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Pedro en el laberinto de la gripe A

Juan García Luján / Juan García Luján

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En los periódicos podía ver una imagen de México DF que no coincidía con la ciudad que él había dejado atrás: todo el mundo con mascarillas por la calle. Arístides nos lo contó en una entrevista en El Correíllo. Después de Madrid tres horas más de avión hasta Gran Canaria. El tema de la gripe porcina había desplazado el interés por los dos conciertos que pudo dar Arístides con su banda. Pedro salió a pasear por la noche por la avenida de Melenara, para despejar la cabeza después de un día de aeropuertos, aviones y conversaciones monotemáticas. Así acabo el lunes 27 de abril.

El martes Pedro amaneció tranquilo. Los que lo conocen saben que no es hipocondríaco. Pero los comentarios de sus amigos comenzaron a inquietarlo. “Tranquilo, colega, no hace falta que nos veamos hoy”. “No te preocupes, nos vemos dentro de unos días y me cuentas cómo fueron los conciertos”. Pedro estaba tranquilo, pero quería que su familia se sintiera segura. Un compañero de viaje y conciertos sintió un pizco de catarro y se acercó al hospitalel martes, le hicieron una revisión y lo mandaron para casa. El miércoles Pedro se animó a llamar al 112, le contó que había estado en México y quería que lo revisaran. “No salga de su casa, vamos a buscarlo”.

Para qué fue aquello. Llego la ambulancia con aquellos hombres enmascarados y lo llevaron al Hospital Insular. Allí esperó solo en una habitación hasta que aparecieron los médicos con mascarillas y trajes blancos. Pedro se quedó asombradito, él sólo quería que le hicieran unos análisis, pero no tenía ni fiebre, ni tos, ni catarro. Le preguntó a los médicos ¿por qué vienen vestidos así, en la habitación de al lado está E.T.? Los médicos le agradecieron su tranquilidad, pero la OMS había declarado riesgo de pandemia, se había pasado del nivel 4 al 5 cuando Pedro estaba en el hospital, así que no podían dejarlo escapar. Recogieron las muestras para mandar a Madrid y lo tuvieron 24 horas en observación en el hospital. Como Josef K., el protagonista de El Proceso de Franz Kafka, Pedro se vio metido en el laberinto de la gripe A. Había llamado al 112 para que le hicieran unos análisis y salió del Insular 24 horas después convertido en “el primer canario sospechoso de tener la nueva gripe .

En las televisiones de todo el mundo aparecía el mapa con el número de sospechosos. El número 1 sobre el mapa de Canarias representaba a Pedro. En teoría los resultados de los análisis se lo darían en 48 horas. Pero pasó el sábado, el domingo, el lunes, el martes...A Pedro le contaron el fin de semana que en una televisión habían dado su nombre. Llamó a la cadena televisiva para aclarar que él no tenía ningún síntoma de la nueva gripe, que no publicaran su nombre. En los informativos lo tuvieron en cuenta. Sin saber los datos de los análisis, el miércoles a las ocho de la mañana aceptó una entrevista telefónica en la radio autonómica para dejar claro que se encontraba bien. Una hora después lo vuelven a llamar y le dicen “espera, te quieren saludar”. En antena el locutor le cuenta en directo que la consejería de Sanidad acababa de informar que los resultados de los análisis eran negativos. “Me estoy enterando de que las pruebas fueron buenas a través de ustedes”, respondió Pedro. A esa hora los periódicos digitales comenzaban a difundir los resultados de los análisis. Pedro no tiene la gripe A, eso decía la radio y publicaban los periódicos. Pero fue el miércoles por la tarde cuando la doctora del Hospital Insular llamó a Pedro y le confirmó los resultados que la consejería de Sanidad dirigida por Mercedes Roldós había dado a los medios a primera hora de la mañana. Sabemos que Mercedes Roldós estudió Medicina, una carrera donde se aprende eso del derecho a la confidencialidad que tienen todos los pacientes. Quizá la consejera no fue a clase ese día. Tanto criticar las filtraciones del sumario del salmón y luego no son capaces de guardar la confidencialidad de los análisis de un paciente por lo menos hasta que lo supiera el afectado.

Pedro podrá salir de marcha este fin de semana. Ya no es un “sospechoso”, ya no está siendo “investigado”, ahora sus amigos quedarán con él para que les cuente la fantástica experiencia de haber trabajado como rock manager de Arístides Moreno, de haber participado en dos conciertos en una ciudad de 24 millones de habitantes, de haber disfrutado viendo a mejicanos y latinos bailando al ritmo de Horcón boys en un festival que nació para mostrar las luchas de las culturas de los pueblos frente a los excesos de la globalización. Cuando el año que viene vuelva a México a lo mejor Arístides Moreno presenta una nueva canción dedicada a lo peor de la globalización: la difusión del miedo, la pandemia del alarmismo que ha infectado a los que están dispuestos a convertir los medios de comunicación en una fábrica de miedo para poder aumentar la audiencia en tiempos de crisis.

Juan García Luján

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