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Román, a los puntos

José A. Alemán / José A. Alemán

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Ayer, Federico Utrera comentó aquí mismo la sorprendente relevancia adquirida por el solitario escaño romaní en el Congreso. La combinación de la torpeza del inútil voto de CC en el Senado contra los Presupuestos y su odio siciliano al diputado de NC, que comparte el PP, son una buena explicación. Ya he dicho otras veces que Román los pone tan de los nervios que se ciegan al punto de otorgarle un plus de consolidación a su partido, Nueva Canarias (NC). En el Congreso y en las Islas.

No advirtieron, les tengo dicho, que el deporte forja el carácter y a Román la práctica del boxeo le enseñó a encajar las tiradas del adversario y permanecer al acecho para colocar sus golpes y sumar puntos en un combate que obliga a administrar los tiempos. Cuando CC lo creía KO o a punto de tirar la toalla, al principio de la legislatura adánica, aguardó a que sus rivales se impacientaran de golpear en vano y cometieran algún error.

Hasta que se salió (o lo salieron, da igual) de CC con grande alegría de sus dirigentes que tiraron voladores (no sé si pagados con fondos europeos) contentos de librarse de él. Surgió entonces NC entre las burlas de sus antiguos correligionarios; pero lo cierto es que en las elecciones autonómicas más que duplicó los votos obtenidos por Mar Julios, la única diputada que obtuvo CC en Gran Canaria. NC, como saben, quedó fuera del Parlamento canario gracias a la ley electoral, que Dios libre y guarde. Otro golpe románico que desató terrores góticos.

No fue cosa poca el uno-dos con que dejó en palanca a CC en el Congreso. Lo llamaron traidor, pero el alineamiento a calzón quitado de los paulineses con el PP, que modificó los términos de un acuerdo que chirriaba ante la drástica ruptura nacionalera, delimitó el ámbito de la derecha y le proporcionó, a Román, la perfecta coartada de la coherencia perdida a este lado del Guiniguada.

A los comentarios cada vez más positivos que uno escucha por ahí, se añaden ahora la valoración de Federico Utrera y la conversación que Paco Pomares sostuvo el otro día con Alarcó: el vicepresidente del Cabildo tinerfeño puso de manifiesto que el PP lo sigue odiando tan a muerte como CC. Pero ya no se ríen; lo que suma más puntos.

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