El riesgo de “mercantilizar” la donación de sangre

Esta semana el Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia ofreció en su campaña de promoción de la donación en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria “una entrada para un festival a cambio de una donación de sangre”. La primera impresión puede hacernos pensar: ¡qué detalle, vas a donar y te llevas una entrada para una fiesta! 

Pero dar una entrada que tiene un precio de 20€ por donar sangre, tiene un riesgo. Porque la donación de sangre debe estar fundamentada en la solidaridad, la voluntariedad y el altruismo y el obtener este premio a cambio de tu donación desfocaliza ese fundamento y la obtención de una entrada puede pasa a ocupar la prioridad y eso puede poner en riesgo al donante y al receptor de esa sangre. 

La donación de sangre es un acto sencillo, pero ciertas enfermedades, viajar a zonas de riesgo, la realización de algunas pruebas médicas, tatuajes, piercings, algunos tratamientos médicos, etc. impiden la donación de sangre de forma temporal o definitiva, por eso la donación de sangre está controlada por profesionales médicos y de enfermería. Pero para asegurar al donante que la donación no va a suponer un perjuicio para sí mismo o para el receptor, es imprescindible que sea sincero sobre sus hábitos y su estado de salud. 

El fomento entre la población de la donación de sangre es un objetivo prioritario en cualquier sistema de salud, pero la promoción de la donación ha de estar centrada en la voluntariedad y el altruismo. Así está recogido la normativa española que define “la donación voluntaria y altruista como aquella en la que la persona dona sangre, plasma o componentes celulares por su propia voluntad y no recibe ningún pago por ello, ya sea en efectivo o en alguna especie que pueda ser considerada sustituto del dinero”. 

En educación se considera contraproducente retribuir a los hijos por sacar buenas notas, porque un premio puede ser eficaz a corto plazo, pero a la larga puede requerir incentivos mayores y porque pueden dar lugar a mentirijillas o trampas para obtener el premio prometido. Si el premio de la educación ha de ser el propio aprendizaje, el premio a la donación de sangre debe fundamentarse en la propia expresión de solidaridad que permite poder contribuir con responsabilidad a la salud de las personas enfermas.