La pasión por Paulino Rivero, convenientemente mezclada con el ímpetu independentista del ilustre editorialista llevó en agosto de 2009 a don Pepito a proclamar al mundo que “Paulino Rivero es la persona más adecuada para presidir temporalmente la República Independiente de Canarias”, cuyo proceso de creación calculaba entonces don José se iniciaría el año siguiente, 2010. En ese mismo editorial, el director-editor de El Día profundizaba en su admiración por el presidente del Gobierno: “Sí queremos mencionar la figura excepcional de Paulino Rivero, presidente del Gobierno de Canarias; un hombre honesto, injustamente degradado por el socialismo oportunista que también padecemos en Canarias. Creemos en su honestidad y en su buen gobierno, y no creemos en esa inocentada a cuenta de su sobrina. Un asunto al que nadie le da importancia”. Menos de dos años después, El Día amenaza a Rivero con publicar unos enojosos papeles de finales de los años noventa donde el diario parece haber encontrado un motivo para sospechar de un caso de corrupción: “Estamos completando la documentación -amplísima- sobre las andanzas en México de los allegados muy próximos del candidato a la presidencia. Se echarán las manos a la cabeza nuestros lectores cuando conozcan con detalle este asunto”, escribía este mismo viernes. Rivero ha dejado de ser el preferido para presidir Canarias. En su lugar, don Pepito ha decidido que el ungido debe ser el delegado en Canarias de un partido de los que él llama “estatistas”, y para colmo el menos autonomista y más antinacionalista, el PP: “El presidente debe ser un hombre canarión, pero con estilo, llamado José Manuel Soria, que ganó las elecciones”. Ah, con estilo. El mismo que tiene don José para dar esos tumbos tan espectaulares. Y los alegres grumetes soplándole las velas y achicando agua.