo y con afirmaciones falsas en cualquier iniciativa grancanaria; vocifera que es tirar dinero público la más mínima inversión en la isla odiada; etcétera. Todo, ignorantadas incluidas, debe situarse en ese contexto que responde a una estrategia ruin. El mapa es una anécdota más.
P.S. Entre los libros muy recomendables figura Colón en Gran Canaria (1492, 1493, 1502). Las Islas Canarias en las fuentes colombinas. Su autor es Antonio Tejera Gaspar. Lo editó el Cabildo de Gran Canaria (Casa de Colón) en 2002 y lo prologó Francisco Morales Padrón.
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