La comparencia de Jorge Rodríguez del martes pasado ante el juez Javier García, paciente orfebre de la operación Faycán, está dando para mucho. Su reconocimiento de algunos trabajos de asesoría para Grupo Europa antes y durante su elección como diputado y su designación como portavoz del PP en la Cámara, tiene perfecto encaje en lo que el Código Penal tipifica como tráfico de influencias. Pero aún sigue siendo presunto el señor Rodríguez, insistimos, que de juzgarle ya habrá tiempo. Reconoció, por ejemplo, dos trabajos muy monos, uno sobre las competencias de los Cabildos en materia de vivienda y otro sobre la RIC por los que reconoció haber cobrado en total entre 38.000 y 40.000 euros. El primero lo hizo en 2004 y el segundo, en 2005. Luego, no estaba fuera de la política, como declaró Antón Marín. Añadan todo lo demás, como apuntamos en nuestras informaciones de este lunes.