La portada de mañana
Acceder
La guerra entre PSOE y PP bloquea el acuerdo entre el Gobierno y las comunidades
Un año en derrocar a Al Asad: el líder del asalto militar sirio detalla la operación
Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal
Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Tiempo de incertidumbre

Rafael Álvarez Gil / Rafael Álvarez Gil

0

Por el contrario, esa óptica de la historia, en que todo ocurre como secuencias continuadas, sin espacios humanos intermedios para la alegría, la congoja o el anhelo de las personas, sin hueco para cafés, ni lugar para el enamoramiento, no nos vale para contemplar el presente, el nuestro, con el que nos ha tocado lidiar.

Toda vez, que los grandes hitos, salvo los acompañados de violencia y luminosidad escénica, desfilan ante la apacible mirada del diario acontecer, sigilosos a nuestra advertencia. Se suceden ante nosotros, paseándose discretamente, con alevosía, sin que podamos percatarnos.

Sólo somos conscientes de que algo constituye historia, de su enorme importancia, cuando lo enmarca algún ensayo de pronta publicación.

Pues bien, General Motors ha solicitado la suspensión de pagos. Todo un acontecimiento en la era industrial. Un hecho tan extraordinario por quien lo protagoniza, el gigante de Detroit, como por la respuesta política que le ha sucedido.

El gobierno estadounidense, nada sospechoso de ser amigo de nacionalizar y cómplice de apropiaciones, controlará el 60% de la empresa. Aunque, bien es cierto, será de manera definida y con el fin de sanearla. Verlo para creerlo. Una nueva gesta, tan valiente como arriesgada, de Obama.

Vivimos tiempos de incertidumbre. Stefan Zweig, escritor austriaco de la primera mitad del siglo XX, en su autobiografía titulada El mundo de ayer (ed. Acantilado), retrata con una pluma extraordinaria, tanto la vieja Europa anterior a la Primera Guerra Mundial como la esterilidad del período de entreguerras. Todo ello, con una dosis de añoranza, pero igual de intensa, que su convicción por una Europa unida y enriquecida desde su diversidad. Sufrió el nazismo y vio una Europa angustiada que estaba quedando asolada por la destrucción. Él tampoco entendía su tiempo.

Aspectos y parámetros, que hasta hace bien poco fueron indiscutibles, comienzan a ser cuestionados. Nos hallamos en la postmodernidad. Las luces de los ilustrados, que dio origen a la modernidad, se han apagado.

Los valores y las ideologías, tan plurales como provechosas, que sirvieron a nuestros mayores a esclarecer sus ideas y tomar el mundo por montera, no están ahora presentes. Se han desvanecido. Todo se confunde y se enmaraña.

Nosotros, huérfanos de una narración o metarrelato que complete nuestra existencia, sin estructura de pensamiento que favorezca que nuestras vidas adquieran seguridad, estamos invitados a convivir con la incertidumbre de lo que resulta tan necesario como irremediable: tener que darle sentido a nuestra existencia. Tarea nada fácil.

A mi amigo, que no llega a los treinta y anda ofuscado con una chica que ya conoce varón, su banco le ha llamado para ofrecerle un plan de pensiones. Le han dicho que es rentable de cara a su futuro, propio para clientes con perfil conservador. Le ha entrado vértigo y lleva dos días sin salir de casa.

Resulta que tenemos que comenzar a vivir sin soñar ni gestar planes. Los proyectos vitales quedan postergados. Relegados por la inexistencia de oportunidades. Alejados de la euforia del consumo y el bullicio de la alegría.

Vidas grises, anodinas y hastiadas por la monotonía, que son más propias de la República Democrática de Alemania de la década de los ochenta, que de la sociedad de la embriaguez que se vociferaba.

La generación de españoles que despertó a la vida durante la Transición y los primeros años de la democracia, mal que bien, encontró un horizonte vital repleto de ocasiones y lleno de ilusión. Enganchar con la construcción de las comunidades autónomas, la creación de las distintas universidades o sumarse a los numerosos medios de comunicación que en ese momento emergieron, les permitió contemplar, un proyecto de futuro, ya fuese personal o en pareja, medianamente razonable.

Por el contrario, las andanzas y desventuras de mi generación, que por no vivir, no ha vivido ni el 23-F, pero llena de inquietudes, garra y ánimo de revertir en la sociedad lo adquirido, le ha salido la vida al encuentro sin ninguna seguridad. Aunque, por el momento, como diría Gil de Biedma, sólo el azar nos dirá si es definitivo.

*Secretario de Comunicación del PSC-PSOE Rafael Álvarez Gil*

Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Etiquetas
stats