El señor X ha dicho que el PSOE mata cuando tiene que matar y secuestra cuando tiene que secuestrar, pero ni un solo fiscal, ni un solo juez se ha atrevido, ni tan siquiera de oficio, a empurarlo o, por lo menos, a acusarlo; o simplemente a tomarle declaración en el juzgado. Inaudito. Ahora se mofa del poder judicial, al que pinta como marioneta del partido gubernamental, y nadie rechista. Y menos un derechista. Esa misma frase la digo yo y ya tengo un agente policial en mi casa notificándome una citación ante el juez. Ha tenido que ser el PSOE el que se ha movido para querellarse contra el político lenguaraz porque parece que en este país los jueces y fiscales están para otra cosa. ¿Acaso no hay arrestos en la judicatura y en el ministerio público para enfrentarse a un chulo con aires de matón de barrio? ¿No hay atributos suficientes entre los jueces y fiscales o es que quizá están muy ocupados con los casos de corrupción del PP en Canarias? Soria, el señor Salmón (las páginas de economía son de este color), es muy dueño de decir lo que quiera. La libertad de expresión está recogida en la Constitución. Pero siempre y cuando no delinca. El fiscal García Panasco lo explicó el otro día: las declaraciones de algunos políticos en las Islas están bordeando el delito. ¿Bordeando, dice? Bombardeando, más bien. Los políticos tienen demasiados privilegios y el ciudadano medio ya se está cansando y hartando de tanta prepotencia. Un político con cargo público cobra una buena pasta, mucho más que el salario medio interprofesional; le pagan dietas, viaja gratis, come en restaurantes de cinco tenedores y se hospeda en hoteles de cinco estrellas a costa del erario público, goza de prebendas y canonjías. Si es parlamentario, está aforado y no se le puede juzgar sobre la marcha como a usted o a mí. Así no me extraña que a alguno se le suba a la cabeza y se coloque seis escalones por encima de los demás mortales. Aunque los hechos dan la razón a Soria, como antes a Pacheco cuando dijo que la Justicia era un cachondeo, en una cosa no la tiene: en creer que ganará las elecciones si no lo detienen antes, “si el PSOE no me detiene antes” (sic). El PSOE no lo detendrá. A lo mejor lo hará la policía por orden judicial, pero si de aquí a mayo no es detenido por sus excentricidades contra la ley, tampoco ganará las elecciones. Da la impresión de que quiere hacerse el haraquiri para curarse en salud, visto el panorama poco halagüeño que se le avecina. Cuando lo descabalguen de su poltrona, democráticamente, todos habremos ganado, incluyendo a los populares, aunque ellos no lo sepan todavía.