Poca vergüenza en Sanidad

Así informaban ayer los periódicos del nuevo paso del Gobierno canario en su política de privatización de la Sanidad, que, no sé si se han dado cuenta, es de manual . Se deja de invertir en la pública hasta provocar carencias, se racanea con las dotaciones humanas y de equipamiento, se mira para otro lado ante la escasez y fuga de personal sanitario alentada con salarios bajos y paralelamente se aumentan los presupuestos destinados a la privada para paliar los problemas.

El resultado es el retroceso de la calidad asistencial y cuando las listas de espera se hacen intolerables, no queda sino recurrir a los dineros públicos, la gran olla de la que se sirven quienes tienen el cucharón habilitado. De manual, ya digo.

Las denuncias de privatización han sido siempre inútiles por falta de eco social; lo que el Gobierno ha aprovechado para seguir con el pie en el acelerador, mientras echa cortinas de humo como la de que los inmigrantes bloquean los servicios; unas gotitas de xenofobia sazonan el puchero. Aparte de que al final siempre tendrá a Madrid para echarle la culpa de todo; no sólo de aquello en que la tenga sino de los disparates del Gobierno canario que dispone de las competencias (las incompetencias, o sea) transferidas.

Con todo, no es esto lo más irritante ya que cabe esperarlo de un Gobierno de derechas y si la gente lo acepta sin rechistar, poco puede hacerse. Sobre todo cuando los psocialistas no se oponen a esta política sino verbalmente. Pura retórica sin tomar iniciativas de oposición real. Siento curiosidad por saber qué dirá sobre el asunto López Aguilar en el debate del estado de la autonomía, aparte de repetir que no hay por dónde cogerla. La Sanidad es de los sectores en que están claros los objetivos marcados al Gobierno por quienes lo controlan. Cuarta más, cuarta menos, es lo que hay.

Lo que más irrita, digo, es la tomadura de pelo de Paulino con la que riza el rizo al pretender que, encima, se la agradezcamos. Les hablaría de su poca vergüenza si considerara que tiene alguna. Esta es su principal carencia.