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La regasificadora: una verdad incómoda por Jabel Alejando Ramírez Naranjo

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En relación al polémico asunto de la construcción de una central regasificadora en Gran Canaria, con el fin de iniciar la implantación del gas natural licuado como medio de abastecimiento energético, me gustaría hacer algunas aclaraciones y comentarios, y ofrecer así una visión aquilatada de la situación.

Para ello procederé a analizar las tesis habituales, que últimamente los grancanarios no paramos de escuchar, y que son, por este orden, las siguientes:

1. La regasificadora es necesaria a toda costa y por tanto su implantación es obligatoria y esta fuera de toda discusión, siendo el lugar de su localización en la isla el único objeto de debate.

2. Ello es así porque las energías renovables no son una alternativa real, y aunque lo fueran es mucho más beneficioso el gas.

3. A largo plazo, el gas nos librará de posibles crisis económico-energéticas.

En respuesta a estas afirmaciones, quiero expresar:

1. Que Gran Canaria necesite del recurso energético del gas no es ningún hecho científico, ni un dogma de fe, y además no es cierto. El gas es solo una de las posibles opciones, y no la mejor, para afrontar el futuro energético de Gran Canaria. No es la mejor opción sencillamente porque esto implicaría que, aparte de continuar con la dependencia exterior para el abastecimiento de energía, poniéndonos a merced de un mercado, como es el de los combustibles fósiles, que empeorará y se volverá muy inestable en los próximos años, la incorporación del gas supondrá una inversión absurda a estas alturas, ya que las reservas de gas no son mucho más abundantes que las de petróleo y comenzarán a experimentar los mismos problemas que el petróleo en menos de dos décadas previsiblemente. Recordemos que la operatividad de una regasificadora supera con creces esta cantidad de tiempo. Esto significa que tendremos que soportar durante muchos años una carísima y colosal instalación industrial, que será totalmente ineficiente y económicamente obsoleta en un plazo corto de tiempo. Es por tanto una inversión inútil que supone “pan para hoy y hambre para mañana”. Por otro lado, numerosos estudios, al alcance de cualquiera, señalan que este tipo de complejos industriales son altamente peligrosos y perjudiciales para el medio ambiente en el que se encuentran. Pudiendo llegar a ser incluso objetivo de ataques terroristas.

2. Que las energías renovables no son una alternativa hoy por hoy es sencillamente falso. Esta tecnología está ya muy madura y recientes estudios de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales dictaminan que sólo con el potencial eólico disponible en Gran Canaria, se podría cubrir casi el 70 % de las necesidades energéticas y de desalación de agua de la isla sin contar con la aportación de otras fuentes renovables. Por otro lado, también es falso que habría que llenar la isla de “molinos”, ya que el potencial energético en cuanto a viento, está concentrado principalmente en una pequeña superficie de la isla, que cuenta con una de las densidades energéticas más alta de Europa de este recurso. Es decir, que con aprovechar una pequeña parte del territorio con la tecnología de aerogeneradores adecuada sería suficiente. Aparte de esto, también contamos en esta tierra con un enorme potencial de energía solar, con la mayor cantidad de Kilowatios/hora pico por día de Europa. Y afortunadamente tenemos además una accidentada orografía que permitiría la construcción a muy bajo coste de centrales mini-hidráulicas de gran eficiencia, para almacenar y producir energía eléctrica. Por último, también existirá la posibilidad de implantar, recogiendo el excedente de energías renovables, nuevos sistemas de almacenamiento de la energía, como el hidrógeno, con el que se podría generar combustible limpio para una parte significativa del parque móvil de la isla, sin verter ningún tipo de contaminación.

3. Todos los expertos coinciden en que la producción de gas comenzará su declive sólo unos pocos años después que la del petróleo, por lo que su uso sólo conseguirá retrasar un pequeño margen de tiempo lo inevitable para aquellas sociedades que dependan de los combustibles fósiles. Esto significa que, si bien es cierto que actualmente el gas representa una forma relativamente barata de obtener energía, lo es también que en poco más de una década el gas dejará de ser un combustible barato y la escalada de precios que ahora se está produciendo con el petróleo, se reproducirá con el gas; esto implica que a medio plazo desaparecerán todas las ventajas que ahora representa la implantación del gas, es decir, en otras palabras, el gas no es una aportación energética sostenible.

Sin embargo, si la enorme inversión que se tendrá que emplear en construir, explotar y mantener la regasificadora, inversión que como hemos dicho no es rentable ni sostenible a largo plazo, se empleara para desarrollar una infraestructura energética basada en energías renovables, conseguiríamos ser un modelo energético a seguir en todo el mundo y nos pondríamos a la cabeza mundial en cuanto a desarrollo tecnológico y eficiencia energética, lo cual contribuiría a desarrollar una importante industria autónoma, que potenciaría nuestra economía actualmente hiperdependiente del turismo y de las inversiones exteriores. De lo contrario nos encontraremos dentro de 20 años con unas infraestructuras obsoletas, no amortizadas en términos sociales, y que nos obligarán a depender de un recurso escaso, que se habrá tornado en carísimo. Es crucial iniciar este tipo de avances ahora que todavía existe la posibilidad del abastecimiento mediante petróleo, con el fin de lograr un desarrollo adecuado para cuando la situación internacional se haya vuelto complicada, ya que alcanzaríamos así una ventaja estratégica muy valiosa, que posicionaría a Canarias, y quiero insistir en este hecho, como una región tecnológica y socialmente avanzada, y sobre todo en una región autónoma y próspera.

A modo de conclusión me gustaría destacar que vivimos en el Oriente Medio de las energías renovables y que no aprovechar ahora las ventajas que ello supone, como se está haciendo en otros lugares con administraciones responsables y concienciadas, significará un gran error a medio plazo. El futuro se encuentra en hacer una apuesta firme y decidida por las energías renovables.

* studiante de final de carrera de Ingeniería Superior Industrial Jabel Alejando Ramírez Naranjo *

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