Desconocemos a estas alturas del Parque si al flamente concejal de la cosa social santacrucera le pone de los nervios ver entrar y salir de un despacho municipal a la Niña Tavío con su Zerolo. Dale que te pego a la lengua (no sean mal pensados) a cuenta del repacto CC-PP en el bastión fetiche de ATI. Dicen los que saben de entresijos y bambalinas municipales que el arrejuntamiento de conveniencia ordenado por Soria y Rivero está a punto de caer, pero que sólo se resiste las ganas de Zerolo de jeringar el futuro de Ángel Llanos. Sólo así se puede entender tanta salida de tono del que se puede quedar con cara de tonto en este baile: Nacho González, de su CCN, vino este jueves a sacar el lado privado de otro caso de libro que redacta la fiscal María Farnés Martínez: Parque Marítimo. Desagradable como él solo puede ser cuando quiere, Ignacio Gonzalez dijo literalmente que todo el asunto del Parque era poco menos que cuestión de cuernos entre el denunciante Felipe Campos y el arrendatario Luis Gil. “Estamos de bronca por una piba”, palabras textuales. Una rusa. “Esto es un contencioso personal, una perestroika chicharrera”. Archipiélago Gulag, añadimos nosotros.