Para que los medios de comunicación le prestaran atención y divulgaran los grandes proyectos que Cortezo tenía para el islote del Francés, el promotor no ha parado de invertir en publicidad sobre sus chalets en Hoya Pozuelo. Fracasado el icono de Arrecife, va a tener que seguir metiendo pasta porque ahora ha vuelto a fijar sus ansias inmobiliarias en el Estadio Insular. Cortezo quiere que las asociaciones empresariales y la Cámara de Comercio le respalden en su idea de hacerse con ese suelo público para levantar allí un edificio emblemático (y dale) con viviendas de lujo y oficinas (y dale que dale) y una plaza y aparcamientos para que los vecinos no protesten. Contra esas pretensiones ya se han rebelado algunos empresarios, que no ven con buenos ojos una operación especulativa en un suelo que tiene finalidad pública. De hecho, el Cabildo realizó en este mandato un concurso de ideas del que salió premiada la iniciativa de Casariego & Guerra de una intervención pública, con un gran parque urbano para uso puramente ciudadano. Por lo tanto, ya les adelantamos que Cortezo financiará la campaña electoral de aquel que le compre la idea. No es la primera vez que el empresario se empeña en esta operación: en una ocasión quiso cambiar suelo protegido en Güi Güi por esa parcela, y le dijeron que se buscara otro caprichito.