ICONOCLASTIA
Meterse en un fregado
La alianza entre la derecha y la ultraderecha españolas estuvo a pocos escaños de gobernar pero no pudo hacerlo porque el socialista Pedro Sánchez logró un respaldo mayoritario, abigarrado y heterogéneo a su investidura.
El principal partido de la oposición sigue sin asumir que va a estar cuatro años alejado del poder a pesar de que el pacto entre el PP y Vox ha posibilitado que gobierne en la mayoría de las comunidades autónomas. A Núñez Feijóo le está costando entender que el partido que gana unas elecciones no es el que más votos consigue sino el que logra formar una mayoría suficiente para gobernar.
Ni siquiera ahora que ya lleva rodando un tiempo el gobierno actual, ha podido asumir y digerir que en política a veces se gana perdiendo y se pierde ganando. Estos últimos días tanto el PP como Vox han protagonizado escenas bochornosas de la política española y curiosamente con la indispensable colaboración de Unión del Pueblo Navarro, ese partido antiguo que en otras ocasiones fue de la mano del PP a las elecciones como marca blanca o como Navarra Suma, el trío del que se desplomó Ciudadanos por inanición y fatiga.
Ahora UPN y PP han perdido el gobierno de Pamplona que hacía mucho tiempo que estaba desnortado y que ni siquiera era capaz de aprobar los presupuestos municipales. La hasta ahora alcaldesa ha montado en cólera por la moción de censura que ha colocado al representante de Bildu en la alcaldía de nuevo.
Es importante ese matiz porque el nuevo alcalde ya había estado al frente de la Corporación en el mandato de 2015 a 2019. Por eso suena tan ridículo el ruido que quiere montar ahora UPN, PP y Vox con el repetido y falso argumentario de que el PSOE ha pactado con los terroristas a pesar de que el alcalde de Bildu ya condenó la violencia y el terrorismo de ETA en 1998, en el siglo pasado.
Lo que ha ocurrido en Pamplona es un acto plenamente democrático aunque a la derecha Navarra no le guste nada. Ha perdido de tal manera la razón que ha llegado a llamar “miserables” a los socialistas que ni siquiera van a estar en el gobierno municipal ya que seguirán en la oposición junto a UPN y PP.
Incluso el presidente de UPN llamó en el Parlamento foral “escoria” a los socialistas, asimilándolos con los terroristas. La derecha no se ha enterado aún que hace más de doce años ETA se extinguió pero a ellos les viene bien seguir utilizando electoralmente a los muertos de manera miserable en la pugna política.
La ya exalcaldesa de Pamplona hizo además unas manifestaciones intolerables como reflejo de su frustración y pataleo. Dijo que prefería fregar escaleras antes que ganar 100.000 euros en el gobierno municipal. Las declaraciones son machistas y clasistas aunque al día siguiente quisiera justificarlas y matizarlas después de la reacción generalizada de la sociedad.
Esto prueba que lo que dijo lo dijo con convencimiento porque de lo contrario habría rectificado sobre la marcha. Tampoco es de extrañar en una mujer de la alta sociedad tradicional de Navarra, educada en la universidad privada y miembro del Opus Dei.
Al menos hay que apuntar en su haber que no utilizara la violencia de Vox en el Ayuntamiento de Madrid. Ortega Smith debería dimitir de su cargo, como han pedido todos los partidos de la Corporación, excepto el suyo.
La ultraderecha siempre mira para otro lado aunque los verdaderos rufianes estén en sus filas. Ellos son los verdaderos bellacos, sinvergüenzas, canallas, y granujas. Personas perversas y sin honor a pesar de que siempre apelen a él para cometer las mayores tropelías.
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