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El valor de López Aguilar
La última fue el supuesto incidente de Aguilar con la policía de fronteras neoyorquina. Al llegar al JFK de New York, el hombre tiró de móvil en el control de entradas. Debía enlazar con un vuelo a Washington, para asistir en la Casa Blanca a la reunión programada con el equipo electoral de Barack Obama, y necesitaba asegurarse de estar en tiempo de no perder el avión. La Policía le recordó la prohibición de utilizar el artilugio en aquel punto del aeropuerto, Aguilar lo guardó, explicó el problema y los propios agentes le indicaron adonde tenía que dirigirse para embarcar.
Nada de particular, pero el odio ciega y si le une la mentira, el arma política preferida de CC-PP, puede resultar contraproducente. Los peperos dieron a la anécdota, si es que el hecho alcanza ese grado, dimensiones y rango de grave incidente, con bronca y retención policial de Aguilar incluidas. Para reforzar la falsa imagen de loco de atar que proyectan del ex ministro, dado que no pueden hacerlo callar. Pero se les volvió en contra.
No tuvieron en cuenta, por pura ignorancia pueblerina, que Aguilar viajaba con pasaporte diplomático como vicepresidente de la Asamblea del Consejo de Europa, lo que le da inmunidad, y que su destino era la Casa Blanca donde, la verdad, no creo que admitan grillados en sus reuniones. Quienes conozcan mínimamente cómo funciona ese mundo y hagan uso de su sentido común saben que no coneja la bronca y la retención de alguien que, además de ir con pasaporte diplomático, fue miembro del Gobierno de un país aliado, es cargo destacado de un partido gobernante y domina el inglés, de modo que ni siquiera se puede alegar malentendido idiomático alguno.
CC-PP quiere desprestigiar a un valor claro de la política canaria y española, con una larga proyección internacional porque lo tienen atravesado. Ocultan, nacionaleros y peperos, que ha obtenido ya dos victorias electorales consecutivas frente a ellos y no reparan en lo grotesco de sus esfuerzos para disminuirlo con especies como la de que Zapatero nos lo mandó a Canarias para sacarlo del Gobierno y quitárselo de encima; y que, en su afán de alejarlo, lo promocionó nada menos que como cabeza de lista para las europeas de junio, en vísperas de que España acceda a la presidencia rotatoria de la UE. No les dice tampoco gran cosa que en la Prensa europea cercana a las instituciones se baraje el nombre de Aguilar como posible comisario de la UE. Algo al alcance de cualquiera de los que lo denigran, como bien saben.
En esa misma línea, minimizan la labor de Aguilar al frente del Ministerio de Justicia, entre marzo de 2004 y febrero de 2007. Dicen que nada hizo y de ahí las urgencias de Zapatero por enviar a semejante inútil al corazón de la UE. Nueva mentira que pone de manifiesto el balance oficial de su mandato: sacó adelante nada menos que 21 leyes hoy vigentes y envió al Congreso 30 proyectos de ley que se tramitaban en el momento de su salida del Ministerio. En su haber figura la modificación de la normativa de divorcio y de la custodia compartida; el matrimonio de homosexuales; los programas de atención a la víctimas de agresión sexual; la creación de los juzgados de Violencia sobre la Mujer, la modificación del Código Penal para reforzar las sanciones en esta materia y un largo etcétera que abarca leyes y proyectos de dinamización de la economía, de protección a los discapacitados, de mejora del servicio público de la Justicia. Es imposible resumir aquí su trayectoria en Justicia por lo que sólo mencionaré su intensa actividad en el marco de la cooperación jurídica internacional, que no se le da mal. No está CC-PP ante un cualquiera sino de un político joven que sigue creciendo y que además es de aquí.
Al margen de los desacuerdos con su modo de hacer política, es uno de los grandes valores que ha dado Canarias; aunque no le guste a CC-PP ni a sus asistentes mediáticos, que le han negado hasta la condición de canario. La destrucción del paisano que sobresale es tradicional. Sobre todo si a alguien le viene bien presentarlo, cual es el caso, como un individuo sin escrúpulos que utiliza el aparato del Estado para ir contra quienes han demostrado de sobra carecer de ellos.
Dada la ruindad ambiental, alguien volverá a preguntar cuánto me pagó Aguilar por este recordatorio-recuento al alcance de quien quiera verificarlo. Por eso reconozco antes de que me trinquen que una vez, en un hotel de Madrid, me invitó a un cortado; con un vasito de agua, todo hay que decirlo. Ser agradecidos es de bien nacidos, ya saben.
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