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El Hierro: la realidad de una isla olvidada

20 de octubre de 2023 20:07 h

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La isla de El Hierro, la más pequeña de las grandes islas de nuestro archipiélago, se encuentra en una situación crítica que ha acaparado la atención pública. La llegada masiva de migrantes ha desbordado sus recursos y, su población, que lejos de perder su voluntad de ayudar, ha recurrido repetidamente a las instituciones en busca de ayuda, soluciones y responsabilidad. Sin embargo, es verdad que no hay político del más diferente pelaje que no haya pasado por la Isla, para hacerse fotos, declaraciones y promesas vacías.

El Gobierno insular, se enfrenta a este desafío con cada vez menos entusiasmo, al ver que las ayudas y soluciones no llegan. Un Cabildo que tiene que hacer frente a los problemas vistiendo santos y desnudando los demás servicios de la Isla, aportando los recursos que apaña de uno u otro lado, sin tener las competencias ni la capacidad material para hacer frente a esta tragedia.

Pero este protagonismo accidental de El Hierro y de sus desbordadas instituciones tiene su parte positiva, aunque desgarradora: el funcionamiento deficiente de la isla y de la administración insular. La ineficacia del Cabildo es un secreto a voces, un secreto que se ha extendido más allá de las aguas que rodean la isla y ha llegado a la opinión pública en el continente, un secreto que ahora traspasa las procelosas aguas que rodean dicha Isla y llega en forma de brisa a las riberas capitalinas, tan ocupadas siempre con sus pequeños pleitos personales y sus grandilocuentes relatos políticos.

La política reciente en El Hierro tuvo apenas su cuarto de hora de fama tras las elecciones de mayo con el enfrentamiento entre los hermanos Armas ─Alpidio y Javier─ que ganó el segundo con apenas 21 votos de diferencia. Alpidio y Javier, Javier y Alpidio, jugaron a la gallinita con los sillones presidenciales durante el pasado mes de julio. Al final Javier, de Agrupación Herreña Independiente ─la formación coaligada con Coalición Canaria─ fue presidente sólo una semana, lo que tardó su hermano Alpidio en recuperar la silla por medio de una fulminante moción de censura a la que se unieron todos los demás partidos a excepción del Partido Popular.

En ese pleno, Javier Armas amenazó a los consejeros entrantes con “cuatro años de infierno” para la isla del Meridiano por haberlo desalojado del poder. Y, en ese Salón de Plenos, la larga sombra del nuevo Gobierno canario ─en manos precisamente de Coalición Canaria y el partido Popular─ se hizo presente como un espectro amenazante; Si el Cabildo de El Hierro no se destaca por su eficacia y su capacidad de gestión ─las adjudicaciones y las licitaciones se demoran meses sobre las mesas de la Administración─ tener al Gobierno canario en contra podría ocasionar el colapso de la Institución Insular que, como en todas partes ─pero en El Hierro más─ resulta esencial para el funcionamiento de la Isla.

Pero ¿qué quería decir exactamente Javier Armas con “cuatro años de infierno” para la Isla? En un primer momento la clave pareció estar en la nueva consejera de Bienestar Social, Candelaria Delgado, y en el propio Javier Armas, elegido semanas después senador por la Isla en las elecciones de julio y una persona influyente en el nuevo Gobierno de Fernando Clavijo.

Apenas unos días antes de su anunciada salida de la Presidencia, el 5 de julio, Javier Armas culpaba a su hermano y denunciaba públicamente que el Cabildo de El Hierro tendría que devolver más de dos millones de euros del dinero del Plan de Infraestructuras para la reforma de las residencias de ancianos, una construcción que se abandonó tras la pandemia, que no se retomó ante la famosa subida de costes por la guerra de Ucrania y que, como suele ocurrir en El Hierro, se quedó atascada sine die en los embrollos jurídicos entre Administración y constructoras.

En realidad, más allá de los titulares grandilocuentes, la devolución del dinero por no ejecutar las obras es poco más que una cuestión de plazos, de plazos y de gestión administrativa. Se podía haber pedido una ampliación, o responder a los requerimientos de justificación. Pero estaba gobernando Ángel Víctor Torres y, además ¿quién le quita el dinero a una Administración para que no pueda arreglar una residencia de ancianos?

Lo que no contó el líder de Agrupación Herreña Independiente ─la organización insular coaligada con Coalición Canaria─ es que dos días después del escandalizado anuncio, el propio Javier Armas, iba a renunciar en nombre de El Hierro a esos dineros, aprovechando sus últimas horas en la presidencia del mismo. Lo hará en un oficio dirigido al nuevo Gobierno canario in pectore en el que solicita «se inicie la vía de compensación para que los importes no justificados sean retraídos de pagos futuros», creando ─en suma─ un acto jurídico que impedirá al nuevo Gobierno insular que encabezará el PSOE, con su hermano Alpidio a la cabeza, cualquier reclamación posterior.

No es solo un titular, ni un aviso. Parece más bien una declaración de guerra. A partir de ahora, para la isla de El Hierro las cosas no van a ser fáciles con el nuevo Gobierno canario de los socios de Javier Armas. Y, sin embargo, en la calle ─como se denomina a la del Doctor Quintero, donde se encuentra la sede central del Cabildo─ muchos saben que eso no es “el infierno”. De hecho, muchos afirman que eso, en realidad, es apenas un purgatorio. Que lo peor está por llegar.

La gestión de El Cabildo vive lastrada por la burocratización; el legalismo y la ineficacia es un lugar común no sólo en el ámbito administrativo de la Villa de Valverde ─sede de las instituciones de la Isla─ sino una vieja denuncia de todas las organizaciones insulares, los partidos políticos y la ciudadanía en general. Una licitación es un mundo, un contrato público, una eternidad. Pero en la sede insular saben además que esa ineficacia es selectiva. Un funcionario que pide mantenerse en el anonimato refiere el dicho que corre por “el palacio” insular: «si un trabajador de la Secretaría se cae, antes de que llegue al suelo ya se ha cubierto su plaza». No es poca cosa en una Administración en la que cubrir una baja, incluso en un servicio de atención prioritaria, puede llevar semanas.

No es poca cosa en una Administración en la que el secretario de El Cabildo es el marido de la responsable de Recursos Humanos y forma, junta a la Interventora ─esposa de uno de los principales empresarios de la Isla─ un selecto grupo de poder administrativo capaz de detener el Gobierno del Cabildo, hacer pasar a todos bajo el aro de las más variopintas interpretaciones legales y contables ─siempre tendentes al reparo y a la ralentización─ que milagrosamente se resuelven en cuanto alguien toca las teclas adecuadas que lo agilizan todo: Agrupación Herreña Independiente en general y Javier Armas en particular.

Si algo sabe la gente corriente de El Hierro es que el infierno es la Administración. Si algo sabe el nutrido funcionariado herreño es que esa cúpula administrativa del Cabildo tiene la capacidad de impedir cualquier Gobierno y solucionar cualquier embrollo: alargar infinitamente un contrato o, por contra, adelantar una convocatoria para excluir a los futuros competidores tras el proceso de consolidación.

Y esa élite funcionarial que controla al mismo tiempo la Secretaría del Cabildo, sus Recursos Humanos y la Intervención hace tiempo que tiene clara su elección: Javier Armas, que ha sido elegido nuevo senador por El Hierro, es decir, el aforamiento en el caso Vertederos ─por el cual la fiscalía tinerfeña había pedido hasta once años de cárcel─. Ahora espera otro fiscal en Madrid mientras Coalición Canaria dirige el Gobierno canario y su escaño en el Congreso se cuela en los endiablados resortes de la investidura de Madrid. Y el tiempo ─siempre el tiempo─ es poder. Y el tiempo otra vez juega a su favor.

Mientras ese tiempo se detiene de nuevo en la isla de El Hierro, los cayucos se amontonan en el pequeño puerto de la Restinga, las asociaciones acompañan a las decenas de menores llegados en busca de un futuro, mejor o peor. Las obras de las residencias de mayores siguen paradas y las licitaciones esperan en silencio el reparo de los dueños de la legalidad y la Administración.

El tiempo es su prebenda, su fuerza y su privilegio. El tiempo pasa y Agrupación Herreña Independiente presenta una moción denunciando los salarios de los consejeros en el Gobierno insular. Se apoya en sendos informes de la Secretaría y la Intervención. E

l tiempo pasa y Candelaria Delgado, flamante consejera de Bienestar Social, anuncia un acuerdo con el Cabildo de Fuerteventura de 11 millones de euros para crear más plazas en las residencias. No hay que decirlo, en Fuerteventura gobierna Coalición Canaria. Pasa el tiempo y en la isla de el Hierro sólo pasa el tiempo. ─ “Aquí nunca pasa nada” ─dice un lugareño. ─ “Siempre nos toca a nosotros esperar” ─se queja una anciana de Frontera desplazada a la localidad de Echedo tras el cierre de su residencia. En la isla de El Hierro el tiempo es el verdadero infierno. La verdadera maldición

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